Falso Amor Del Italiano romance Capítulo 4

BRENTT

La cabeza me estalla, los nervios me corroen, pero toda duda se disipa cuando Fabricio entra a mi despacho con mi hijo en brazos, lo pensé muy bien antes de hacer esto, en primera porque es arriesgado y no quiero ponerlo en peligro, hemos corroborado toda la información, y al final, quise saber cómo era y la mujer que lo dio a luz.

—Tardaste demasiado —le gruño.

—No es cosa fácil, ya lo sabes, si de por sí, traer a una persona adulta lo es, con un bebé se corre más peligro.

Dejo de lado todo lo que me dice cuando me lo entrega, es tan frágil y tan pequeño, que temo por un segundo romperlo en dos, aparto de su rostro la manta que lo cubre, y detallo sus facciones, mi bebé es rubio, lo cual sacó de su madre, y sus ojos son verdes, tal y como los míos,

—¿El dinero se le ha transferido con éxito a la madre? —pregunto sin apartar la mirada de mi hijo, quien me tiene anonadado con lo perfecto que es.

—Por supuesto, incluyendo el 50% adicional que demandaste ingresarle.

Asiento satisfecho.

DÍAS DESPUÉS…

Muevo el cuello con estrés, tensando la mandíbula con tanta fuerza que la presión resulta dolorosa, recargo mi peso en las muletas y comienzo a caminar con dificultad, pero mis pasos son firmes, hace dos años que un accidente cambió mi vida, dejándome en silla de ruedas por un tiempo, con la ayuda de los expertos ingleses, he podido mejorar en secreto, y ahora ya puedo caminar aunque el esfuerzo duele como la m****a.

Han pasado dos semanas y media desde que Fabricio me llamó para informarme que mi hijo había nacido, Mael, como me dijo la mujer que le gustaría que se llamase, lo conservé solo en señal de agradecimiento por lo que hizo, fuera de lo económico y que fue por su propia voluntad. Ahora, está custodiado las veinticuatro horas del día, con personal, atendiendo sus necesidades en lo que arreglo nuestro regreso a Italia.

La Cosa Nostra está empujando a mi padre a tomar decisiones que ya no debería, incluso tuvo que cambiar la fecha de su festejo por su cumpleaños 60, la orden también está sometiendo a la organización, es por ello que mi padre se siente acorralado como un ratón, ellos quieren que despose a Yara Roman, la hija del consigliare, un hombre tan ambicioso como mi padre.

El asunto es que Yara es peligrosa, hacerlo es echarme encima al peor de los alacranes, sé que está enamorada de mí, me lo ha hecho saber desde qué éramos niños, ambos crecimos bajo las reglas y dominio de la mafia italiana, es una buena mujer, pero que siempre estará del lado de su padre y yo necesito lealtad solo a mí. No una mujer que me pueda clavar el puñal por la espalda si su padre se lo pide.

De cualquier manera, estoy preparando un golpe de estado contra ellos, aquí quien será el jefe soy yo, y quien impondrá las nuevas reglas seré yo. Al terminar de caminar de un lado a otro como ejercicio, decido caer sobre mi silla de ruedas, de nuevo, enseguida suena mi móvil, parpadeando con el número de uno de mis detectives privados.

—¿Ahora qué? —atiendo.

—Siento la molestia, señor White —habla—. Pero me temo que esto es urgente.

Guardo silencio, saben bien que a esta hora del día no pueden llamarme, a menos que sea una emergencia casi de nivel mundial, las practicas para la mejora de mis piernas son indispensables y odio estar distraído.

—Más te vale que sea urgente —gruño.

—Se trata de la madre de alquiler, la señorita Lynette Finn —espeta.

De pronto, es como si el aire quemara mis pulmones, respiro con profundidad.

—¿Qué pasa con ella? —mis puños se aprietan—. ¿Acaso quiere más dinero?

Era de esperarse de ser el caso, las mujeres que suelen trabajar en esto, pese a que fue su primer alquiler, según lo que me contó Fabricio, al ver que su cliente es millonario y de que hay un contrato de por medio, que si violan se verán con la necesidad de pagar una bonificación extra al cliente, una muy millonaria, piden un extra como atención.

—No se trata de eso —responde mi detective.

—¿Entonces? —comienzo a ponerme de la humor.

—Me temo que no fue solo un hijo el que tuvo, sino, dos, gemelos idénticos, al parecer, una enfermera que apenas estaba trabajando en su primer día, no sabía nada de lo ocurrido y le entregó solo un bebé a su abogado —me explica—. Uno de los gemelos nació débil y fue llevado a cuidados intensivos, ese fue el asunto de la confusión.

La vida parece darme un nuevo golpe que me deja noqueado por un par de segundos.

—Hay algo más —carraspea al otro lado de la línea.

Me quedo en un profundo silencio mientras mis ideas toman forma.

—Al parecer alguien intentó matar a su hijo, el que estaba débil, un doctor llamado Zair Kaegan lo salvó, no saben nada, pero pasa que fue una mujer vestida de enfermera, es por eso que la señorita Finn, pretende llevárselo a Italia, ella cree que usted no quiso al bebé —finaliza con simpleza.

Intentaron matar a mi otro hijo, eso quiere decir que la mafia turca ya está enterada de lo sucedido, si no ha dicho nada a la italiana, es porque tienen otros planes, es un hecho, mis hijos corren más peligro del que imaginaba.

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