Enséñame el placer romance Capítulo 45

Narra Amelia

Desperté con la cara de Daniel entre mis piernas. Me comió hasta que tuve tres orgasmos antes de que le suplicara que se detuviera, seguro que no podía soportarlo más. No podría caminar por el pasillo hoy si no me dejara levantarme. Tendría que cargarme, lo que no parecía tan mala idea cuando realmente lo pensaba. Pero sabía que él quería delatarme.

dijo que todos mis orgasmos fueron un esfuerzo por mantener la calma hoy, y creo que tenía razón. He sido mucho más suave de lo que pensaba. Hoy solo he querido acusar al organizador de bodas dos veces, lo que definitivamente era un récord.

Él me dio un último beso antes de salir de mi habitación, pero todo el día siguió enviándome imágenes divertidas para relajarme. Luego los remplazo por dulces mensajes. Me decía que no me preocupara y que todo sería perfecto. Dijo que mientras estuviera parado allí cuando se abrieran las puertas, mientras caminaba por el pasillo hacia él, estaría bien. Él tenia razón. Estaba tan consumida asegurándome de que todo fuera perfecto que olvidé que ya lo estaba.

Daniel y yo nos vamos a casar hoy, y no importaba si todo lo que nos rodeaba se encendiera.

Me sentía completamente a gusto en este momento. Me preguntaba cuándo el mundo exterior comenzaría a presionar a Daniel y a mí, pero cada vez que eso sucedía, parecíamos volvernos más fuertes. Así es sabíamos que esto duraría para siempre. Estábamos destinados a estar juntos.

—Te ves deslumbrante—escuche una voz femenina. Me di la vuelta para ver a la Lorena, esposa de mi padre parada en la entrada del pasillo lista para caminar hacia el altar. Mi vestido estaba cubierto de lo que parecían diamantes, y el corpiño se ajustaba a mi cuerpo. La falda de tul se ensanchaba y caía a mis pies. El diseñador lo llamó estilo sirena y me encantó. Lorena tenia una sonrisa gigante en su rostro—.Estoy tan emocionada por tí—estos años nos hemos llevado muy bien. Es una gran mujer y una abogada exitosa— . Te ves hermosa, Amelia Como una princesa de la vida real—agregó.

–Gracias—dije—. Nunca pensé que llegaría este día. Que encontraría a alguien que me entendiera –sabia que ella comprendería a lo qué me refería.

Se movió hacia mí, deteniéndose frente para ajustar la pequeña tiara que tenia en el cabello. Lo encontré sentada en mi tocador cuando me arrastré fuera de la cama esta mañana después de que Daniel se fuera. Estaba cubierto en un envoltorio navideño con una nota de mi padre que decía: Siempre serás mi princesa, esto era de tu madre, lo uso el día de nuestra boda. Fue el regalo de Navidad más perfecto que jamás había recibido—.¿Estás lista? Creo que todo está en su lugar y todos están alineados —añadió. Ante sus palabras, mi padre llegó a la puerta.

—Las damas de honor están caminando por el pasillo ahora, Amelia—me informó mi padre, haciendo que mi corazón se acelerara. No porque tenia miedo, sino porque esto es todo. Iba a pertenecer a Daniel y todo el mundo lo sabría. Lorena nos dejó solos—.Te pareces a tu madre— dijo y pude escuchar emoción en su voz. Sabía que la extrañaba todavía, a pesar de amar a ahora a otra mujer, mi madre fue el amor de su vida y eso siempre seria así. Él tomó mi rostro, con una mano acarició mi mejilla con su pulgar—. Sé que Alec te ama más que a nada, y tu madre estaría muy feliz. Todo fue siempre sobre el amor verdadero para ella, y ustedes dos lo tienen. Lamento que me haya tomado un tiempo verlo —pude ver la culpa en sus ojos. Era su hija y su trabajo era preocuparse por mí. No importaba ahora. Estamos todos aquí juntos. Eso era lo que importaba.

–Eso ya es pasado papá. Ahora estás a punto de llevarme por el pasillo y entregarme voluntariamente a Daniel—respondí.

Sus manos cayeron lejos de mi cara y me dio un fuerte abrazo. Lo apreté con la misma fuerza antes de que me soltara y puse mi mano en el hueco de su brazo.

—Vamos a darte tu felicidad para siempre, hija–mencionó con alegría. sonreí ante sus palabras. Estaba lista para casarme con el hombre de mi vida.

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