Entre Mafias romance Capítulo 20

Mía

Ya me había olvidado de lo que me gusta el olor a hospital. Este trabajo me encanta. Hoy he sido un  poco la chica para todo, pero no me importa. Soy la nueva, la novata, es normal.

Termino de cambiarme y salgo para ir en busca de Dante, antes de que pueda salir me topo con él. Ni en mil vidas habria dicho que un hombre tan grande podría ser silencioso como un ninja, pero este lo es.

- Podemos irnos, he terminado ya.

Dante me quita la bolsa de deporte donde guardo una muda limpia y algunas cosas de aseo personal y yo aprovecho para quitarme la gomilla del pelo y dejarlo suelto.

Estoy bastante cansada, pero ha sido tan emocionante poder ayudar a las personas que no cambiaría mi trabajo por nada del mundo. Nadie puede quitarme la sonrisa de la cara ahora mismo.

Dante aparca el coche en la explanada. Marcus sale a recibirnos. Se parece al antiguo Marcus, el atento y cariñoso, pero ese era falso. Me da miedo descubrir que vuelve a engañarme por algún motivo oculto.

Me pidió una oportunidad y decidí dársela, pero eso no significa que vaya a confiar ciegamente otra vez en él.

- ¿Cómo ha ido tu primer día? - Pregunta besando mi frente.

Esa pregunta me amina. Elimina inmediatamente todas las dudas y me centro en contarle todo lo que he hecho.

- He tenido que curar varias heridas. Ha sido emocionante.

Me observa divertido. Debo parecerle una loca. Oh mira, a Mía le encanta curar heridas. A mi padre también le parecía una estupidez. No entendía el motivo hasta que me hirió a mi. A él no le gusta curar a las personas, él prefiere derramar su sangre.

- Me alegra que te guste - Dice pasando su pulgar por mi mejilla - Ahora ve a arreglarte, vamos a ir a uno de los bares que dirijo para celebrar tu primer día de trabajo.

Es raro tener un marido del que no sabes nada. No tenía ni idea de que era el dueño de un bar ¿Cuánto más me habrá ocultado? Si he decidido darle realmente una oportunidad, también tengo que estar abierta a toda la información que me ocultó cuando sólo trataba de engañarme.

- Está bien, no tardaré.

Me doy una ducha rápida. No dejo de pensar en que ropa podría ser la adecuada. Nunca he ido a fiestas, ya no hablo de bares, mi padre era sumamente estricto.

Al abrir el armario descubro que toda la ropa que me compró en el duplex ya está aquí. Voy pasando las perchas buscando algo elegante y sexy. Quiero dejar la mojigata que llevo dentro entre estas paredes.

Hoy seré Mía Carussi, la esposa del mafioso Marcus Moretti. Yo sola me río de las tonterias que pienso.

Un modelito llama mi atención. Un vestido negro palabra de honor, todo el pecho está hecho de lentejuelas y cuando llega a la cadera cae una pequeña falda de raso hasta los muslos. Si le pongo unos tacones quedará perfecto.

Me arreglo el pelo, aunque depués de mirarme en el espejo podría decir que me lo desarreglo  lo llevo en plan leona, suelto y a lo loco con los rizos mandando sobre todo lo demás. Me gusta lo que parezco. Poso delante del espejo como si fuera una de las peligrosas angeles de Charlie. Ellas desprenden seguridad y poder por todos los poros de su piel. Me gustaría ser así.

Bajo las escaleras en busca de Marcus, un silbido llama mi atención.

- Estas increíble - Marcus sujeta mi mano y me obliga a dar una vuelta.

- Gracias - Sonrio contenta porque le haya gustado.

Coge mi abrigo del perchero y me ayuda a ponérmelo.

- Esta noche hace frío - Aunque es primavera ha resfrescado los últimos días.  Espero que pronto vuelva el aire primaveral.

Dante para el coche frente a la puerta. Los hombres de Marcus se bajan de sus coches antes que nosotros y se colocan en las posiciones que supongo son las que les han dicho.

Tener tanta protección las veinticuatro horas me da miedo ¿Por qué necesitamos tantos hombres? ¿Nuestra vida corre peligro cada vez que salimos a la calle? Tengo tantas preguntas que no se ni por donde empezar.

La gente que hace cola para entrar se apartan a un lado al vernos, bueno, al ver a Marcus, seguro que a mí no me conoce nadie.

- Buenas noches señor Moretti - Saluda un hombre abriendonos la puerta del Interior.

Todo está en semi oscuridad. Suena música chill out por los altavoces y la gente baila en la pista o bebe en la barra. El lujo se ve por todas partes. Hay una zona de asientos repleta de sillones de cuero negro. Si miras hacia arriba puedes ver otra planta formada por espacios privados y en medio de la pista de baile una gran lámpara de araña cuelga. Esperaba algo más parecido a las películas, moteros por todos lados y borrachos vomitando por las esquinas. Está claro que tengo que actualizarme.

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