Entre Mafias romance Capítulo 69

Mía

Espero en el mismo sitio a que Ricky haga algo, algún movimiento que delate sus intenciones, lo que sea, pero se queda donde está, mirándome.

Garraspeo nerviosa.  Ahora estoy sola con este loco, aunque tengo el consuelo de que Marcus está vivo y libre.

Ahora todo es cuestión de tiempo. Necesito tiempo, todo el que pueda conseguir. Las chicas saben lo que tienen que hacer. En cuanto he entrado en el edificio ellas han llamado a sus maridos y a Killian para que vengan, mientras Marcus saldrá y se pondrá a salvo. Yo solo tengo que intentar inmovilizar a Ricky hasta que ellos lleguen hasta nosotros. Simple.

- Así que... Señorita Carussi ¿Cuál es su verdadera intención?

Acerca un paso hacia mi, y yo me alejo de él exactamente la misma distancia.

- Salvar a mi marido, por supuesto.

En lugar de venir directo hacia mi, me rodea. Comienza a caminar en círculos mirándome descaradamente. Este hombre da miedo, su actitud, su forma de mirar, todo el da miedo.

Antes de que pueda reaccionar se acerca por detrás y cierra sus dedos alrededor de mi pelo, mis manos vuelan encima de las suyas para intentar que me suelte. Tira fuerte hacia atrás y me estampa contra la pared.

- En ese caso, vamos a jugar un rato.

Me levanto todo lo rápido que puedo, apoyo las manos en la pared para ayudarme y vuelvo a encararlo. Mis manos tiemblan, mi piernas tiemblan. Quiero salir corriendo y encerrarme entre los brazos de Marcus, pero eso no es posible porque he tomado una decisión y tengo que ser consecuente.

Agarra el tirante de mi vestido y tira, consigue lo que quiere, romperlo y que cuelgue por encima de mi pecho, lo agarro corriendo para evitar que caiga del todo.

Escucho su respiración agitada, está excitado, esto es sólo un juego para él, como me acaba de decir, se está divirtiendo. Su hermano no era el único loco, viene de familia. Acerca su cuerpo al mío por detrás, puedo notar su erección creciendo y su mano rodeando mi pecho. Siento la comida ascender por mi garganta. Si sigue tocándome vomitaré. 

- Eres una mujer muy sexy - Susurra en un intento de parecer erótico.

- Me das asco.

Un sonido fuerte desde fuera, hace que contenga la respiración. Gira la cabeza hacia el lugar del que cree que ha venido el ruido. Vuelve a repetirse, pero esta vez, vienen acompañado de repeticiones.  Disparos.

En dos grandes zancadas me rodea y se coloca frente a mi, estira el brazo y con todas sus fueras me da una bofetada, el golpe es tan fuerte que caigo sobre mi hombro y mi cabeza rebota contra el suelo.

- ¡QUE HAS HECHO, PUTA!

El pelo cae sobre mi cara y el arma que tenía escondida cae delante de mis ojos. Tengo que reaccionar y hacer algo, porque ahora que ha comprendido que están siendo atacados puede que quiera terminar conmigo antes de que lleguen.

- Te lo he dicho antes, fui mejor que tu en el barco y vuelvo a serlo ahora - Suelto bajito espabilándome por el golpe.

Me agarra del cuello y me levanta del suelo como si realmente no pesara nada. Antes de alejarme demasiado, estiro la mano y cojo el palo de madera, lo desenfundo y me quedo con el arma metálica.

Los dedos de Ricky aprietan impidiendo que pueda respirar. Agarro  con todas mis fuerzas la pequeña espada afilada y se la clavo entre las costillas.

El dolor le obliga a soltarme y dejarme caer. De golpe respiro profundo y comienzo a toser descontroladamente, los ojos me lloran y la garganta me arde. Coloco las manos sobre el suelo y me apoyo contra la pared para ayudarme a levantarme.

- Hija de puta - grita tapándose la herida.

Camino decidida hasta él, saco el pintalabios del bolsillo y separo las dos partes. El hilo metálico brilla delante de mis ojos. Rodeo el cuello de Ricky y aprieto.

Está medio tirado en el suelo y yo apoyada sobre mis rodillas. Los disparos siguen sonando a nuestro alrededor. Solo espero que les vaya bien a los chicos y que lleguen hasta nosotros, que lleguen pronto y esto termine de una maldita vez.

Parpadeo apretando los ojos. Estoy un poco mareada, pero voy a aguantar, tengo que aguantar. Las paredes hacen pequeños movimientos, como si quisieran bailar, pero como se que eso no es posible, deduzco es por el golpe de la cabeza.

- La gatita está perdiendo fuerzas... - Canturrea para ponerme nerviosa.

Tiro del cable y lo aprieto más sobre su cuello. Una fina línea Roja comienza a formarse debajo.

- Tengo suficientes para estrangularte.

Un golpe seco sobre la puerta me sobresalta y pego un respingo. Vuelve a sonar como si le dieran una patada. Sujeto entre mis dedos los dos extremos del pintalabios. No se quien es el que golpea, solo tengo una cosa clara, si es uno de sus hombres, antes de que me disparen pienso tirar con todas mis fuerzas.

Un tercer golpe resuena por toda la habitación y la puerta cae sobre un lateral, sujetándose únicamente por una de las bisagras. Algo gotea sobre mi ojo, no se si es sudor o sangre, pero tampoco es que importe mucho ahora mismo.

Parece como si el tiempo se detuviera, como si un segundo fuera una eternidad, hasta que veo como aparecen tres hombres como los jinetes del Apocalipsis. Poderosos, temibles, letales.

Dante, Killian y Marcus tienen un arma en cada mano y apuntan hacia todas direcciones, llevan chalecos antibalas y salpicaduras de sangre por toda la cara.

No era consciente de lo tensa que estaba hasta que los veo, dejo caer los hombros y cierro los ojos para intentar  asimilar que hoy no voy a morir.

- Cariño, suéltalo - Marcus coloca sus manos sobre las mías.

Intentan llevarse a Ricky, pero tengo el cable tan fuerte agarrado que no pueden quitármelo.

- ¡OS MATARÉ, OS JURO QUE OS MATARÉ! - Ricky se retuerce provocándose cortes más profundos en el cuello.

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