Esposa Mia romance Capítulo 33

Arthur.

Llegue a la casa con el corazón a mil, todo lo dicho en la casa de Dylan me desconcierta, si bien yo deseo que ella sea feliz pero por ahora no podemos decirle nada, o saldrá lastimada y es lo que menos deseo.

Cuando entro a la casa me encuentro con Nina limpiando la sala con la aspiradora.

-Señor, ya ha vuelto- dice sonriente y luego baja la cabeza apenada.

-¿Mi esposa está en la habitación?- preguntó viendo para todos lados.

-Sí señor, hace un rato pidió unas uvas y durazno, debe estar leyendo como suele.

-Bien- digo y subí los escalones de dos en dos, entro a la habitación y la veo de pies en la gran ventana, las cortinas están corridas, al parecer no se ha percatado de mi llegada porque está mirando un punto fijo. Llegó sigiloso y la abrazo por detrás, se asusta echando un gritito. Entonces gira y me quedo sin palabras al ver sus ojos llenos de lágrimas.

-¿Por qué lloras princesa?- inquiero nervioso.

Me abraza echándose a llorar, acaricio su cabello con los nervios de punta al verla de esta manera.

-¿Qué pasa? Porque no me dices nada- me tenso cuando levanta su mirada directa a la mía. Cariza absorbe y me dice que leyó una historia muy triste en donde la chica muere y resulto que estaba embarazada. Oh ya había pensado lo peor.

-Ya está mi amor, solo es un libro- limpio sus ojos y beso sus pequeños y rosados labios.

-Disculpa, es que me gustó mucho el comienzo y luego me dio rabia que la mala le haya disparado- murmura y hace una mueca de enojo.

-Está muy sensible, presiento que el embarazo te hace sensible y llorona- bromeó con ella. Me fulmina y gruñe encogiendo los hombros.

-Bueno mi vida, esta noche iremos a cenar a la casa de los Castillos.

Se pone inquieta, se aleja de mí y me mira con las cejas alzadas.

-Esa señora llamada Martha es muy linda, quisiera verla- suspira y ríe mostrando su dentadura.

-Descuida, ella estará presente junto a su esposo, son amigos íntimos de los Castillo por lo tanto son nuestros amigos- se le forma una sonrisa, le agrada la idea.

-Qué tal si nos preparamos para ir a esa cena entre amigos- dice arrastrándome hacia el baño.

-Como diga mi princesa.

***

Llegamos a la casa de Dylan, aparque el auto en la calle libre, miro el rostro iluminado de mi esposa, se le nota lo feliz que está por hacer amigos mayores. Diviso la ropa pegada a su cuerpo, se ve demasiado linda, viste un vestido blanco con rayas negras, su cabello esta suelto en hondas, se ve hermosísima, su maquillaje es moderado.

-Amor me estas quemando con la mirada, me puedes derretir- ríe burlona por su mismo comentario. Niego dejando un beso en su sien.

Al entrar por las grandes rejas mi corazón se acelera por miedo. Debo controlar todo este temor, no soy Artic que todo lo abruma por ser débil. Entramos a la hermosa casa, con las manos entrelazadas, no suelto la mano de mi esposa en ningún momento, ni siquiera para saludar. Dylan aparece en la entrada de la casa, se acerca y nos saluda luego su hijo hace lo mismo, no quita su mirada de Cariza.

-Bienvenidos- exclama mi buen socio.

A los minutos aparece Melani. Ella me saluda con un apretón de mano y a mi esposa la abraza. Los Hamilton aparecen en nuestro campo de visión, la señora tiene una sonrisa plasmada en su rostro, al ver a mí amada esposa se acerca y besa su cabeza, Cariza la mira extraña pero luego le regresa el gesto.

La cena trascurre lento para mi desgracia ya que deseo irme, las señoras no paran de hablar y preguntarle cosas a mi esposa. Ella realmente se nota emocionada al compartir anécdotas de sus libros, al parecer se siente cómoda.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Esposa Mia