En las manos del presidente (COMPLETADO) romance Capítulo 31

Cinco meses después.

Ian se quedó mirando la foto que tenía en sus manos, era el día de su boda y se veía claramente feliz de haber dado ese enorme paso. Odiaba de sobremanera tener que depender de alguien que le pagó de la manera más ruin de todas. Quiso protegerla, tenerla con él y darle todo lo que quería sin ningún problema.

— ¿No han sabido nada de ellas? —le preguntó a Leonard, en cuanto entró a la oficina —. Michael parece que también desapareció de la faz de la tierra junto con ellas.

— Lo entrenaste para cumplir tus órdenes y eso es lo que está haciendo, protegiendo a tu esposa — le pasó un sobre —. Aquí están la casa de tus padres, disfrutando de lo maravilloso antes de que fuéramos a buscarlos.

— Hasta mis padres me traicionan. Esto es el colmo — apretó las fotos —. Debieron de decirme en cuanto pasó, pero decidieron callar durante cinco meses.

— Estabas muy débil y eres nuestra responsabilidad — era cierto —. No podíamos arriesgarnos a que alguna de esas balas hubiera tenido veneno, porque sin duda tus heridas tardaron mucho en sanar, y dejaron secuelas.

— Mis heridas son lo de menos — chasqueó la lengua —. En este momento lo único que deseo es poder conseguir algo de información que me pueda servir para encontrarla, porque no me quedaré con la duda de que mi esposa me haya…

— Superalo, ahora tenemos que tratar que todo el país se calme y deje de estar buscando la manera de acabar contigo — palmeó su hombro —. Por si deseas saber, Valeria continúa siendo castigada, según las palabras de Zaid.

— No siento que esto esté pasando, lo único que sé es que Zaid es muy blando con ella — movió su cabeza de un lado a otro —, pero es lo de menos, ella es muy devota de sus amigas y eso es algo que no me encanta, porque no será fácil para mi saber todo lo que oculta.

— Él no dejará que la tortures hasta que desee su propia muerte, es su tesoro más grande como para que le digas que quieres hacerle eso, ¿Te has vuelto loco?

— No me importa, si con eso consigo saber en dónde diablos está mi esposa, pues es lo de menos — movió su cabeza de un lado a otro —, pero ya sé como la encontraré, y no hay una mejor persona para eso que su estupido hermano.

— ¿Ese que desapareció durante años y que volvió de la nada? — dejó salir una carcajada ruidosa —. Ese lobo ya no está, se marchó dejando todo atrás, por lo que te aseguro que tienes que hacer muchas cosas para encontrarlo — se lamió los labios —, ¿Te quedarás aquí o irás conmigo hacia la casa de Leonard?

— Vamos, ya no sé qué más haré aquí — tomó su bastón —. Me tomé varias pastillas y el dolor crece como los mil demonios — murmuró, pasándose la mano por la rodilla —. Tengo que encontrarla o voy a  morir de dolor.

— Ella tampoco debe de estar pasándola bien estando sola por ahí — le abrió la puerta —. Yo tengo que usar maquillaje, mi nariz sangra más de cien veces al día y ya me han hecho varias transfusiones de sangre.

Esto me está matando — cerró los ojos con fuerza —. Mi espalda duele, mi columna también y creeme que estoy a nada de matar a mis padres yo mismo por dejarle todo fácil a Rachel.

******

Zaid cruzó los brazos en su pecho mirando a Valeria retorcerse como si la cadena que tenía en su tobillo le resultara incómoda, y no lo era. Sólo estaba para que se moviera libremente por la habitación, que la usara como si nada. 

— Ya es suficiente, no puedes estar en ese plan de querer salvar a tus amigas y que tú estés encadenada a una cama, ¿No crees que ya ha sido suficiente? — se puso de cuclillas —. Estás gastando energías…

— ¿Tú me dijiste el lugar en donde estaban los bebés de Carla y Rachel? — preguntó, moviéndose —. La respuesta es la más clara de todas, tú crees que yo decidí desconfiar de ti, pero no es asi, creeme que no quise hacerlo, pero verlas llorar porque ustedes sólo piensan en el poder, nosotras en el bienestar de nuestra familia, siento mucho que te hayas casado con una persona como yo, pero no voy a cambiar de parecer por más que quieras.

— Eso es algo que está por verse — agarró su tobillo —. Me gusta verte de esta manera, es más sexy y eres más fácil de doblegar — se pasó la lengua por los labios —, pero no quiero que pienses que me gusta tenerte de esta manera, no es lo que quiero para ti, tampoco para mi...  por favor, coopera conmigo.

— No puedo estar así contigo, ¿No crees que ya es suficiente? — bajó la mirada—, ¿Las personas no dirán nada? Ya llevo cinco meses aquí metida,  ¿No crees que sería extraño todo esto?

— No lo sería si tu pusieras de tu parte también para salir de aquí — ladeó la cabeza, mirándola decepcionado —. Estoy tan cansado de todo esto, han pasado cinco largos meses, en los que tú no cooperas en nada, no me ayudas y tampoco te dejas ayudar, ¿Qué hacemos?

— Tienes que dejarme salir, ser libre sin ti — abrazó sus piernas —. No quiero estar más tiempo contigo, ya me tienes como tu maldita esclava… no he salido de la habitación desde lo ocurrido con Rachel y Carla — lo miró con odio—. No sabes lo miserable que me siento en este momento, lo infeliz que soy y como…

— Silencio — apartó el cabello de su rostro —-. Sólo estás diciendo cosas para que te deje ir, lamento decirte que estás fracasado miserablemente.

— Le diré a todos la clase de persona que eres, como me tienes aquí encerrada muy en contra de mi voluntad y que tienes gustos extraños por las conejos como yo — levanto el mentón —. Que me compraste en un prostíbulo y que…

— Serás una hija de puta — golpeó el piso con la palma de la mano, logrando que se asuste —. Te saqué de ese lugar, nunca hice algo que te pudiera hacer daño…

— Me violaste — tragó en seco, al recordar su primera vez y como la había destrozado esa noche —. Te rogué que te detuvieras, pero seguiste encima de mí como si nada, mientras yo te imploraba que no me tocaras, que me iba a portar bien — sus labios temblaron —. Recuerdo todo a la perfección, no sabes como me siento, la miseria de vida que me has hecho pasar… eres un maldito hijo de puta, tienes que morirte.

— Detente, sólo estás diciendo cosas por el enojo —la agarró del brazo —. Vamos a detenernos por hoy, te daré un baño y después…

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