Encuéntrame romance Capítulo 33

Después de un enorme silencio, Ana decidió en decir algo, cualquier cosa que cortara la incomodidad que se había instalado en el lugar.

—Mmmm… yo debo irme ahora… —soltó y de repente todos se movieron.

—Voy a llevarte —dijo Xavier adelantándose mientras los ojos de su madre se abrieron nuevamente, él se giró hacia las dos mujeres y luego tomó el hombro de Eliana—. Clara les hará desayuno, no demoraré…

—No es necesario —interrumpió Ana—. Después de la delegación, debo ir donde un familiar de Oliver…

—No, iremos a la delegación juntos, yo mismo te dejaré allá.

La discusión solo alteró los nervios de Eliana y decidió inmiscuirse esta vez.

—¿Por qué no toman un desayuno, y luego van a hacer lo que deban hacer?

—También pienso lo mismo —esta vez habló Elisa—. Además, es muy temprano…

«Por nada del mundo se quedaría a desayunar con la familia de Xavier ¿acaso él no veía la magnitud del asunto?», pensó Ana agitada buscando decirle a él todo con los ojos, no podría siquiera pasar un bocado de comida en medio de esa situación.

—Lo que pasa es que…

—Nos quedaremos, tienen razón, debemos comer algo primero —concluyó Xavier sin mirar a Ana y luego asomó el brazo a su familia para que pasaran a la cocina e ir a acompañar a Clara—. Dennos un momento…

Las mujeres asintieron para desaparecer con Clara hacia la cocina.

Sin embargo, ellas podían seguir viéndolos, la casa de Cox era todo un espacio abierto y aunque se distanciaran, podrían divisarse.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Ana preocupada una vez él se acercó.

—No las conoces, ellas son exasperantes, si te vas serán peores, buscaran quién eres, todo sobre ti, son peor que los policías Anaelise, créeme cuando te digo esto —dijo Cox un poco nervioso.

—¿Entonces por qué tuviste la gran idea de dejarme bajar?

—Porque ellas en cuestión de segundos van a hurgar cada rincón de esta casa, y ¿qué crees que pasaría si te encontraran en mi habitación y sepan que te escondo?

Ana giró nuevamente hacia la cocina para darse cuenta de que ellas murmuraban sin quitar la vista en ambos.

—Escucha… —volvió a mirarlo—. No puedo ir a casa, sabes bien por qué…

—Iremos a la delegación primero, declararás todo así te lleve todo el día, luego pondrás una orden de alejamiento y hablaremos con esa abogada para que agilice la venta de tu casa, podemos…

—Xavier —le frenó Ana—. Debo ir a donde un familiar de Oliver, creo que obtendré un trabajo con ella, me urge encontrar algo porque ahora mismo ni siquiera sé qué ropa ponerme cuando quiera cambiarme…

Xavier asintió y luego giró hacia la cocina también.

—Buscaré algo para ti… pero mientras, te dejaré en la delegación, y yo resuelvo qué podemos hacer.

Por un momento la garganta de Ana se cerró tanto que si estuviese hablando la voz se le hubiese quebrado. «¿Estaba alucinando o lo que él estaba diciendo era real?», pensó dentro de sí. Su corazón se aceleró en gran manera cuando todo el significado de las palabras de Xavier, lo incluían dentro de sus planes, todos los fines y toda su propuesta abarcaba en que él lo haría por ella, y no supo cómo procesar toda esa información.

Como método de defensa para que su corazón no se involucrara más de lo que ya estaba, decidió asomar su último escudo.

—Puedo hablar con Andrew, mientras…

Sus palabras se cortaron cuando la mano de Cox se frenó en su pecho para subir a su cuello lentamente estremeciéndola.

Los dedos comenzaron a tomar su barbilla y ella retrocedió varios pasos.

—No estarás hablando en serio, ¿o sí?

Ana pasó un trago mientras su cuerpo se estremecía. Este hombre definitivamente estaba loco haciendo esto frente a todos los ojos que ahora se posaban en ellos.

—Solo es una idea Xavier… —dijo mientras vio que sus ojos se pusieron más negros.

—Eso no es una idea Anaelise, es solo una forma de joderse en mi quicio.

—Escucha…

—Deberían pasar —La voz de Eliana resonó en el lugar y Ana no dudó en separarse de Cox, que a duras penas la dejó zafarse de su agarre.

El desayuno fue una mierda completa, y no refiriéndose en la comida. Como lo predijo, no pudo siquiera saborear la comida porque cuando no era Eliana, Elisa ya estaba haciendo otra pregunta hacia ella.

—Entonces eres un cerebrito como mi hermano, estudias medicina.

—Apenas comienzo —respondió ella tomando un sorbo de café caliente.

—De igual forma, debes saber que yo no soy igual que mi hermano, yo soy una explosión si de la personalidad hablamos —Elisa parloteaba mucho para el gusto de Ana—. Porque si te resumo a Xavier diría que es algo parecido al… hielo.

«¿Hielo?», Estaba segura de que Xavier podía ser cualquier cosa menos un hielo. Giró la cabeza hacia su dirección y él le asomó una sonrisa torcida que hicieron que sus mejillas se calentaran.

—¿Cuánto tiempo llevan saliendo? —esta vez la pregunta de Elisa silenció la mesa y su madre la taladró con la mirada.

—Elisa… —sentenció Xavier.

—¿Qué? —alzó sus hombros mirando hacia todos lados para dejar la mirada en su madre—. ¿Qué hay de malo en mi pregunta, Ma?

—No es el momento, cariño… —susurró la mujer apenada, entonces la silla de Xavier se corrió para que él se levantara.

—Llevaré a Anaelise, vendré en un rato.

Eliana asintió un poco decepcionada y eso afectó a Ana. Ella no tenía por qué interrumpir la estadía de su familia, y era mejor que cuando Xavier la dejara en la delegación se excusara para que él volviera con ellas.

Se despidió de ambas y le dio las gracias a Clara por el desayuno. Arrancaron en el automóvil de Xavier a la vez que ella comenzó a martirizarse con un montón de pensamientos que volvieron a traerla a la realidad.

Básicamente no tenía casa, porque ahora ese hombre estaba instalado en su propiedad, y por nada del mundo volvería hasta que se asegurara que él no reapareciera. Tenía dos días con la misma ropa, y estaba hecha un desastre. Además de que la vida se le estaba escurriendo por las manos. Revisó su bolso y encendió su móvil. Esta era la primera vez que había faltado a la universidad y se sentía muy mal por eso.

Sabía que Andrew debía estar preocupado por ella, y que en algún momento lo llamaría para hacerle saber un poco sin pasarse de información.

Automáticamente cuando su celular se encendió un montón de mensajes comenzaron a llegar…

Andrew, Oliver, y… algunos mensajes de su tío.

Giró hacia Xavier y él tenía la mirada puesta en ella por algunos segundos.

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