Ex esposa vuelve a mi romance Capítulo 5

Meredith salió corriendo, pero cuando vio a su amiga irse, rompió en llanto, y vio con coraje a su tío

—¡¿Por qué no la detuviste?! ¡Esto es toda tu culpa! —exclamó con rabia

—Déjala —dijo sosteniéndola cuando pensó que se iría a buscarla—. Necesita estar sola, Meredith, pensar.

—¿Sola?

—Después iré a verla a la casa.

—¿De verdad eres tan ingenuo para creer que estará en la casa esperando por ti? ¡No eres el centro del universo, Scott Brighton! —gritó furiosa—. Valentina se ha ido, no creo que vuelva a vernos o a hablarnos, nunca la conociste, ella nunca perdonaría la traición, ella no dará una segunda oportunidad.

Scott sintió un miedo rotundo en su estómago, y bajó la vista, Meredith se alejó de él, estaba por irse, cuando regresó la vista

—Te juro que, si le pasa algo malo, nunca voy a perdonarte, y esto será solo tu culpa —sentenció rabiosa, luego entró en la casa

Scott sintió un miedo en su interior, pensó en ella, y las ganas de ir a buscarla, y asegurarse de que estaba bien fueron incontenibles, corrió a tomar su auto, pero Laura se acercó a él

—¿A dónde crees que vas?

Él la miró y le dio las llaves

—Vete al hotel, te alcanzaré después —dijo y subió a otro auto de los Brighton, ella intentó detenerlo

—¿A dónde vas? Escúchame, no busques a Valentina, solo le darás falsas esperanzas… —fue tarde para que él la escuchará, se marchó en el auto.

Valentina manejaba con rapidez, luego de horas de conducir, llegó a Boston, al aeropuerto, estacionó el auto y pensó, no tenía ningún lugar a donde ir, nació en Redville, Massachussets, nunca fue a otro lugar, sus padres la trajeron ahí, eran tan ricos, solo querían un lugar pacifico para vivir, pero para ella, ese lugar no era el epicentro de paz que todos le dijeron, tomó sus maletas, y sus papeles, entró al aeropuerto internacional Logan, no supo a donde ir, pero escuchó a una señora decir que compraría un boleto de avión al Mediterráneo con una escala, ella siguió a la mujer, y cuando ella terminó de comprar un boleto, Valentina también lo hizo, no sabía a donde iba, ni porque, pero supo que, cualquier lugar en el mundo, sería mejor que quedarse ahí, amargándose con un recuerdo de amor imposible.

Scott llegó a casa, dejó el auto mal estacionado y entró con su propia llave, que no había olvidado, entró y gritó a Valentina

—¿Dónde estás, Valentina? —el silencio lo perturbó, aunque debía estar muy consciente de que el auto no estaba afuera, subió a todos lados, solo para comprobar lo que ya presentía, ella no estaba.

Bajó la escalera y maldijo en silencio, frustrado, luego observó esa bufanda, era una bufanda de lana, de color azul celeste, la tomó en sus manos, la llevó a su nariz para aspirar su aroma, el perfume de Valentina seguía en esa prenda, sintió un pesar y un miedo, ¿Dónde estaba? ¿Volvería? Tuvo miedo por primera vez, de no volver a verla, no quería lastimarla y terminó haciéndolo.

Luego salió de ahí, cerró la puerta y condujo, pero no volvió con Laura, manejó hasta el bar más cercano.

Scott sentía la culpa en su alma, atormentándolo, podía recordar las palabras de odio de Valentina contra él y le dolían, se preguntaba como estaría, sentado en una mesa lejana, bebiendo whisky sin parar, solo

«Dios lo sabe, Valentina, nunca quise lastimarte, no fue mi intención, y lo lamento mucho, lamento haber roto tu corazón, te quiero esa es la verdad, si Laura no hubiese… tal vez… ¡No, que digo! Solo quiero que ella esté bien, que Valentina sea feliz, por sobre todas las cosas» pensó con angustia.

Un hombre se sentó junto a él, Scott no lo conocía, y lo saludó con cordialidad

—Lamento sentarme así, sin pedir permiso —dijo sonriente, Scott también sonrió

—No te apures.

—Me llamo Charlie, me recomendaron este bar.

—Me llamo Scott Brighton, bienvenido a Redville.

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