Esposa Mia romance Capítulo 21

Cariza.

El cuerpo me pesa, el dolor en mi entre pierna me palpita, creo que no podré caminar en días. La luz del sol se filtra por las cortinas, es molesta... el cuerpo pesado de Arthur está apuntó de aplastarme.

Me zafo de él sin hacer ruido, inspeccionó su rostro, él duerme plácidamente.

Uh es muy guapo.

Me siento avergonzada por la manera en que me comporte en el acto sexual anoche.

Soy adicta a la Bestia.

El agua tibia es cálida, recorre mi piel con suavidad, cierro los ojos y lo primero que se me viene a la mente es lo de anoche, me sorprendí un montón al conocer a los Hamilton, algo de ellos me hace sentir una extraña sensación, el parecido de su hija pequeña conmigo es sorprendente y la señora Martha tan linda, se nota que es una buena madre.

Qué envidia.

Al salir del baño me seco el cuerpo, el cabello y luego me visto con una minifalda negra, un top rayado desmangado, mis botines cortos. Pinto mis labios, me aplico rímel y luego cepillo mi larga cabellera rubia. Unos fuertes brazos rodean mi diminuto cuerpo.

-Buenos días Esposa Mia-. Susurra besando mi cuello. Me estremezco por su contacto excitante.

No creo que pueda hacer algo, ayer me dejo más que satisfecha pero dudo mucho que él se sienta satisfecho ya que es una bestia en la cama.

-No iré a la escuela, estaré en el comedor esperándote.

-Bien, me alegras el día. Yo igual cancelare el día para que la pasemos juntos, quiero llevarte a un lugar.

Un lugar a donde...

-¿Puedo saber?

Niega y azota mi trasero con fuerza.

-No me gusta esa falda.

-Pero esta buena, tú mismo me la has comprado.

-No lo recuerdo-. Espeto rascando su cuello. Camina hasta el cuarto de baño, mostrando su torneado cuerpo, es el mejor reflejo que puedo ver en esta mañana. Muerdo la comisura de mis labios.

Suspire enamorada de este hombre, ojalá un día él sienta lo mismo por mí, hasta he soñado con él, diciéndome que me ama. Sólo fue un estúpido sueño, además Arthur es un hombre que no ama a nadie, me preguntó si algún día lo conoceré a profundidad, presiento que guarda muchos secretos y uno de ellos es el sótano.

Bajo las escalera con un horrible dolor de cabeza y entre pierna. Nina me sirve el desayuno. Chocolate caliente y pan con mantequilla de maní, preparó Flam y me sirvió como la vez pasada. Todos mis gustos se conocen en esta casa.

Aún no puedo quitarme de la cabeza, como demonios Arthur conoce mis gustos o como sabe las cosas que pasan en la escuela, sé que tengo un guardaespaldas que vigila mis pasos o quién sabe si tiene alguna cámara oculta.

Que locura no lo creo o ¿Si?

-Nina sírveme un Té de manzanilla.

Dejo de maquinar y miro a mi esposo, él me mira sonriente.

Esta vestido con una polera café con botones, su cabello negro despeinado y esa barba creciente lo hace ver jodidamente caliente.

Oh será posible que me excite con sólo verlo. No puedo creerme, soy una joven pervertida.

-Apuesto que me estas maquinando desnudo y chupando de tu rica cosita.

-¡Dios mío Arthur! Estamos desayunando, no seas sucio-. Exclamo atragantándome con el pan.

Ríe a carcajadas al ver mi situación bochornosa.

Mi Dios este hombre es un total loco.

-Señores disculpe, pero la madre de la señora Cariza está al teléfono.

Mi madre que quiere.

-Nina deme el teléfono-. Le pido extendiendo la mano.

Ella me lo exctiende y luego se retira.

-Hola-. Respondi seca.

-Hija mía como estas.

-Bien y muy feliz-. Ruedo los ojos, Arthur no quita su mirada sería de mí.

-Quisiera que vengas a vernos, somos tus padres Cariza y tienes que saber que te dimos la vida, te diremos toda la verdad de él porque tu padre hizo lo que hizo-. Mi madre suplica al otro lado de la línea puedo oír sus sollozos.

Suspiro abatida.

-Le diré a mi esposo que me lleve.

-Bueno mi niña... te queremos mucho.

No puedo decir lo mismo...

Colgué la llamada sin responderle.

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