Esposa falsa de Simón romance Capítulo 6

No se podía contar la cantidad de tazas, Frida Casaus estaba tan cansada que casi se mareó y no pudo aguantar más. Cuando ella entró en la sala de reunión con café, Simón Freixa se había ido.

¿No había dicho que ella pasó la prueba o no, simplemente desapareció así?

Frida dejó el café sobre la mesa, se volvió y salió.

Cuando llegó debajo del edificio, vio que el coche especial de Simón justamente salió del Grupo Freixa.

Y a ella, la dejó otra vez.

Frida sonrió con autodesprecio, como debería haber imaginado.

Caminó hasta el costado de la carretera para tomar un taxi, pero un coche blanco plateado se detuvo frente a ella.

-Cuñada, te llevo.-

La ventana del coche bajó, apareció el rostro gentil y hermoso de Óliver Freixa.

Frida se sorprendió por un momento y negó con la cabeza, -No hace falta.-

Si Simón la viera con su hermano, diría que ella coqueteó a él.

-Sube, debes estar exhausta después de correr durante unas horas.- Después de decir eso, Óliver se desabrochó el cinturón de seguridad y salió del coche para abrirle la puerta. Su acto de un caballero era tan irresistible.

Al final, Frida se subió a su coche.

-Gracias.-

-Es mucho decir gracias.- Óliver le sonrió suavemente, y luego le recordó, -Cinturón de seguridad.-

Regresó a la casa de Freixa en el coche de Óliver. Él se mantuvo absolutamente silencioso durante todo el camino. No le hizo ninguna pregunta adicional y la dejó en la puerta.

Cuando Frida subió lentamente las escaleras y entró en su habitación, todavía exclamaba la ternura de Óliver en su corazón.

Eran dos hermanos, ¿por qué sus personalidades eran tan distintas?

Al entrar en la habitación, Frida hizo una pausa.

Porque su maleta estaba en el suelo.

Después de unos segundos, Frida levantó los ojos y miró a la persona en la habitación.

-¿Quién te permitió ocupar toda mi habitación?-

Frida se quedó en silencio durante un rato y se adelantó para sacar la maleta. –Tú... pero no ibas a volver, ¿no fue cierto?-

En la noche de la boda, él pidió a sus dependientes a empujarle y se fue, y Frida pensó que no volvería.

-Je, esta es mi habitación.-

Ella se quedó en silencio, apretó sus labios. –Pero soy tu esposa.-

-¿Mi esposa en nombre de tu hermanita?-

Frida no sabía qué decir.

Quedó en claro que él ya no quería que ella estuviera en la habitación. Sus actos mostraron su disgusto a ella. Pero realmente ella no podía irse.

Al pensar eso, ella le miró con una mirada de ruego. –Por favor, te suplico. ¿Solo dame un rincón en la habitación? No te pido mucho.-

-¡No va a pasar!-

La cara de Frida se puso pálida. –Pero si me voy yo, el abuelo se va a enterar.-

Ya Simón dio la orden, enseguida Rafael Secada se adelantó. –Por favor, señora Frida, no me hagas usar fuerza.-

Frida se mordió el labio. -¿Realmente no hay espacio para negociar?-

Los ojos de Simón eran tan oscuros como un lobo, con una luz feroz.

Después de mirarse el uno al otro por un momento, Frida se dio la vuelta en silencio y sacó la maleta.

Cerró la puerta.

-Simón, parece que realmente se fue.-

Simón levantó los labios con desprecio, había pensado que ella tenía una perseverancia muy fuerte. Pero así le venció.

Era realmente vulnerable.

-¿Enviaste a alguien al hospital?- de repente Simón preguntó.

La expresión de Rafael cambió, -Todavía, todavía no he tenido tiempo.-

-¿Entonces qué haces aquí?-

Rafael dijo, -¡Lo haré ahora mismo!-

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