Encuéntrame romance Capítulo 29

Después de una mañana donde su mente fue caos y confusión, Xavier salió en su auto sin esperar siquiera que se terminara la hora habitual. Todo dentro de él quería estallar, explotar por la frustración y la desesperación que sentía en todo este tiempo.

«¿Cómo podía ser ella tan estúpida cuando esta vez él ni siquiera hizo nada?», Golpeó el volante y se dijo a sí mismo que lucharía en contra de él mismo por no verle la cara en mucho tiempo. Pero había una cosa que debía hacer antes, y eso era hablar con Oliver lo más pronto posible.

Estaba al tanto que era una mala educación llegar al medio día a una casa, pero le importaba un carajo ahora mismo las etiquetas, necesitaba quitarse la espina de una vez por todas, y no esperaría ni un minuto más.

Estacionó frente a la casa de Oliver y tocó su puerta tratando de acompasar un poco su rabia. No tuvo que esperar mucho porque la mujer de Oliver apareció de inmediato.

—¿Xavier? —preguntó Eleonor con cara de asombro—. Por favor, pasa… ¡Qué sorpresa!

De alguna forma su bienvenida le hizo soltar el aire y gestar una sonrisa forzada. Le dio un beso en la mejilla y recibió un abrazo sin remedio.

—¿Cómo estás? —preguntó con cortesía, aunque lo que más quería era ir rápido con Oliver.

—Todo bien por aquí… apuesto que quieres hablar con Oliver.

—Lo adivinaste.

—Vamos, está en su biblioteca encerrado —dijo torciendo los ojos—. Ya sabes, buscando aumentar su sabiduría.

Xavier asintió caminando detrás de ella, y luego la vio dando unos toques suaves en una puerta, para que la voz de Oliver respondiera que pasara, y en cuanto lo vio aparecer en su despacho, él se levantó enseguida cambiando su semblante.

—Xavier —dijo casi en susurro—. He intentado comunicarme contigo —Le asomó una silla y luego Eleonor intervino.

—¿Quieres un café? Dentro de poco estará el almuerzo. Nos encantaría que te quedaras.

—No, Eleonor, no quiero molestar, seré rápido, pero te aceptaré el café.

—No tienes que irte —intervino Oliver—. Además, debemos hablar muchas cosas.

Xavier tomó un respiro y no le quedó de otra que asentir, para ver que Eleonor pareció emocionada.

—Siéntate —le dijo Oliver una vez estuvieron solos.

—Ahora mismo no quiero, Oliver, estoy un poco…

—Imagino que debes estar molesto —refutó Oliver sentándose en su sillón mirándolo directamente.

Así que Xavier arrugo su ceño y devolvió la mirada con enojo.

—¿Qué es lo que tratas de decir?

—Lo que aquí digo… es que estás así de molesto porque Anaelise ha puesto fin a la relación que ustedes estaban teniendo Xavier.

¿Qué?

¿Acaso Ana había hablado a Oliver sobre ellos?

Cox iba a soltar cualquier cosa, pero antes de eso, Oliver intervino de nuevo.

—Ella no me lo confesó, de hecho, negó todo hasta el final. Y me dolió mucho, son 14 años Xavier, 14 años en que pensé que ella tendría la confianza suficiente para decirme cualquier cosa, y más una como esta. ¿Qué estabas pensando?, ¿quieres acabar con tu vida?

Xavier quedó completamente mudo por toda la información que estaba recibiendo de parte de Oliver, y solo pudo preguntar una cosa.

—Si ella no te lo dijo, ¿Cómo asumes lo que estás diciendo?

—Nunca estuvo en mi plan ir a verla con ese propósito —explicó muy calmado—. Tú mismo me dijiste que no la habías visto, y estaba preocupado por lo de la muerte de Edward. Pero, cuando le hablé de ti, y le informé que acaba de hablar contigo, ella cambió del día a la noche, y eso sin contarte cuando mencioné a Olivia.

Xavier por fin se sentó en la silla frente a Oliver mientras pasó sus dedos por los ojos, apretándolos.

—No es lo que piensas, Oliver… —se defendió.

—Es lo que pienso, y temo por ella y por ti. ¿Has pensado que alguien más se entere de esto? Sería tu fin Xavier, incluso podrían echar a Ana de la universidad. ¿Leíste su informe? ¿Estás al tanto de que ella es becada por el estado? Anaelise no tiene nada, Xavier, nada ni nadie, y…

—¡Basta, por favor! —exclamó Cox colocándose de pie yendo y viniendo hacia los lados—. Yo…

—No intentes decirme nada, no me debes explicaciones, pero concerniente a Anaelise, yo si meteré mi cucharada porque ella me preocupa mucho… —Oliver soltó el aire negando—. Ana construyó sentimientos por ti, debes saber eso…

—No, Oliver no es de esa manera, ni Ana ni yo involucramos sentimientos aquí, yo solo… —se quedó a la mitad sin argumentos, «¿Qué podía decirle a Oliver? Él mismo era una mierda en todas sus facetas».

—Vamos a llamar a Albert, estoy seguro de que aceptará el caso… —siguió Oliver tomando su celular y marcando algún número.

Xavier caminó rápidamente y sin pensarlo le arrancó el móvil de las manos, y esto sorprendió en sobremanera a Oliver. Sus ojos se abrieron como platos buscando una respuesta para su grosería.

—¡Nadie tomará el caso! —expulsó como si hubiese recibido un golpe—. Déjame que la siga atendiendo, necesito ayudarla, y ella ha progresado mucho.

—¿Progresado? ¿Enamorándose de ti? —esta vez Oliver se levantó enojado—. ¡Por favor! No se necesita mucha inteligencia para saber lo que ha pasado entre ustedes, ¡has roto tu ética!, ¡has mandado todo al carajo, Xavier!, y vamos a ser sinceros aquí, ella ni siquiera te importa.

Entendía la rabia de Oliver, él era como un padre para Ana, uno que ella jamás pudo conseguir en nadie, y de cierta forma le aliviaba que alguien estuviera para ella.

—Me importa… —dijo mientras los ojos de Oliver se abrieron de nuevo—. No estoy diciendo aquí que quiera ser algo importante en la vida de Anaelise, Oliver, y sabes muy bien que no es mi caso, no quería involucrarme, pero ahora mismo ya lo estoy, quiero ver el progreso de Ana, al menos en las terapias…

—No Xavier… no puedo permitir algo así… no cuando sé que esto parará a un desastre…

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