Esposa Pecadora romance Capítulo 20

Cuando Madeline recordó su cuerpo apaleado, ella no sabía qué hacer.

Cada mujer querría presentarse en su mejor versión para el hombre que amaba. Sin embargo, cada vez que ella estaba con él, ella siempre estaba en su peor y más destrozado estado. En ese momento, ella estaba incluso cubierta con cicatrices que él le había dejado.

“¿Quién te permitió entrar?”, Jeremy se detuvo fuera de la puerta.

Madeline lo miró. “Esta es mi casa”.

“¿Tu casa?”, él hombre de rio entre dientes suavemente. “¿Crees que tienes el derecho de llamar esta tu casa?”.

La luz en los ojos de Madeline desaparecieron. Las palabras de Jeremy le apuñalearon el corazón como trozos de vidrio.

“Si Mer no hubiese sido tan amable, estarías aún pudriéndote en la cárcel”. Las palabras de Jeremy estaban enlazadas a su amor por Meredith.

Madeline se mofó. “Sí, si no hubiese sido por eso, no habría terminado en tal lugar”.

Era obvio que Jeremy estaba enfurecido por lo que ella había dicho. “¿Todavía sigues defendiéndote en un momento como este?”.

“Jeremy, ¡no lo hice! ¡Te estoy diciendo la verdad!”. Madeline apretó su puño y enfatizó sus palabras con la cabeza en alto.

Sin embargo, el atractivo rostro del hombre estaba cubierto con capas de hielo. Él levantó la fría mirada y miró fijamente a Madeline. “Ah, ¿no? De acuerdo, ve allá y arrodíllate. Te creeré si te arrodillas hasta que la lluvia pare”.

Madeline estaba atónita. Y ella inconscientemente tocó su vientre.

“¿No quieres que te crea? ¿Por qué sigues de pie aquí?”, Jeremy dijo con una voz fría.

Madeline se paró bajo la lluvia mientras levantaba sus lagrimosos ojos al hombre, quien en los recuerdos de ella, solía preocuparse tanto por ella. “Jeremy, yo…”.

“Jeremy, tengo hambre”.

Antes de que Madeline pudiera terminar de hablar, la voz femenina de Meredith se escuchó desde adentro de la casa.

Así que Meredith estaba aquí.

Un indescriptible dolor empezó a esparcirse por todo su cuerpo. El corazón de Madeline se hundió. Era como si estuviera hundiéndose en el abismo sin fondo.

Jeremy miró a Madeline impacientemente. “Meredith pasará la noche aquí. Si tú quieres entrar a la casa, tendrás que arrodillarte hasta que yo esté feliz”.

Luego de decir eso, él tiró la puerta y se dio la vuelta sin compasión.

La fría lluvia cayó sobre el cuerpo de Madeline. En consecuencia, la temperatura de su corazón disminuyó junto con la temperatura de su cuerpo.

El cielo se oscureció, y Madeline vio que las luces se encendieron en la habitación matrimonial. Dos sombras se proyectaban en las cortinas, y el verlos era muy doloroso.

‘Jeremy, ¿Realmente me creerías?’.

‘De todos modos, no seré capaz de compararme con el aliento de Meredith cuando yo esté al lado tuyo en la cama…’.

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