Entre Mafias romance Capítulo 37

Mía

Acabo de terminar mi turno en el hospital, pero no me siento capaz de volver junto a Marcus como si nada hubiera pasado, así que  esta noche cubriré el turno de una compañera. Espero poder pensar un poco.  Aclararme.

Intento recordar en que momento mi padre pudo llegar a odiarme tanto como lo hace, quiero decir, solo porque te cases con alguien que te cae mal un padre no decide matar a su hija. Supongo que siempre ha sido una bestia a la que no le importábamos ni Paul ni yo realmente.

- Mía ¿seguro que no te importa cubrirme? - Pregunta mi compañera con la esperanza de que no me arrepienta.

Levanto la mano quitándole importancia.

- Claro que no, ve a casa con tu hijo, yo te cubro hoy.

La noche va pasando lentamente y por desgracia para mi, más tranquila de lo que me gustaría.

Estoy en la habitación donde descansamos hasta que hay una urgencia. Tengo un café caliente entre las manos y una rebeca blanca encima del uniforme.

- Mía, un tipo necesito unos puntos - Asoma la cabeza por la puerta la jefa de enfermeras.

Con un suspiro dejo la taza sobre la mesa y me levanto. Me arreglo un poco el moño, después de tantas horas se le han salido algunos mechones.

Camino hacia la sala de curas. El que se haya cortado a las tres de la mañana tendrá suerte si no le queda cicatriz, después de doce horas no prometo que las suturas queden bien.

Abro la puerta y entro. Marcus está sentado en la camilla con la mano envuelta en una toalla, está manchada de sangre.Corro hasta él, agarro su brazo y con cuidado lo descubro para saber la gravedad del corte.

Marcus me mira atento, observa cada movimiento sin decir nada.

- ¿Qué te ha pasado? ¿Estás bien?

Chasquea la lengua divertido al ver mi preocupación.

- No es nada, la sangre siempre es muy escandalosa.

Le giro la mano. En la palma tiene un corte, no es muy grande ni muy profundo, tiene razón, la sangre es muy escandalosa.

Voy preparando todo lo que voy a necesitar bajo la atenta mirada de mi marido.

- ¿Cómo te lo has hecho? - voy colocando las cosas en una bandeja al lado de la camilla.

La jeringuilla con una pequeña cantidad de anestesia es lo primero que coloco. Aunque el corte no es muy grande, voy a tener que darle por lo menos  seis o siete puntos.

- Rompí un vaso sin querer.

Algo en su explicación llama mi atención.   No suena a verdadero o tal vez ya me he vuelto paranoica del todo por el tema de mi padre, y creo que todo el mundo tiene que engañarme.

- ¿Lo has hecho a conciencia? - no debería desconfiar pero esto es lo que sucede cuando toda tu vida es una mentira.

Espero a que conteste. Se pone en pie y da vueltas por la habitación.

- Has pasado la noche en el jardín, no subiste a la habitación y ahora decides doblar turno. Estaba preocupado.

¿No podía llamar y decirme lo que está diciendo ahora mismo? El gran Marcus no puede admitir que se preocupa por su mujer, es mucho mejor hacerse una herida y que le tengan que coser.

No tengo ganas de peleas y reproches. Han ocurrido demasiadas cosas en muy poco tiempo. Así que respiro profundo.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Entre Mafias