Esposa Mia romance Capítulo 12

Arthur.

La cabeza me va a explotar en miles de pedazos, mi cuerpo está pegado junto a una pequeña suave y deliciosa piel, beso su sien sin despertarla, huelo su cabello embriagándome con su aroma. Me levantó de la cama aturdido y con la punzada más fuerte en la cabeza.

Entre al cuarto de baño, hice mis necesidades fisiológicas y luego me adentro al chorro de agua tibia. Los recuerdos de anoche invaden mi mente, sonrió como un idiota, no sé cómo paso, le hice el amor a mi esposa. Debe ser que la borrachera me hizo caer ante ella. A pesar de no querer implicarme, pero caí bajo por ella.

Al salir del baño, seco mi cuerpo mientras me visto llamo a la tienda de hotel para pedir un traje, calzoncillo y para Cariza, vestido y ropa interior.

Me senté al borde de la cama inspeccionando su rostro dormido. Duerme plácidamente, como si estuviera en el mundo de las maravillas. Le quito la sabanas y azotó su trasero, para que despierte, es una perezosa.

-¡Oye!-grita adormilada.

-Te crees la reina Isabel, debemos partir, no tengo todo el tiempo para esperar a que tú, despiertes cuando se te dé la gana.

Sé que mi voz suena duro, pero es lo mejor, no caeré en su trampa. Ella no me da lástima, quiere ganar confianza para escapar con ese Maximiliano, pero Cariza no se imagina la sorpresa que se va a llevar.

Tocan a la puerta, dejo de lado mis pensamientos, abro y el mensajero entra con mi pedido, marcó la tarjeta y sin nada que decir cierro la puerta.

-Dúchate ya es hora de marchar.

Asiente con la cabeza baja.

Me vestí y a los pocos minutos Cariza sale envuelta con la toalla. Se acerca a mí y besa mis labios, quedó quieto como una piedra. ¿Por qué ha hecho eso? Acaso quiere que la bese como anoche, ja, si como no, está equivocada si piensa que caeré rendido como ayer, no estaba cuerdo por esa razón me deje llevar por mis sentimientos hacia ella.

A quien engañas.

-¿Te acuerdas de todo lo que sucedió anoche?- pregunta alejándose de mí.

Su voz dulce y angelical me enloquece.

(¡Para! Arthur no debes caer.)

(Ya haz caído por ella, aún que no lo aceptes)-me recrimina mi mente débil.

(Y a ti quien te mando a opinar)-lo recrimine riendo internamente.

-Cuando estoy ebrio no me acuerdo de nada así que deja de preguntar y termina de vestirte que me atrasas-mentí ya que me encontraba cuerdo y encantado de lo que hacía.

Cariza asintió con una sonrisa torcida.

***

En el trayecto del viaje ninguno decía nada, ella se encontraba sumergida en sus pensamientos, que de seguro pensaba en ese Max. Mientras que yo no dejaba de pensar en cómo la hice mía, sus gemidos de placer que brotaban de su dulce boquita era como melodías de algún instrumento musical.

Maldición debo de olvidarme en sentir esto y no ser bueno ni conmigo mismo.

《Lo bueno te hace débil mientras que malo te hace fuerte e invencible》

Nunca debo olvidar esa frase.

Llegamos a casa, Cariza al bajar del coche corre al interior de la casa. Ordenó a los guardias que guarden el coche, a los segundos entre y la vi sentada en el comedor.

Nina nos sirve el desayuno tardío para ambos, ingerimos en silencio. Al acabar subo a la habitación, lavo mis dientes y me ducho nuevamente. Me vestí con mi traje de siempre, observo la hora en mi reloj, este marca las diez de la mañana.

Al bajar las escaleras, Cariza viene subiendo desganada.

-¿Vas a salir?-pregunto curiosa.

-Así es, voy a salir y vendré tarde-respondí seco.

-Iras a verte con la Araña esa.

Araña a quien se refiere.

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