Entre Mafias romance Capítulo 72

                        Epílogo

Mi vida al lado de Marcus es perfecta tal y como es. Hemos tenido muchos problemas, problemas que cualquier pareja no habría podido superar, pero no nosotros, que por algún extraño motivo estamos destinados a estar juntos, separados somos personas rotas, pérdidas.

- ¿A qué hora terminas de trabajar? - Pregunta Marcus poniéndose la chaqueta.

Saco la libreta del bolso y miro el horario.

-  A las diez. Paso a buscarte ¿no?

Mi marido se acerca por detrás, y antes de que pueda reaccionar, le da un bocado a mi tostada. Le encanta hacerme rabiar. Se aleja con una sonrisa pintada en la cara.

Media hora después salgo yo también. Tenemos horarios distintos, pero buscamos cada segundo libre para encontrarnos.

El día pasa tranquilo. Al ser un pueblo tan pequeño no suelen ocurrir accidentes graves. Algún pequeño corte, casos de asma, que con la humedad que hay se agravan, pero poco más.

A las nueve y media escucho la campanita de la puerta. Me asomo para ver quién es.

- Soy yo guapa - Mery saluda entrando.

La pobre mujer se aburre y le encanta estar rodeada de gente, a mi me gusta tenerla cerca, es la típica mujer que te recarga las pilas, siempre con su sonrisa, con algún chisme entretenido o simplemente haciéndote compañía.

- ¿Estás bien? ¿Necesitas algo?

- Ya te dije que soy un roble. Tu marido me manda a buscarte para que no vayas sola - Dice poniendo los ojos en blanco - Es demasiado protector ¿no crees?

Todos saben ya que Marcus y yo estamos casados. Al principio fue el chisme más importante de todo el pueblo, estábamos en la boca de todos, pero poco a poco la cosa se fue calmando y ahora lo ven como lo más normal.

- Si que es demasiado protector, pero a ver si tu puedes cambiarle, a mi no me hace ni caso.

Cojo el bolso de encima del sillón y conforme avanzamos hacia la salida voy apagando las luces. Abro la puerta de la calle, pero al levantar la pierna para dar un  paso, todo comienza a dar vueltas. Estiro la mano en un último intento de agarrarme a algo. Mi visión se va oscureciendo hasta que escucho la voz de Mery muy lejos de donde yo estoy.

Antes de volver a abrir los ojos escucho un  pitido que se repite una y otra vez. Puedo sentir la pequeña pinza en mi dedo y los cables en mi brazo.

pienso sabiendo que estoy en un  hospital.

- ¿Mía? - Susurra Mery acercándose - ¿Cómo te encuentras?

No me encuentro mal. No tengo ni idea de lo que ha podido ocurrir, pero me siento bien.

- Bien, estoy bien ¿Qué ha pasado?

- Lo que no han conseguido mis ex maridos lo vas a conseguir tu. Un poco más y me da un infarto - Explica levantándose de la silla - De pronto perdiste el conocimiento.

- ¿Marcus lo sabe?

Aunque haya sido el mafioso más peligroso de toda Italia, esto es una de las cosas por las que se puede comportar como un loco. Podría llegar al hospital amenazando de muerte a la mitad del personal, o directamente pegando tiros al aire, puedo esperar cualquier cosa de él.

- Si hija, viene de camino.

Mierda.

El médico entra con una carpeta y un montón de papeles entre las manos. Me siento sobre la cama esperando que me explique que ha podido ocurrir.

-¿Mía Carussi? - Pregunta colocándose las gafas.

Asiento retorciéndome los dedos. La espera me pone nerviosa, pero sobretodo me pone nerviosa pensar que pueda darme malas noticias.

- Bueno, está usted perfectamente, lo que le ha ocurrido es normal teniendo en cuenta su estado.

- Perdone ¿Qué estado? - Pregunto sintiéndome un poco tonta.

Mery se acerca a mi y me da la mano. ¿Sabe ella algo que yo me he perdido? Parece que esté a punto de llorar y yo con ella.

- Esta usted embarazada ¿no lo sabía?

¿Qué? Instintivamente coloco mis manos sobre mi estómago. Mery suelta mi mano y resopla nerviosa.

- ¿Usted cree que si lo supiéramos habríamos venido a un hospital de noche? ¿Qué clase de médico es usted?  - gira la cabeza y susurra - Me va a subir la tensión.

El médico nos ignora y sale de la habitación.

- Embarazada - Repito sin creerlo - Mery, estoy embarazada.

Esta es mi segunda oportunidad para hacer las cosas bien. Lo que perdimos jamás lo volveremos a recuperar, pero ahora podemos tener una familia.

Marcus abre la puerta. Parece que ha corrido una maratón.

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