Esposa Mia romance Capítulo 10

Arthur.

Observo mi reflejo en el espejo del baño y lo primero que se me viene a la mente son los recuerdos del pasado.

—Jamás olvidaras el pasado.

—Eso parece, pero tengo lo que quiero.

—No de la forma adecuada.

—Cállate debilucho— le grite a mi mente débil.

Después de la ducha me vestí con mi traje de siempre. Miro a mi esposa bostezar a cada segundo, ella es una total perezosa. Necesito saber que ha estado haciendo esta semana en la escuela.

—Buenos días— digo depositando un beso en su sien.

—Buenos días—responde cohibida. –Umh me daré una ducha—musita levantándose de la cama y corriendo al cuarto de baño.

Salgo de la habitación y entro en el cuarto donde tengo todas las cámaras.9 Introduzco la contraseña y veo todo lo referente a la semana que fue a la escuela. Sin que se diera cuenta introduje una mini cámara en su mochila y en una de sus prendas sin contar al magnifico de Gamaliel, él la vigila 24hrs.

Busco la fecha del primer día en que llego a la escuela. Lo prendo y empiezo a ver los detalles, luego de unos minutos de ver y escuchar todo, aprieto los nudillos con fuerza. La muy estúpida quiere verse con ese imbécil que según ama, pero eso no sucederá, tendrá que pasar sobre mi cadáver. Es una inconsciente. Muy pronto lloraras lágrimas de sangre Cariza, eso te lo aseguro, mientras tanto que siga en su nube por estúpida. Pero antes me las va a pagar por todas las mierdas que está haciendo a mis espaldas.

Cierro con llave el cuarto de cámaras, entro en mi habitación y la veo de pie observándose en el espejo, mi cuerpo no reacciona pero necesito darle una buena advertencia para que aprenda a respetarme, parezco un idiota dándole confianza cuando ella solo está utilizandolo para hacerme creer el cuento, la muy tonta cree que voy a caer, pues se ha equivocado. Camino con pasos rápidos hasta ella, la tomo de los brazos girándola a mí, me mira con ojos de cordero degollando, me teme y eso es bueno.

—¿Qué? ¿Por qué me sujetas así? Duele— su voz suena con miedo.

—Eres una falsa esposa. Dime cuando estas en la escuela piensas en él y lo llamas.

Niega sorprendida. La tomo del cuello acorralándola en la pared. Puedo ver como sus ojos se ponen aguados, sus manos frágiles sujetan las mías

—¡Suéltala! No desquites tu furia con ella. ¡Suéltala! Te estas comportando como él.

—Cállate maldito, no te metas en esto.

—Suéltala y me callo.

Suelto mis manos de su cuello frágil, ella tose con dificultad, se deja caer en el piso la observo y me pregunto si hice bien en casarme con ella.

Entro al baño y me encierro, lavo mi rostro, miro mi reflejo en el maldito espejo. Bajo la cabeza y levanto la vista, ahí está el metiéndose en mi vida, cree que podrá manejarme, eso no pasara jamás, lo controlo a el y lo seguire manejando a como se debe, el débil muere, mientras que el fuerte vive.

—Entendiste, soy yo el que te va a manejar—replico viéndolo a través del espejo. –Tu eres él débil—lo apunto. –Yo soy el fuerte— me apunto a mí mismo. Salgo del baño con una sonrisa torcida, tomo el pomo de la puerta y antes de salir del cuarto me detengo y con voz dura le replico a Cariza.

—Te quiero ver en el comedor en 5 minutos, quita esa cara de espanto.

Dicho eso bajo las escaleras como alma que lleva el diablo.

Su mirada está perdida en la comida, su rostro luce demacrado, viste una camisa de cuello largo. Debe ser que le deje marca, pero ella lo tiene bien merecido, le di confianza de ir a estudiar y para mi sorpresa ella le ruega a su amiguita para que le esté llamando al estúpido de Maximiliano.

Ah mi pequeña Cristal, no todo lo que brilla es oro. Pronto lo sabrás...

El día de hoy la paso trabajando en mi despacho. Desde aquí la puedo ver sentada en los mecedores del jardín, esta absorbida en su libro, mejor que se ocupe en eso y no en curiosear lo que está en el jardín.

Me pongo a firmar los papeles para que empiecen a construir el local de la fundación. Este tendrá su nombre, será en memoria de ella. Sonriendo observo hacia afuera y no veo a Cariza, me alerte tanto que decido bajar.

Llego al jardín y no la veo. Carajos donde demonios se abra metido. Un grito desesperado se hace oír, miro a todos lados y nada. A lo lejos la veo dentro de la alberca, ella está elevando las manos pidiendo ayuda.

¡Dios mío!

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