Encuéntrame romance Capítulo 52

“Todos atentos, vamos a aterrizar. Sus cinturones por favor…”

Ana tenía su mano casi destruyendo la de Andrew, volar no era su parte favorita, y eso contado a las náuseas que le causaba el aterrizaje y el despegue.

—Ya casi termina… no cierres los ojos, es peor Ana…

—Cállate, Andrew, no es el momento.

Escuchó como él soltaba una risilla, pero ella se concentró en la sensación que tenía en su estómago.

En cuestión de minutos el avión aterrizó y ellos estaban de pie esperando sus maletas.

«El aire es diferente aquí», pensó Ana una vez iba caminando con su maleta y Andrew tenía una sonrisa en sus labios. Al instante el chico sacó su teléfono y el de ella vibró al mismo tiempo.

Un mensaje de difusión de Kanye Walding, su profesor, estaba en la pantalla dando algunas instrucciones a todos sus estudiantes para el día de mañana.

—Debemos dormir temprano, hay que estar a las 7 am para el registro —dijo Andrew asomando su celular.

—Lo sé, también lo he recibido… ¿Tomaremos un taxi? —Preguntó Ana girando hacia todas partes fuera del aeropuerto.

—No, ya estoy siendo notificado que nuestro auto llegara en… dos minutos…

—¿Qué? —preguntó Anaelise frunciendo el ceño—. Esto no es vacaciones, Andrew, estamos aquí para…

—Lo sé —el chico alzó las manos indefensas—. Solo tendremos algunas comodidades, relájate…

La palabra “comodidades” retumbó en la cabeza de Ana cuando llegó a un hotel de lujo con un piso para ellos solos, donde estaban prácticamente las cosas más innecesarias de la vida. Andrew creyó por un momento que la magnífica suite sorprendería y alegraría a su amiga, sin embargo, cuando se dio la vuelta para mirarla, tuvo un poco de miedo por la expresión de su rostro.

—¿Qué?

—Esto es innecesario, Andrew… ¿Una suite para estar en una convención por dos semanas? ¿Cuánto dinero se gastará por esto?

—Ana… —él dio unos pasos, pero ella tiró su maleta y luego caminó por el lugar.

—¿Por qué no algo normal?, somos estudiantes, esto es netamente escolar, ¿Por qué malgastar el dinero en algo así?

Andrew subió los hombros un poco irritados por su actitud.

—Tengo el dinero Anaelise, y puedo gastarlo en lo que quiera, me gustan las comodidades, y mis padres me han acostumbrado así, no le veo el mal a eso.

Ana lo miró fijo y vio que, a pesar de que Andrew era una persona especial, jamás encontraría algo en él que afianzara una conexión con ella de manera íntima. No odiaba el dinero, y estaba clara de cómo vivían las personas millonarias, pero esto ya era un grado de estupidez.

—¿Dónde dormiré? —preguntó ella cortando el tema.

—Hay muchas habitaciones aquí, puedes…

No lo dejó terminar, tomó su maleta y caminó para meterse en cualquier habitación que encontrase.

Y allí estaba en una habitación que era tres veces más grande que su apartamento y solo pudo rodar los ojos. Se dio un baño largo y se cambió de ropa, conectó su celular para que cargara, y luego tomó su laptop para ir a la alguna parte de allá afuera y navegar un poco en internet.

Cuando salió, todo estaba silencioso y vio que un carrito estaba en medio de la suite con comida de punta a punta. Tomó un plato, lo llenó y se fue al balcón de la suite mientras su quijada estaba abierta ante la impresionante vista.

—No puedo negar que el dinero hace cosas… impresionantes… —susurró mientras soltaba el aire excitada por la vista.

Por la noche llegó Andrew diciendo que se había encontrado con unos amigos y abrió una caja de pizza con unas cervezas que compró para ambos. No eran ni las 8 de la noche cuando Anaelise se despidió y a Andrew no le quedó otra opción que hacer lo mismo.

***

Por la mañana estaban yendo en un auto de alquiler que Andrew pidió para ellos mientras estuviesen en L.A.

Los nudos comenzaban hacerse en el estómago de Anaelise. Su mente divagaba, y su cuerpo temblaba en anticipo. Tomó el suficiente aire mientras sentía como su cuello recibía los galopes de su corazón acelerado. Había pasado tanto tiempo… pero parecía que su cuerpo no reconocía eso.

Andrew dejó el auto en un estacionamiento que parecía un mar de lo grande que era. Ana divisó que el lugar que dijeron era un auditorio, era majestuoso, y definitivamente supo que esto no se parecía en nada a Durango.

Cuando entraron al auditorio, ya varios grupos se aglomeraban en el centro de aquella majestuosidad. Se divisaban varías mesas donde algunas personas tenían listas y anotaban a los estudiantes que hacían las filas.

Ana giró hacia otra parte y vio otro grupo a su lado derecho, parecían personas más maduras en esa agrupación, y a ellos, se les daba otro tipo de carnet con otro color de cinta; entonces se imaginó que los estudiantes se distinguirían de los médicos aquí presentes.

Su aire era lo suficiente pesado como para que los sonidos llegaran a sus oídos bastante distorsionados, de un momento a otro sintió como unos dedos se posicionaron en su brazo, moviéndola un poco.

—Ana, allá esta Kanye, creo que allí es donde debemos ir.

Ana asintió un poco aturdida, y vio que sus compañeros los saludaron muy entusiasmados por el momento, luego se aglomeraron cerca de Kanye Walding que anotaba de forma rápida los nombres en una tabla, y después entregaba los carnets a sus compañeros con una cinta para cargarla en el cuello.

Ella se adentró más al grupo para escuchar las indicaciones mientras recibía una libreta con itinerarios, y horarios perfectos especificando la ruta de la jornada. No pudo ni siquiera leer la primera línea cuando escuchó a su profesor darle una información a un colega suyo que se acercó.

—Estamos esperando al jefe, él viene directo del hospital y ya nos reunirá para darnos algunas indicaciones…

Toda la línea hablada por Kanye le llamó la atención, y esperó que algunos de sus compañeros se dispersaran y rápidamente se giró hacia Andrew.

—¿Crees que puedas conseguir un refresco aquí?

Andrew arrugó su ceño.

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