Esposa falsa de Simón romance Capítulo 81

¿Quién la dio el valor de atreverse a golpearlo dos veces?

Simón apretó su barbilla como si estuviera a punto de aplastar sus huesos. Frida tenía dolor y su cara se volvió pálida de nuevo.

-Ya que me odias tanto, será mejor que no te diviertas conmigo. Puedes tirarme abajo o matarme, ¿por qué humillarme una y otra vez?-

A pesar de que su barbilla estaba apretada por sus grandes manos y el dolor le hizo sudar la frente, Frida decidió luchar contra él.

-¿Humillarte?- Simón estrechaba los ojos peligrosamente.

¿Pensó que el beso era humillante para ella?

De hecho, Simón no sabía cómo la había besado en aquel momento. Cuando estuvo cerca de ella, vio de repente que los ojos tranquilos de Frida eran tan hermosos como tenían auras, y entonces la besó inconscientemente.

Cuanto más la besaba, más se embriagaba.

Todavía estaba pensando en qué tipo de magia tenía esta mujer, cuando ella le mordió la lengua.

Entonces, por supuesto, … tenía que vengarse también.

-¡Eres la primera mujer que se atreve a abofetearme!-

-Sí, he abofeteado, ¿qué puedes hacerme?- dijo Frida sin miedo de la muerte.

¿Qué podía?

Según su mal carácter en el pasado, ella perdería la mitad de su vida. Pero al enfrentarse a esta mujer, se vio incapaz de ser despiadado.

-¿Qué puedo hacer? Ya que crees que te he humillado…- se mofó Simón, acercándose y besándola fuertemente en los labios, con la voz apagada-, ¿qué te parece esto?-

-Bastard … Puaj.- Frida trató de apartarlo, pero los labios de Simón le cercaron de nuevo, sellando su voz.

Frida tenía un sentido de aversión en su corazón, pero sus ojos se abrieron al siguiente segundo porque las manos de Simón se metieron debajo de su vestido, y… tocaron a sus…

Se levantó casi en un instante, empujando a Simón lejos de ella con fuerza, con su propio cuerpo retrocediendo. Frida no pudo pensar en nada más mientras corría fuera de la cama, y luego se alejaba de Simón.

Simón le dió una mirada burlona: -¿Quieres huir? ¿A dónde crees que vas a escapar?-

Frida se mordió el labio con nerviosismo y, de repente, recordó que acababa de ser besada por él, y levantó la mano para limpiarse los labios con fuerza.

Lo hacía delante de Simón, quien se enfadó fácilmente por sus acciones: ¡Cómo se atreve a limpiarse los labios! El humor de Simón se puso mal y se mofó mientras se acercaba a ella: -¡No lo limpias más, ya basta!.-

Su voz era tan fría como un demonio del infierno, y cuando Frida lo vio girar su silla de ruedas hacia ella misma, como si una niebla negra lo cubriera, se movió con espanto, pero al momento siguiente dijo sin piedad: -¡Y qué si lo hago, de todos modos no puedes atraparme!-

Dicho esto, Frida se dio la vuelta y salió corriendo.

Chocó de frente con Rafael Secada que entraba, quien fue derribado hacia atrás por ella y Frida se golpeó dolorosamente el pecho, se apoyó en la pared con la espalda. Rafael se cubrió el pecho y preguntó: -Frida, ¿qué estás haciendo aquí?.-

Frida le ignoró y pasó por delante de él, corriendo hacia el exterior.

Rafael Secada, algo desconcertado, se acercó a Simón y le preguntó: -Se… despertó Frida, ¿verdad?-

Simón se detuvo su acción de girar sus ruedas, su rostro fue sombrío al detenerse, sus ojos lo miraron con frialdad.

-¿No lo has visto?

Rafael asintió: -Sí, pero no pensé que se despertara un día sin comer y tuviera la fuerza para correr, me dolió.-

Simón estaba obviamente más enfadado.

Rafael: -Señor Freixa, ¿se ha peleado Frida contigo?-

Simón: -…-

Rafael: -¿No la seguimos?-

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