Esposa bajo contrato romance Capítulo 18

Tanto Carlotta cómo Mike, se quedaron observando a Sandro como si le hubieran salido dos cabezas, ella porque a pesar de que también le respondió que no, tenía sus razones y era por su reciente experiencia, no obstante, no podía negar que el chico le gustaba y mucho más de lo que recordaba que le gustara a alguien, porque era divertido, ocurrente, en ocasiones tierno y eso conmovía en lo más profundo a una mujer.

Sin embargo, nunca esperó su rechazo y menos después de darle tantos halagos que se los llegó a creer, que era una mujer maravillosa, extraordinaria «¡Eres un idiota Sandro! Y tú más por ser tan crédula, por eso te viven engañando, pero no me importa ese imbécil, porque no dejaré que nunca más me ponga una mano encima».

Antes de que alguno de los otros pudiera hablar lo hizo Carlotta.

—Señor Hamilton, ya escuchó la respuesta de ambos, a mí no me interesa Sandro, la única relación entre él y yo es estrictamente laboral, si usted vio algo más, fue solo una táctica de mi parte de ser amable para que el paciente colabore; respecto a su planteamiento, si se hace muy necesario que yo le preste ayuda, aceptaría casarme solo con Mike, porque él es un hombre y no un niño caprichoso como su hijo pequeño que ni siquiera a estas alturas sabe lo que quiere —dicho eso se giró e iba a marcharse, cuando la mano de Sandro la detuvo.

—¿Entonces esos besos fueron unas tácticas de tu parte para lograr mi colaboración? —como ella lo ignoró se enojó más—. Besas a todos tus pacientes, podemos presentar la denuncia formal a ver cuántos pacientes salen diciendo que los usaste.

—Fuiste tú quien me besó no yo, y haz lo que te dé la gana, es más, a partir de hoy dejo de ser tu fisioterapeuta. ¡Renuncio! Por favor Mike, me iré contigo a Los Ángeles, si necesitas que asumamos una relación pública, no tengo ningún problema, de todas maneras yo no tengo ningún perro que me ladre —espetó simulando indiferencia.

—Yo si tengo problema, ni loco, voy a dejarte ir con mi hermano a ningún lado, si yo no te gusto y era un método no convencional para ti, ¡Te jodiste porque yo si me lo creí! Y de mí no podrás deshacerte tan rápido y no soy ningún perro —pronunció molesto.

—Pues eso es tu problema, es que los niñatos se hacen ilusión con cualquier vaina —expresó burlesca.

Verlos discutir era tan divertido que Mike y sus padres no podían dejar de ver de uno a otro, parecían unos jugadores de ping pong, pasándose la pelota de uno a otro.

—Claro, allá las personas que se la dan de maduras y salen berrichando cómo una mocosa cuando escuchan una negativa —se burló.

—Para nada, solo que no estoy dispuesta a cargar a mi vida a un inmaduro, no me gusta acostarme con niños, porque como dicen amanece uno cagado —ante sus palabras un ahogo de risa se escuchó, era Mike que no podía dejar de divertirse con las ocurrencias de la chica, definitivamente ella era única.

—No me digas que tus tácticas llegan hasta allí, bueno te estás haciendo ilusiones porque no te he invitado a mi cama, allí no puede ir todo el que quiera, sino a quien yo deje entrar —manifestó con prepotencia.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa bajo contrato