Esposa falsa de Simón romance Capítulo 1206

-¿Cuánto quieres comer? -Diego entrecerró un poco los ojos, ya que tampoco le iba a dar a Naomí ninguna.

Al ver que su expresión era un poco molesta, Naomí dijo inmediatamente:

-¡Quiero tener dos piezas! ¿Está bien? No comeré después de estas dos.- dijo Naomí mientras extendía dos dedos.

Diego la miró y no dijo nada. Naomí tosió para ocultar su falta de naturalidad y luego convirtió los dos dedos en uno y preguntó:

-¿Entonces, una?

Diego permaneció en silencio y no dijo que sí. Naomí se puso triste, por mucho que quisiera comer el pastel, si Diego no estaba de acuerdo, entonces optó por renunciar:

-Bien, no lo comeré.

Tras decir esto, Naomí puso una expresión de descontento. Justo cuando se estaba enfadando, Diego sonrió y se acercó a acariciar su cabeza mientras colocaba el pastel frente a Naomí y decía:

-Vale, comes.

El estado de ánimo de Naomí volvió a ser feliz al instante. Miró a Diego como para pedirle su opinión:

-¿De verdad puedo comerlo? No te vas a enfadar por esto, ¿verdad?

-Sí.

La mano de Diego en su cabeza le tocó la cara y la ayudó a arreglar el pelo alrededor de su rostro. Era un gesto suave.

-¡Genial!

Xenia, que no estaba lejos, observó la escena y se emocionó interiormente. Al principio su hermano le había dicho que no quería casarse en el futuro y que incluso estaba dispuesto a tomar a su hijo como propio. Pero ahora Diego no sólo estaba enamorado, también era muy bueno con su novia.

Xenia estaba encantada de que su hermano y su mejor amigo fuesen felices, ¡y eso es una bendición! Pero Naomí nunca se mostró confiada y Xenia decidió tomar algunas medidas para ayudar a ambas a acercarse.

Entonces Xenia miró a la pareja y reflexionó. De repente, a Xenia se le ocurrió una gran idea. No pudo evitar sonreír y tomó una decisión en su mente.

Naomí y Diego, que estaban comiendo el pastel en la distancia, no tenían ni idea de que les había tendido una trampa Xenia.

Xenia, una mujer de acción, le habló a Simón de su idea y de su plan, y cuando Simón escuchó su idea, frunció ligeramente el ceño y la miró con cierta desaprobación. Xenia se sintió extraña y preguntó:

-¿Qué te pasa?

-Nada.

Simón no quería que se centrara en otra persona, pero esa persona era el hermano de Xenia, la única familia que tenía. Si Simón la detuviera, seguramente Xenia se enfadaría. Así que Simón no dijo nada.

Pero Xenia había percibido el cambio de humor de su marido y alargó la mano para coger a Simón:

-¿Estás celoso?

Hubo un cambio en la expresión de Simón, y aunque no lo admitió, Xenia tenía la respuesta en su mente.

-¿Qué te pasa? Mi hermano y mi mejor amigo se han convertido en amantes, ¿no deberías alegrarte por ellos?

Simón permaneció en silencio, su expresión mostraba que seguía de mal humor.

-Cuando mi hermano estaba soltero, se esforzaba mucho en cuidar de mí por ese motivo, y se lo agradezco. Cuando mi hermano se case, no tendrá tiempo para cuidarme y seré completamente de tu propiedad.- Xenia se inclinó más hacia Simón, los dos entrelazando sus respiraciones.

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