- Y lo más importante es que nadie, nadie puede saber nada de ella. ¿Sabes a quién me refiero?
- ¡Claro que sí!
- Dile a todo el mundo que se calle. ¡O les arrancaré la lengua!
Ladró la última frase en voz baja en el altavoz, para que Jana no sospechara.
Myron contuvo la respiración.
- El niño tiene cuatro años.
- ¿Necesitas comprar alguna cosa especial, juguetes?
- Probablemente todavía no. Nos ocuparemos de eso ahora. Tienes unas horas. Empieza.
Voy a colgar.
Agarrando el teléfono en la mano, miro fijamente la carretera delante de mí.
Sí, la situación...
¿Cómo lo hago de forma tan ordenada que me mantengo en números rojos y salvo los nervios?
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