Heredero de un multimillonario romance Capítulo 21

Jana

(Tiempo presente)

***

De repente oigo el rugido de un motor cercano.

Al girar la cabeza ligeramente hacia un lado, veo una moto, con un hombre extraño en ella, con un casco negro y ropa oscura.

Está a la altura del coche. Se acerca bastante y se pone delante de mí.

Antes de que pueda gritar, su brazo da un fuerte tirón hacia delante y la boca de su pistola me apunta.

¡BANG!

Un fuerte disparo sonó al otro lado de la calle.

Toda mi vida pasó ante mis ojos...

Por un momento pensé que eso era todo. El final.

Pero unos fuertes brazos se desplomaron sobre mis hombros y tiraron de mí hacia abajo, tumbándome en el suelo.

Entonces, como un escudo, un cuerpo poderoso y caliente me cubrió desde arriba.

Jadeé y me estremecí, jadeando de pánico.

Mamá... ¿Qué pasa?

Encuentro pequeños fragmentos de vidrio en el suelo, sobre los que milagrosamente no he puesto las manos, arañándolas con sangre.

- ¡Cállate, chica, cállate! Quédate agachada y no te muevas", el susurro caliente toca ligeramente mi oído.

Damir está conmigo...

Y me relajo un poco, porque me hace sentir confiada y segura.

Desde algún lugar de arriba, siguen llegando gritos y más disparos.

Pero cada vez suenan más lejos.

- ¡Atrápenlo! ¡Atrápenlo!

Bang. Bang. Bang.

Hay un poderoso estruendo.

Y todo se desvanece...

- Todo despejado, Damir Rinatovich, todo arreglado.

Poco a poco estoy volviendo a mi posición original.

Mi corazón latía como un conejo asustado. No podía recuperar el aliento. Eso fue todo un paseo...

- Jana, ¿puedes oírme? - Las cálidas palmas se posan en mis mejillas, acariciando suavemente. - Mírame.

Levanto lentamente los párpados, parpadeando con lentitud.

- No tengas miedo, estás a salvo conmigo.

Frente a mí veo un rostro amenazante con una mirada aguda y ardiente. Mi mirada se desliza involuntariamente hacia mi izquierda, hacia mi pómulo izquierdo.

Me sobresalto y me estremezco. Cuando vi un delgado corte en la piel morena, cubierto de una ligera barba, del que rezumaba un hilillo escarlata.

- Estás... estás sangrando.

Le toco ligeramente la cara con la punta de los dedos. Mi pecho se aprieta con una extraña emoción. Lo siento por Damir.

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