Esposa Mia romance Capítulo 6

Cariza

Llevo viviendo una semana con Arthur, esta semana lejos del amor de mi vida, como podría olvidarme de Maximiliano si cada día recuerdo sus besos con ternura, su amor puro y sincero diciéndome cuanto me ama, cierro los ojos y lloro en silencio mientras que los brazos de Arthur rodean mi cuerpo.

- ¿Por qué lloras o por quien lo haces? -Trago saliva un nudo se forma en mi garganta por el miedo

-No estoy llorando- respondo tartamudeando.

Arthur me hace girar el cuerpo y verlo de frente sus ojos verdes amarillentos me inspeccionan, tengo miedo de que me trate de golpear como la primera vez.

-Lloras por ese tipo ¿Cierto? - Niego rápidamente, sería capaz de decirle que sí, pero temo que me maltrate-Duerme-Replica con voz dura. Cierro los ojos reprimiendo las lágrimas que amenazaban con salir.

Abrí los ojos al sentir la claridad del día filtrarse por los grandes ventanales. Observo a Arthur el cual está dormido profundamente, me levanto y veo la hora en el reloj que adorna en la mesa de cristal que está en medio de los dos sofás.

Las 6:30 a.m. entró a la ducha y me baño, el agua es fría pero no importa ya que mi corazón se está tornando frio, froto el jabón en todo mi cuerpo aplico champo en mi cabello rubio, al finalizar me pongo el albornoz en mi cuerpo y una toalla en mi cabello.

Me visto con un vestido de tiras color negro con volante y sandalias de piso color negras. Dejo mi cabello suelto y me aplico perfume con aroma a vainilla.

Miro mi reflejo en el espejo que está pegada en el armario. Desde ahora en adelante mi color favorito será negro, ya que mi vida se tornó gris y negra. Aun que creó que estoy exagerando un poco.

Antes de salir de la habitación, busco entre mis cosas la cámara, de seguro mamá me la ha puesto, deseo tomar fotos del paisaje y luego pintarlas bueno si es que algún día logro volver a pintar. Un suspiro lastimero sale de mi boca

¿Cómo viviré al llegar a Managua? Que mentira les diré a mis dos únicos amigos. ¿Cómo lo tomara Maximiliano cuando me vea con otro hombre? Será posible que pueda hacer algo para escaparme e irme con el amor de mi vida.

Tantas preguntas rondan en mi cabeza. Pero ninguna podría responder a mí misma.

-Buenos días señora, que desea desayunar- Pregunta Carmen con amabilidad.

-Lo que sea está bien de ingerir-Miento ya que mi estómago rechaza varias comidas. Soy tan rara.

-El señor nos ha dicho que usted no suele comer cualquier cosa.

Fruncí las cejas, como ese sujeto sabe que no ingiero cualquier tipo de comidas, es un tanto raro, como demonios conoce de mí. Esto es peor de lo que pensé, me asusta.

- ¿Señora, se encuentra bien?

-Eh si, si haga lo que sabe...

Asiente sonriente, salgo de la cocina dirigiéndome hacia afuera y varios hombres armados están rodando este lugar. Si pudiese escapar lo haría.

La chica que encontré con Arthur, sale de una de las casetas y detrás de ella un tipo algo joven. Ellos ríen besándose como dos desesperados. Es increíble ver estos tipos de cosas, negando decido en seguir en lo mío.

Me quedo de pie en el barandal, tomando varias fotos mientras aprecio el aire de la mañana, las aves cantando, los gallos chillan. El lugar es agradable, pero con un dueño que la hace sentir terrible e irracional.

Unos brazos rodeando mi cintura me hacen reaccionar.

-¿Te asusta los brazos de tu esposo?-Pregunta Arthur con algo de enojo.

-No es eso, es solo que...

-Cállate, es mejor que entres a desayunar.

Me toma de la mano entramos al salón. Arthur desliza la silla del comedor para que me siente a su lado, la zor... uh la chica morena sirve el desayuno sin quitar su mirada de Arthur. Mientras ella deja la sopa para mí, le sirve a mi esposo, sin ella percatarse choca con la silla y derrama el contenido caliente encima de mi pierna derecha.

- ¡Ah quema! -Grito al sentir el ardor en mi pierna.

Arthur al ver lo sucedido se levanta rápidamente, me levanta en sus brazos, sube las escaleras como un loco.

-¡Traigan agua fría, Pero ya!- Grita furioso.

El ardor no es tan fuerte, siento la pierna un poco caliente, pero Arthur es un poco exagerado, Carmen entra con una cubeta y trapos, moja el trapo y me lo coloca en mi pierna lastimada

-Carmen busca en los gaveteros la Pomada para quemaduras-Ordena mi esposo enojado, él me mira y algo en mi interior cambia, su mirada es diferente a la que suele ser.

-¿Te arde?- Pregunta preocupado.

-Un poco nada más- respondi sin dejar de verlo.

-Me la va a pagar esa insensata-Replica con dureza. Me imagino que habla de la chica.

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