Ex esposa vuelve a mi romance Capítulo 13

Valentina encendió de nuevo el móvil, y esta vez decidió llamar al señor Allister, el abogado de la familia, él respondió con rapidez

—Hola, señor Allister, habla Valentina Dion.

—Hola, señorita Valentina, me da gusto saludarla, dígame, ¿En qué puedo servirla?

—Bueno, yo… tengo algunas dudas respecto a mi herencia, por ahora no me encuentro en el país, salí de viaje, no sé si pueda resolverlas por teléfono.

—Claro que sí, dígame cuáles son sus dudas —dijo el señor Allister con atención

—Quiero saber, es que, bueno, tal vez no se enteró, pero Scott Brighton y yo nos divorciamos, y quería saber si eso cambia en algo la herencia.

—En realidad, sí, la herencia que sus padres dejaron ha sido administrada por un fideicomiso suizo, pero la señora Diana Brighton ha tenido acceso a ella, aunque su padre dejó como lineamiento que en cuánto usted se casara podría recibir el total de la herencia, tengo entendido que decidieron posponerlo.

—¿Posponerlo? —exclamó dudosa

—Sí, la señora Diana acordó que no recibiera la herencia, y solo incrementamos el porcentaje para que tuviera acceso a la fortuna.

—No me queda muy claro, a que se refiere con incrementar el porcentaje

—Sí, verá, mientras usted cumplía la mayoría de edad y se casaba, sus padres acordaron en el testamento que solo recibiría cierto porcentaje de la fortuna y este se le repartiría en una mensualidad, sin embargo, al casarse, la herencia debió estar a su completa disposición, pero Diana Brighton acordó que no sería así, solo le hemos dado el treinta por ciento de la fortuna para que usted lo goce por ahora.

Valentina tenía el rostro perplejo

—Creo que entiendo, pero, a quien le dieron ese treinta por ciento de la fortuna.

—A la señora Diana Brighton, ella dijo que usted y su ex esposo, bueno, esposo en ese entonces, tendrían una cuenta mancomunada, y depositamos el dinero ahí, ¿Acaso hay algún problema, señorita Dion?

—¡Oh, no! Ninguno, es que quería saber si tras el divorcio habría algún cambio.

—Si lo hay, la señora Brighton me llamó hace poco, me indicó que, la entrega de la herencia seguiría el curso normal, por lo que, ahora, como ya no está casada, no tendrá acceso a ella, hasta que vuelva a hacerlo.

—¡¿Qué?! —exclamó incrédula—. Bien, debo ocuparme de unos asuntos, señor Allister, le llamaré después, pero, ¿Puedo pedirle un favor?

—Él que quiera, no olvide que soy su abogado.

—Bien, por favor, no diga nada de esto a Diana Brighton, no quisiera un malentiendo familiar.

—Claro, no diré absolutamente nada.

Valentina colgó la llamada y se sentó sobre la cama, sintió que su corazón ardía en llamas, ahora ya no sabía que pensar, sus sentimientos se envenenaron

—¿Por qué razón Diana nunca me habló de esto? Si pienso bien, ¿Por qué me dejó casarme con Scott sin titubear? ¿Por qué siempre deseó este matrimonio más que yo misma? Será posible que haya vivido entre buitres por tantos años.

Ella tomó una foto de sus padres, sobre una mesa de noche, acarició la foto con sus dedos

—Madre, padre, díganme que no es cierto, que todo fue un accidente trágico, una desgracia del destino, no quiero saber que ustedes fueron víctimas de las mentes más crueles, por favor —dijo mientras lloraba, y durmió abrazada a esa fotografía.

Scott entró en la casa, y escuchó esa voz llamándolo, era Meredith, cuando se vieron cara a cara, él bajó la mirada, atormentado, porque sabía que ella intentó advertirle, ella se acercó a él

—Tío, ¡Lo siento tanto! —exclamó y lo abrazó, él esperaba algún reclamo, pero Meredith no fue cruel

—Gracias, querida, gracias por estar aquí, cariño.

—Tío, ojalá y que esto no hubiera pasado, mamá me lo contó todo.

—Sí, Meredith, sé que no tengo cara para preguntarlo, pero, ¿Sabes algo de Valentina?

—No, tío, ella no responde mis llamadas, no la encuentro en ningún lado, siento que la he perdido para siempre, perdí a mi amiga, a mi hermana —dijo con tristeza

—Es mi culpa, estoy tan arrepentido.

Meredith le miró con duda

—¿Estás arrepentido de haberla lastimado? ¿O estás arrepentido de haberla dejado?

—De las dos cosas.

Meredith frunció el ceño con duda, a pesar de que su tío estaba con el corazón roto, se veía más entero que la vez anterior, ella no sabía si se trataba de una cuestión de madurez

—Necesito hablar con Valentina, envié a un investigador a buscarle, pero, no tengo noticias de ese sujeto.

—Te dije que Val, podría ser muy orgullosa, debemos esperar a que ella quiera regresar por su propio deseo.

—¿Y si no vuelve, Meredith? ¿Qué haré si no vuelve? No podré vivir con la culpa, y menos con todo lo que siento aquí dentro —dijo tocando su pecho

—¿Y qué sientes, tío? ¿Acaso crees que tendrás otra oportunidad para amarla?

Scott bajó la mirada, sus ojos se desdibujaron entre lágrimas y Meredith sintió mucha compasión por él, por verlo tan destruido, sin Valentina que tanto lo amó.

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