Es complicado (Temática Bl) romance Capítulo 2

Era una noche cualquiera, Liam, Jeff y yo estábamos teniendo el típico fin de semana en el cual salimos para beber como si la vida nos fuera en ello, además que por supuesto buscábamos un ligue para llevar a nuestra cama.

Este era el típico plan de un grupo de amigos que salen como cualquier otro grupo, solamente nos diferenciamos al no sólo centrarnos en las chicas del lugar.

Nosotros buscamos tener sexo, no buscamos ataduras, por lo mismo frecuentamos con regularidad diversos clubes de la ciudad.

Nuestro favorito es aquel club donde se podía encontrar de todo un poco, ya sea homosexuales, heterosexuales, transexuales, bisexuales, drogas, alcohol, creo que incluso se puede encontrar el amor, aquel sitio era perfecto y por supuesto mi grupo de amigos se divertía sin perder la oportunidad de acechar a todo aquel que llame nuestra atención.

Este fin de semana dijimos que sería una salida de amigos tranquila, no buscaríamos ligar ni nada de ese estilo, sólo vendríamos a beber, sin embargo, era algo inevitable de hacer cuando ves a muchas opciones a tu alrededor que te miran con ojos de deseo ya sea mujeres u hombres.

Recuerdo muy bien lo que ocurrió esa noche al encontrar algo inesperado, fue tan inesperado que sentí hasta felicidad cuando estuve allí a su lado.

El sentimiento se asemejaba al que se siente cuando encuentras dinero entre tus cosas o directamente en la calle justo en el momento en el que más lo necesitas, o al menos de ese modo me sentía cuando encontré a un chico perdido fuera de las instalaciones.

Parecía estar huyendo de algo o de alguien, él miraba constantemente hacia atrás, como si tuviese miedo de ser visto por alguien más.

Yo estaba apoyado en la entrada como siempre suelo hacer cuando necesito respirar luego de bailar un tiempo considerable. Incluso encendí un cigarrillo viéndolo al principio sin mucho interés tras no resultar llamativo en medio de la oscuridad, pero aquello cambió cuando se acercó deteniéndose en la entrada para leer el nombre del lugar, pude ver como movía los labios leyendo cada palabra en silencio casi tomándose su tiempo para decidir si era una buena idea entrar o no.

Lo observé de pies a cabeza, era un chico rubio con un cuerpo que conseguía llamar mi atención, no parecía frecuentar este tipo de clubes, principalmente porque nuevamente miró hacia atrás casi decidiéndose por última vez sí debería entrar o no.

Parecía ser una decisión complicada, pero luego de unos minutos se decidió e ingresó al lugar siendo detenido más adelante por el guardia quien custodiaba la puerta.

Dejé caer la colilla de mi cigarro pisándolo a los pocos segundos visualizando al chico quien trataba de convencer al guardia para que lo dejara entrar, mientras que este le pedía el DNI.

–Yo...– susurró el muchacho nervioso.

–Déjalo entrar –dije e inmediatamente el guardia me miró–viene conmigo– mentí, el guardia regresó su mirada al chico, envolví con mi brazo su cintura pegándolo a mi cuerpo para hacer más creíble mis palabras.

–Que se diviertan– finalizó la conversación el guardia, abriéndole paso al muchacho.

Una vez que oí la aprobación del guardia, dejé entrar al chico quedándome detrás de él para así analizarlo de un modo descarado. Entre más veía, más me interesaba, sin embargo, el chico simplemente me agradeció por mi ayuda y se perdió entre la gente.

Traté de no olvidar sus rasgos en toda la noche, cabello rubio, ojos azules, piel blanca como tanto me gustan y una altura promedio de un metro setenta o hasta un poco más, delgado, pero no por genética, sino por la ayuda del gimnasio, tenía de donde agarrarse, lo que quiere decir que tenía un buen culo al marcarse en sus apretados pantalones azules.

Por supuesto que no sólo me centré en ese chico, sino que más bien me acerqué a mis amigos con la intención de continuar con nuestra charla mientras bebíamos diversos licores.

Mi único problema comenzó cuando Jeff fijó su mirada en el chico lindo de ojos celestes que ayudé a entrar, este parecía estar aquí por simple curiosidad, puesto a que estaba sentado en la barra de licores sin beber ni pedir nada.

El muchacho sólo miraba a su alrededor, demostrando cierto desconcierto e incomodidad, como si no fuese capaz de entender el funcionamiento de este lugar.

Jeff al principio comentó que era lindo, mientras que Liam fijó su mirada en él viendo como tenía otro punto de vista por lo que me preocupé cuando vi en sus ojos la señal de "Quiero tenerlo en mi cama".

Nos había gustado a los tres de igual forma, jamás había pasado esto al tener gustos diferentes a la hora de escoger a nuestra presa, pero allí estábamos, discutiendo el "Yo lo vi primero" de forma muy infantil.

–¡Yo lo dejé entrar! –me quejé.

–¡Yo lo vi sentado en la barra antes que tú! –se quejaba Jeff.

–Paso de pelear– comentó Liam mirando a otro chico– miren a ese– nos hizo una señal con la cabeza.

Jeff miró casi al instante por lo que la discusión la había ganado yo, no me interesaba otro chico y eso me ayudó a lanzarme al chico lindo, no sabía cómo debía hablar con alguien como él tras demostrar que no era de por aquí, estaba claro que era su primera vez en este club.

Si hubiese sido otro chico con más experiencia en este tipo de lugares, yo no hubiese tenido la necesidad de pensar en mis palabras a medida que me acercaba, puesto a que, normalmente la gente de este lugar tiene las ideas claras de lo que buscan.

El tiempo se acababa y mi cabeza no estaba pensando tan rápido como el resto de las veces, por lo que al final opte por simplemente sacar tema entre los dos, sabía que entre palabras junto a la compañía de cualquier tipo de licor podría cumplir mi objetivo principal.

–Me das una cerveza, por favor –le pedí al barman fingiendo que no lo había visto, luego giré mi mirada unos segundos para fingir poco interés, pero a los segundos regresé mi mirada hasta su rostro fingiendo sorpresa– ¡Vaya sorpresa! ¿Te estás divirtiendo? No pareces frecuentar este tipo de lugares.

El chico fijo sus ojos en los míos sonriendo de manera leve sin saber que debería decir– Es mi primera vez, por ahora no está nada mal, de partida porque conseguí entrar gracias a ti– sonreí pidiendo su autorización para sentarme a su lado fingiendo que tenía curiosidad por saber cómo se la estaba pasando.

–Mi nombre es Jace (Se pronuncia yeis)

–El mío es Erik– me anunció.

Una parte de mí se sentía seducido ante aquellas sonrisas sinceras que dejaba escapar mientras hablábamos, hablé bastante tiempo con él sobre cosas del lugar hasta que por fin di mis verdaderas intenciones cuando lo invité a ir a otro lugar más apartado, él aceptó siguiéndome hasta una calle más abajo donde estaba ubicada mi casa, claro que, cuando salí del recinto pude ver el enfado de Jeff tras yo ganar un polvo y él no.

Por otro lado, podía notar como el nerviosismo de Erik aumentaba cuando subíamos por el ascensor que llevaba a mi piso, moví las llaves con mis dedos pensando en todas las cosas que deseaba hacerle en mi habitación, no parecía tener demasiada experiencia en este tema, pero no creo que sea virgen ¿o sí? Después de todo no me seguiría tan confiado si lo fuera...

Al dejarlo entrar toda mi vida cambió, días más tarde me arrepentía de mi estupidez, por no decir directamente que luego de tener sexo me arrepentí.

Tengo que decir que en mi defensa no conocía la clase de chico que era, parecía un chico de 18 años buscando una aventura para recordar en su futuro como "La mejor etapa de mi vida".

Recuerdo que también pasé por esa etapa y recuerdo mis 18 como la mejor edad de mi vida, aunque ahora también lo está haciendo cada vez que disfruto de mi fin de semana.

Pero no nos adelantemos, supongo que quieren saber todos los detalles de esa noche, algo muy sencillo de explicar, al dejarlo entrar caminé directamente a la cocina para sacar una botella de agua de la nevera, Erik me seguía con la mirada, nervioso, lo noté debido a que él comenzó a hablar mucho, no le preste atención debido a que eran palabras de nerviosismo, es decir, no tenían mucho sentido, sin embargo, le pedí que se acercara, bebí mi botella de agua casi de un trago viendo cómo veía el lugar, me quité la polera que llevaba puesta viendo como sus ojos se pasaban por mi cuerpo y entonces habló el doble, no pude evitar reírme por dentro, pero a pesar de que me divertía la situación lo callé atrapando sus labios con el beso más mojado que le hayan dado en toda su vida.

Debo reconocer que sus labios eran perfectos, encajaban de una manera ideal con los míos, aquel beso era a lo que la mayoría de mis amigos llama "Beso de amor".

En palabras sencillas es ese tipo de beso consigue atraparte e incluso enamorarte, yo simplemente me convertí en un adicto a sus labios, lo besé en centenares de veces a medida que lo llevaba hasta mi cama y lo dejé caer en ella.

Lo que no sabía era que luego extrañaría aquellos besos cuando tocaba su cuerpo, lo desnudé, me desnudó, estaba entrando en onda y se dejó desnudar por completo, no pude evitar observar su cuerpo un par de segundos teniendo la necesidad de sacarle una fotografía debido a que esta sería más duradera, el único problema es que nadie quiere ser fotografiado por un desconocido completamente desnudo.

Ni siquiera le pregunté si podía, la respuesta me parecía demasiado obvia por ello quise fijarme en cada detalle de esa noche, el color blanco de su piel, la calidez, la suavidad, todo lo que pude tocar y hacer mía en esa noche la recuerdo cada vez que cierro los ojos. En mis veinticuatro años jamás me había pasado algo así, tenía un cuerpo demasiado perfecto como para no sentirme como me siento.

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