Esposa Mia romance Capítulo 14

Arthur.

—Destiny, no fui yo, no te mate, no. ¡No!, Ellos fueron yo los vi.

¿Qué? ¿De que habla?

Es posible que Cariza o mejor dicho Cristal sabe todo lo que sucedió aquel horrible dia. Pensé que había perdido la memoria, pero tal parece que ella siempre supo quiénes fueron los asesinos de mi madre. Que mierda es todo esto, me acerco a zarandearla de un lado a otro para que despierte de su pesadilla que de seguro es su maldita consciencia, su cuerpo está sudoroso y frío.

—¡Yo no!— grita alterada.

—Despierta ¡Mentirosa— me hierve la sangre al amarla tanto, es una falsa. Maldita sea, ella sabe quiénes asesinaron a mi madre. Cristal todo este tiempo lo ha sabido.

— No suéltame, ¡no me hagas daño! ¡POR FAVOR! No ¡Auxilio, Artic! Sácame de la alberca— súplica en su pesadilla.

Me separo de ella y lloro como un maldito loco, tengo ganas de matarla y sacarla de mi débil corazón, si tan solo ese día al sacarla de la alberca y al reaccionar me hubiera reconocido o me hubiera dicho que mi madre se encontraba agonizando yo no sería este monstro que ahora soy.

Odio y maldad es lo que poseo y hasta no ver a los culpables tras las rejas y sufriendo, no estaré bien.

Sé que Demetrio y Xenia tienen que ver, según ellos, mi madre desapareció de la mansión junto a dos empleados que robaron mucho dinero y da la casualidad que ella estaba involucrada en el robo ya que transcurrió en los días que desapareció. Xenia y las criadas decían. La zorra de Destiny se fue del país con su amante. Se reían y burlaban al hablar de mi madre.

Nadie supo nada de su desaparición, hasta que me entere y la encontré muerta después de 15 días enterrada aún lado del gran árbol por las mismas personas que la mataron.

Después de esos días atroz para mí, los Golddi desaparecieron por dos largos años y fue en ese entonces que me convertí en lo que soy y peor aún al saber que nunca nadie supo de ese asesinato. A los meses logre escapar de ese infierno y luego volví con mis mejores armas convirtiéndome en esto que ahora soy, gracias al tío de mi padre tengo mucho en tan salo poco tiempo. Por años me pregunté si realmente Demetrio y Xenia fueron los asesinos.

Mil veces maldigo a todos aquellos que hablaron mal de mi madre y pronto llegará el día en que paguen.

Aprieto los puños con fuerza al pensar en todo ese doloroso pasando, si Cariza me hubiera dicho no estuviera haciéndole todo esto, la amaría como se merece y todo lo que un día nos confesamos en el sótano lo estuviera cumpliendo.

Dejo de lado mis pensamientos para concentrarme en mi esposa, ella balbucea en su pesadilla, llora y se aferra a las sábanas, se nota que está sufriendo en su interior.

Me levante salíwnsl de la habitación dejándola en su pesadilla. Entre a mi despacho, me serví una copa de coñac, me senté en el sofá y apreté la copa en mis manos, tenía ganas de hacerle pagar todo mi dolor.

***

Su delgado cuerpo pegado al mío provoca, chispas y deseo de querer hacerla mía una y otra vez. No recuerdo a qué hora entre a dormir junto a mi esposa. Maldita sea porque no puedo contenerme, debo ser indiferente a ella y mostrarle el monstro que soy.

—Bue, Buenos dias—musito restregándose los ojos.

—Buenos días— respondi molesto.

Cariza se levanta dirigiéndose al cuarto de baño, su rostro luce pálido y sus ojos rojos. Suspiro aturdido de no tener idea de lo que ella sabe y piensa. Me adentre a la otra habitación, tome una ducha ligera al salir me vestí con mi traje de siempre. Mire mi reflejo en el espejo y molesto replicó.

—Debes largarte Artic por tu maldita culpa no puedo dejar el pasado atrás y no me permites dañarla. Largándote tú, podré hacer lo que quiera con ella.

—No me iré jamás, no dejaré que le hagas más daño... estas enfermo de odio, ella es inocente, piensas que ella ya a recuperado su memoria, pues no, ten cuidado con lo que haces luego no te arrepientas... Y no dejaré que ella sufra.

—Jamás me arrepentiré de mis actos.

Baje al salón para el desayuno y luego a dejarla a la escuela.

—Ya estoy lista para ir a la escuela— susurra apretando los labios.

No le digo nada, ignoro su actitud de niña buena. Conduzco en dirección a su escuela, puedo notar como tuerce los dedos, algo quiere decirme se le nota a leguas.

—Habla— le ordenó.

—¿A qué hora llegaste a la casa?— pregunto cohibida— Eran las nueve de la noche y tú aún no llegabas— me rio internamente, se nota que está celosa.

—Eso a ti no te interesa, si tú piensas en otro hombre porque yo no puedo hacerlo— miento ya que sólo pienso en ella.

Me aparco en la avenida de la escuela, la miro sin pestañear sólo tuerce una sonrisa falsa, sus ojos azules están apagados, se ve que tuvo una mala noche, pero no debo sentir lástima de ella en lo absoluto.

—Me voy. Uh ¿Vendrás por mí?—pregunta antes de bajar del auto.

—No, no podré, el que te llevará será el que está pendiente de tus pasos —dije señalando el auto detrás de nosotros.

—Arthur ¿Estas con otra mujer?— de nuevo pregunta bajando la cabeza.

Por desgracia no, pero le haré pensar eso.

—Se te hace tarde Esposa mía.

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