Esposa Mia romance Capítulo 29

Cariza.

Desperté con un inmenso dolor de cabeza, todo me da vueltas. Me sujeto de la puerta del baño para no caerme, entro con dificultad. Miro mi reflejo en el espejo, ojeras y rostro pálido, realmente me veo mal, muy mal.

Cepillo mis dientes y luego entro a la tina a relajarme un poco, necesito sentir el agua sobre mi piel, mientras froto mi cuerpo lleno de jabón me sumerjo en mis pensamientos. Arthur teme hablar de su pasado conmigo, sé que se enojó por haberle dicho lo de la tumba en el jardín, por esa razón se fue sin despedirse de mí.

Al salir de la ducha me seco el cuerpo, luego me aplico crema y aceite corporal para que mi piel no se ponga reseca, me pongo un conjunto de ropa interior de encaje que me compro mi esposo. Aún me intriga no saber cómo el conoce mis gustos, definitivamente Arthur es un libro cerrado con llave de oro, es una jodida caja de sorpresas. Me rio por mis locuras es mejor que me vista, ando con un hambre de tigre. Me pongo un vestido rojo hasta los muslos, dejo mi cabello en una cola alta, una vez lista miro mi reflejo en el espejo y decido maquillarme para no verme pálida. Al bajar al salón me fijo en la hora.

-¡Dios santo! Pero si son más de las 12 del día- exclamo en voz alta.

-Buenos días, digo tardes- comenta Nina con burla.

-Buenas tardes, Nina ¿Que hay para comer?- cuestione antojada.

-Lo que usted desee señorita Cariza.

Entramos a la cocina, me senté en uno de los banquillos, pongo las manos en ambas mejillas, levanto las cejas a cada segundo al verla preparando la comida. Si Nina no termina con la comida que esa preparando en estos momentos, me voy a volver loca, mi estómago está crujiendo ya. ¡No aguanto!

-Ya esta señorita su semi almuerzo está listo y servido- dice con una sonrisa natural. Ya era hora, estuve a punto de gritar como una loca por el hambre.

Me sentía aburridísima, las clases empiezan la otra semana, Keyla y Joel la están pasando genial. Me alegro por ellos, lo único que recibí por parte de Keyla fue una foto en la playa, que envidia, a pesar de no saber nadar me gusta admirar la playa y mojar los pies. Arthur no me ha llamado ¡Que frustración!

Ahora que lo pienso, le preguntare a Nina sobre la madre de Arthur y el sótano que se encuentra en el fondo del jardín, ella debe saber. Me imagino que lleva rato trabajando para mi esposo.

-Nina, puedo hacerte unas cuantas preguntas- inquiero nerviosa, ella pestañea repetidamente.

-Si señorita- dice en un susurró. Puedo ver la duda en sus ojos.

-¿Desde cuándo conoces a mi esposo?

Se aclara la voz y mira hacia los lados como si temiera que alguien pueda entrar o escuchar nuestra conversación.

-Hace 5 años, no mucho.

-En serio, me imaginaba que tal vez desde pequeño, no se- digo encogiéndome de hombros.

-Bueno, debo terminar mi tarea en la cocina- dice cambiando de tema.

-Espera un momento, conocías a la madre o algún familiar.

Niega mientas toma una cacerola y la deja sobre la estufa de 6 quemadores, vierte agua y luego enciende uno de los quemadores.

-¿Bueno y porque hay un sótano viejo en el fondo del jardín?- cuestione de un sopetón.

Los ojos se le abren a punto de salirse de sus orbitas. Antes de que ella replique palabra alguna, la otra chica de servicio entra interrumpiendo la plática.

-Disculpe señora, sus padres está afuera, piden verla.

Frunci las cejas, que estarán haciendo aquí.

-Hazlos pasar al living.

-Si señora.

¿Qué desearan mis padres? Suspire pasando las manos por mi rostro. Antes de ir al salón a recibir a mis padres me cepillo los dientes, lavo mis manos y salgo decidida a pregunta a que se debe su repentina visita. Los veo sentados en el gran sofá blanco, ambos hablando en susurro, observando la casa. Mi madre al verme se calla y sonríe, camino hasta ellos y dejo un beso en su frente. No me inmuto en saludar a Demetrio.

-Hija mía ¿Cómo has estado?- cuestiona mi madre abrazándome con fuerza.

-Estoy bien mamá- respondo recibiendo su abrazo.

-Ay mi niña, no sabes cómo te extraño, y más ahora- solloza. Me separo de ella y la miro confundida.

-Porque dices eso mamá- ahora que me va a decir, ojala que no sea más sobre Arthur.

-Amor dile de una vez a nuestra hija lo que está pasando antes que venga el loco de su marido.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa Mia