Encuéntrame romance Capítulo 7

Podía escuchar el palpitar de su corazón en los oídos, incluso imaginaba los escenarios posibles que podían presentarse.

Las voces dentro de la cabeza la estaban llevando al límite, muchas negaciones y pocas palabras de aliento, se mezclaban para ponerla al borde del colapso. Así que ella alzó la mirada al reloj y vio que eran las 8:00 pm, en punto.

Pronunció su ceño incómoda y un poco enojada, giró sus pies, cuando estaba a punto de dar un paso, el timbre de su casa sonó varias veces.

Entonces sintió un golpe tremendo en su estómago de los nervios.

Ella pasó el trago sin mirar a Carla que estaba concentrada en todo lo que ella hacía.

Caminó rápido hacia la puerta y el olor a perfume, algo exagerado, le llenó las fosas nasales. Andrew le sonreía. Él estaba vestido un poco más arreglado que los días de universidad, pero no demasiado y eso tranquilizó a Ana.

—Anaelise… 8:00 pm, en punto —dijo sonriente y luego se hizo a un lado para que ella continuara hasta un automóvil que le señaló que estaba frente a su casa.

Ana lo miró fijo mientras asintió. Volteó para cerrar su puerta y los ojos de Carla algo nerviosa, se perdieron lentamente mientras cerraba. Caminó muy insegura a lo que recordó que un par de ojos debía estar mirándola en este momento. Así que rodó los ojos al recordar a esa señora, la lambiscona.

Se apresuró a tomar la manilla del auto y cuando vio que abrió, no dudó un solo segundo en meterse dentro. Andrew tomó su tiempo rodeando el auto y luego se subió colocándose el cinturón de seguridad.

—Bien… —dijo tomando el volante—. Aquí vamos…

—¿A dónde iremos exactamente? —preguntó Ana mientras ella se ponía su cinturón también—. Dijiste una fiesta universitaria, pero…

—Algunos chicos de último año del campus darán una fiesta de inicio de año. Este será su último tiempo en la uni, y están felices por ello. Entre ellos está mi primo Frank —respondió Andrew mientras salía del lugar donde vivía Anaelise.

La información que le estaba dando Andrew volvió a colocarla nerviosa. Ella no iba a confesarle que era su primera vez de salida, incluso aunque estaba siendo muy fuerte en este momento, sentía su mandíbula temblar de anticipo.

Muy en el fondo, estaba saliendo por un momento del caos que estaba por iniciar, ella no quería pensar mucho en lo que venía a su vida sin Oliver, simplemente no podía superarlo. Esta noche sería una especie de escape para ella. No quería pensar en qué haría más adelante, y aunque hubiese preferido quedarse en su habitación volviendo a ingerir las pastillas que la hacían olvidar todo esto, el rostro de Edward fijo en ella, de cierta forma la hizo querer revelarse y escapar de esa casa.

—¿En dónde será el festejo? —volvió a preguntar. Por algún motivo necesitaba saber algunas cosas de donde iría.

Andrew arrugó un poco el ceño, él se había percatado de que su compañera estaba tratando de amortiguar algo que él desconocía. La Anaelise que había conocido durante una semana, nunca le sacaría una conversación así él fuera la última persona en el mundo.

Pero a pesar de todo, ya era una sorpresa que estuviera ahora mismo, sentada en su auto.

—Avenida octava Maint. Cerca de la universidad.

Ella asintió lento, pero su mirada solo estaba centrada al frente. Andrew bajó por un momento la mirada a sus manos y vio que ella apretaba sus dedos muy nerviosa.

—No es algo parecido a las fiestas de la preparatoria, solo que… bueno —Antes de que Andrew continuara con la idea, frenó de golpe. El semáforo se puso en rojo y él había pasado un poco las rayas de cebra—. Lo siento… también estoy algo nervioso… —dijo girándose hacia Ana—. No quería decirlo, pero… estás muy bonita, Anaelise… me siento privilegiado de llegar contigo a esa fiesta, y también quiero que sepas que cuando no te sientas cómoda, yo podré traerte de vuelta…

Ana lo observó un poco confundida. No le gustaban los halagos de ese tipo, pero Andrew estaba siendo muy respetuoso, y cumpliendo con el trato que él había acordado para con ella. Por primera vez en la noche soltó el aire de su boca y trató de no pensar en nada, como también se sintió tranquila en la compañía de alguien más, y eso solo se lo proporcionaba Oliver. Si quería irse en cuanto llegara por no sentirse cómoda, lo haría. Ya dio un gran paso, y ese era estar en este auto mirando a ese chico.

Asintió dando una afirmación a las palabras de Andrew y este arrancó para destinarse al lugar.

Nadie debía alertarle a Ana que estaba a unas dos cuadras del lugar. De hecho, sabía que se debía dejar el auto un poco lejos porque el sitio estaba full. Una casa enorme de dos pisos relucía entre todas, había mucha gente en la calle y varios chicos recostados a los autos hablando en grupos, mientras las luces, la música muy alta y muchísimo ruido provenían de aquella casa que le gritaban a Ana que se fuera lejos muy lejos de aquí.

Las inseguridades eran apabullantes y a veces causaban fatiga. Retuvo un poco el aire al momento que vio que Andrew apagaba el motor y para no tener otra situación incómoda, decidió tomar la manilla y salir de auto lo antes posible.

El aire estaba fresco, y en comparación con las chicas que veía alrededor, ella estaba súper cubierta con su vestimenta. Incluso pensó que los atuendos que veía debían ser ilegales.

—Bien… ¡Ya estamos aquí! ¿Estás lista? —preguntó Andrew llegando hasta su sitio.

—Estoy… un poco nerviosa —confesó ella sin quitarle la mirada aquella casa.

—No te preocupes, no te dejaré sola. Al menos que lo quieras, ¿vamos?

Andrew asomó el brazo, pero ella comenzó a caminar a su lado sin hacer un contacto con el chico.

Cada vez que se acercaba más, la música resonaba dentro de su pecho. Incluso pensaba que su cuerpo vibraba con el sonido del bajo.

La puerta de aquella casa estaba abierta de par en par. Nadie los recibiría, de hecho, las personas no reparaban en quien llegara o salía de aquel lugar y eso alivió de cierto modo a Anaelise.

La música se intensificó en sus oídos, al mismo tiempo que descargas de sensaciones recorrían su cuerpo. Una oleada de calor le pegó en la nariz una vez estuvieron dentro, y allí es cuando ella se percató del desorden que se desarrollaba ante sus ojos.

Nadie podía escuchar a nadie, muchos estaban en el centro de la enorme casa bailando o, «restregándose el cuerpo», pensó, en medio de una supuesta oscuridad que se disipaba cuando una bola de luces tocaba distintos rostros. Observaba a todas partes anonadada a grupos y grupos, arremolinados en diferentes partes de la casa. Esquinas privadas donde las parejas estaban compartiendo la saliva, hasta que un bullicio hizo que Ana volteará de golpe.

Casi en la parte externa, en una especie de jardín estaba un grupo de solo hombres. Imaginó eran los chicos de último año por sus edades, que tenían una especie de barril improvisado, donde estaban vaciando botellas de licor.

—¡ANA! —escuchó un grito sofocado a su lado, y a lo que giró Andrew reía muy divertido—. ¡¿Quieres algo de tomar?!

«¿Algo de tomar?», pensó Anaelise. No podía ingerir ningún tipo de alcohol, sus medicamentos podían hacer un efecto muy malo en ella.

—¿Algo como qué? —preguntó tapando un poco sus oídos y acercándose a Andrew.

El chico movió sus hombros hacia arriba, y luego señalo a los muchachos del jardín.

—Ellos son mis amigos. Y allí esta Frank, ¿recuerdas que te dije era mi primo? ¿Puedo presentártelos?

Ella se tensó por un momento, pero en cuanto Andrew vio que iba a responder que No, tomó su mano y la haló hacia el jardín en contra de su voluntad.

No tuvo tiempo de refutar porque fue muy rápida la distancia. Entonces cuando reaccionó al toque de Andrew él ya la había soltado y estaba frente a toda esa manada de hombres que comenzaron a observarla intrigados, algunos de hecho con una mirada que la incomodó de inmediato.

—Ella es mi amiga, Anaelise —informó Andrew hacia ellos. De hecho, el chico se veía un niño al lado de todos. Sus facciones todavía eran algo adolescentes.

Todos detallaron a Ana de pies a cabeza, y aunque ella no estaba mostrando mucha piel, a muchos les pareció una chica muy sexy.

Cuando sintió las miradas de todos encima, Ana entreabrió los labios nerviosa.

«No les temas». Alzó su rostro fijando su mirada en una sola dirección. Andrew.

—Nunca pensé que tuvieses amistades tan… —Uno de los muchachos comenzó a parlotear, pero fue interrumpido por uno de sus compañeros.

—Sexy —terminó por decir otro de los chicos.

Ana se sintió incómoda, pero no demostró su desinterés. Andrew obvió la situación y luego le señaló uno por uno.

—Él es Math, Adam, Alex, y mi primo Frank —todos sonrieron hacia ella picoteando el ojo y haciendo gestos llamativos que, por un segundo, le pareció chistoso a Anaelise.

Asintió forzando con toda la fuerza una media sonrisa, tratando de no parecer una estúpida allí parada. Si no trabajaba en las relaciones sociales ella sería vista como un bicho, si ya no lo pensaban.

—Soy Anaelise —respondió seca.

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