Entre Mafias romance Capítulo 4

Mía

Lo primero que hago en cuanto llego a Siracusa es buscar un lugar para dormir. Empezar de cero no es fácil, pero mucho más difícil es volver del lugar al que quería mandarme mi padre.

Encuentro un pequeño hostal, medio destartalado y con las paredes desconchadas, pero como se supone que debería mantener un perfil bajo, el lugar me parece perfecto. Tengo que buscar un trabajo, aunque antes que eso lo mejor sería encontrar a alguien que pudiera falsificar todos mis documentos, ya que estoy muerta con mi nombre oficial.

Un hombre gordo y con una camiseta de tirantes blanca  llena de manchas que no quiero ni pensar de que pueden ser, me mira arrugando la frente.

- Nombre - No hay ni rastro de emoción en su voz.

- Buenas, me gustaría alquilar una habitación. Mi nombre es Lola.

Levanta las cejas dando por sentado que miento. Si le resulta tan fácil saberlo es porque por aquí deben pasar muchísimos mentirosos a diario.

- Mi madre es Española - intento justificar - de ahí mi nombre.

El hombre escribe en el libro de entradas  .

- A mi no tienes que darme ninguna explicación, monada.

Tira una llave sobre la mesa y coloca la palma boca arriba esperando algo. Dudo durante una fracción de segundo, pero al ver que el hombre no reacciona, saco unos cuantos billetes y los dejo encima de su mano.

- Bueno... Pues... Muchas gracias - digo cogiendo la llave y subiendo la escaleras.

Abro la puerta. Lo primero que noto es el fuerte olor a humedad que sale de dentro. Tengo que taparme la nariz para evitar las arcadas. Nunca he sido escrupulosa. Cuando hice las prácticas de enfermería me tocaron los trabajos que nadie queria; limpiar heridas infectadas y cosas así, no me importa, pero esta habitación es lo más asqueroso que he visto en mi vida.

Tengo que hacer de tripas corazón y entrar. Me encuentro con un espectáculo dantesco, paso la mano por encima de mis ojos cerrandolos un momento. ¿Qué clase de animal tiene las habitaciones así? Todo lleno de humedades, el polvo campa por todas las esquinas y la colcha de la cama tiene tantas manchas viejas que no reconozco su color original.

Pasan los días y cada vez estoy más desanimada ¿Marcus lo tenía todo preparado? Las risas, las bromas, las noches de pelis románticas, el sexo... ¿Todo falso?  De vez en cuando millones de preguntas cruzan mi mente como pequeños rayos. Yo era ajena a todo, no formaba parte de la mafia de mi familia y aún así, he sido el objetivo de Marcus, supongo que fue porque era la más estúpida.

Mi padre que tanto amor me dio, planificó mi muerte sin dudar, sin una lágrima. Esa es la verdad de mi familia, donde deberían tener el corazón, ellos no tienen nada, simplemente está vacío... Y mi hermano.... No quiero ni pensar en él. Tengo que dejar de sentir lastima de mi misma porque para lo único que sirve es para hundirme más.

Mes y medio más tarde mi vida esta más o menos encarrilada. Antes de irme del hostal conseguí que el tipo me pusiera en contacto con otro tipo que falsificada papeles. He llegado a la conclusión de que para ser falsificador o amigo de ellos tienen que tener un armario lleno de camisetas blancas llenas de mierda, porque sino, no me explico que los dos vistieran de la misma forma dejada y sucia.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Entre Mafias