Falso Amor Del Italiano romance Capítulo 14

LYNETTE

Mis mejillas arden cuando me doy cuenta de que estoy completamente desnuda ante el padre de mis hijos, quien me mira de arriba abajo sin ningúna expresión en su rostro, trato de pensar en qué piensa pero sinceramente agarro rápido la toalla y cubro mi cuerpo desnudo.

—No hay nada interesante que ver —espeta de repente.

Me muerdo el labio inferior, ¿quién se cree para decirme esas cosas? Intento pensar con claridad, aunque mi cuerpo sigue temblando ante la idea de que sea el segundo hombre en la vida que me ha visto desnuda.

—¿Qué haces aquí? —aclaro mi garganta cuando recupero la voz.

—Solo vine a informarte algo —su actitud cambia a una más hostil.

Bajo la mirada, recordando que no estoy frente a cualquier hombre, sino, a uno que es el líder de una de las mafias más peligrosas que he investigado, hay en el mundo.

—¿No puedes esperar a que me cambie? —pregunto con cautela.

—No —es rotundo.

Me le quedo viendo solo un par de segundos hasta que asiento lento. Él recarga su cuerpo sobre el marco de la puerta, como si hablar aquí y de este modo, fuera lo más común del mundo.

—Me iré —comienza de golpe—. Vendré cada dos días a ver a mis hijos, en estos días es la elección del siguiente Capo, por lo que tendré que estar en la casa principal hasta que sea su legítimo líder, por el momento solo estarás aquí, cuidando de nuestros hijos.

—Pero…

—No te daré más explicaciones, recuerda cuál es tu lugar —me mira desafiante—. Varios de mis hombres cuidaran día y noche la zona, evitarán que estén en cualquier clase de peligro, además que estarán comunicados conmigo en todo momento, ellos me informarán de todo lo que hagas o no hagas, por lo que te aconsejo que no cometas ningúna tontería.

Hay un breve silencio antes de que continúe.

—Una cosa más —apunta—. No vuelvas a entrar a una habitación donde esté yo, sin permiso.

—Estaba abierto, escuché ruidos y vi que estabas teniendo una pesadilla, solo quise ayudar.

—Pues no lo hagas de nuevo, odio la idea de que alguien a quien no deseo, esté a mi lado de esa manera.

Me trago lo que siento a recordar que murmuró el nombre de otra mujer, y me callo las dudas que tengo respecto a este trato, una cosa es lo que viene en un contrato y otra muy distinta, el que sea realidad.

Abro la boca para decir algo, pero él solo se da la vuelta y sale sin decir nada más, respiro hondo, memorizado todo lo que ha dicho. Siento un poco de alivio, en especial porque podré pasar más tiempo con los gemelos, sonrío ante esa idea. Para cuando termino de vestirme, decido prepararme algo de comer, estoy entrando a la cocina, pero el sonido del timbre llama mi atención.

Espero a que alguien abra al escuchar que deja de sonar, abro la nevera en busca de algo lácteo, hasta que una voz femenina golpea mis espaldas.

—Disculpe, señora White.

Una de las muchachas de servicio se me acerca con la cautela de un gato temeroso.

—Afuera hay un hombre que la busca, dice que es importante, se llama Zair.

Abro los ojos como platos.

—Hazlo pasar, es un amigo.

Niega con la cabeza.

—Si son amistades de la señora, es usted quien debe ir a darles acceso, los hombres que contrató el jefe, no quieren dejarle pasar y solo usted puede hacer algo al respecto —finaliza.

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