Jefe Atrevido: Amor Retardado romance Capítulo 22

Al principio, Vanesa solo tratando de fingir dormir para evitar estar a solas con Santiago, pero realmente se quedó dormida.

Para cuando despertara, justamente la enfermera vino a ponerle la inyección hemostática que contenía antiinflamatorio.

Santiago y Adam ahora estaban sentados en el sofá de la sala. Adam tenía un documento en mano, luego de leerlo se lo pasó a Santiago para que lo revisara. Ninguno de los dos miró a Vanesa.

Vanesa frunció los labios y miró a la enfermera.

—No necesito inyecciones. Esto ha sido un problema desde hace tiempo, así que sólo tomaré los medicamentos. No pasa nada.

La enfermera se puso muy seria.

—¿Sabes lo grave que es tu problema estomacal? Es precisamente porque no le importa estar así. Todavía es usted joven, así que cuídese o la perseguirá de por vida.

La enfermera sacó el tensiómetro mientras hablaba.

Vanesa extendió la mano de mala gana.

La enfermera le ató el tensiómetro, luego mientras le daba palmaditas en el dorso de la mano dijo,

—Eres tan joven, ¿cómo fue que se agravó su problema?

Vanesa ladeó la cabeza para no mirar cómo le hacían la inyección, pero continuó hablando,

—No le presté atención antes, pues...

Santiago estaba sentado en el sofá mirando los documentos, pero cuando escuchó lo que dijo, miró a Vanesa.

Vanesa tenía un poco de miedo a las inyecciones, pero la terquedad que había en su mirada no disminuyó para nada.

De repente Santiago sentía un poco curioso, esta chica había cambiado mucho después del divorcio.

Al pesnar esto, Santiago recordó mucho. No quería casarse con Vanesa desde el principio. Así que no la trató bien después del matrimonio.

Llevó los papeles a la sala pues estaba ocupado pero en realidad, era la única manera de distraerse de su ex mujer. Obviamente, Vanesa no dio cuenta de eso.

Antes, cuando dijo que no tenía tiempo para ir de luna de miel, ella simplemente sonrió y dijo que no le importaba; cuando dijo que trabajaba horas extras y que no podía regresar a casa a cenar por la noche, ella simplemente sonrió y dijo que no le importaba. Más tarde, cuando a veces llegaba a casa tarde, directamente se quedaba durmiendo en otra habitación. Al día siguiente, le explicó que era porque no quería despertarla. Ella seguía sonriendo, incluso le recordó que prestara más atención a su salud.

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