Jefe Atrevido: Amor Retardado romance Capítulo 30

El coche no se detuvo frente al hotel de Vanesa.

Vanesa tomó la iniciativa de detener al conductor cuando el automóvil se encontraba a cierta distancia del hotel.

Tanto Santiago como Adam se sorprendieron.

Vanesa esperó a que el auto se detuviera para sonreír y abrir la puerta.

—Bajaré primero, no volveré con vosotros.

Santiago retrajo lentamente la mirada, sin ninguna reacción especial.

Solo esperó a que Vanesa cerrara la puerta del auto para decir,

—Vamos.

Adam miró atentamente a Santiago por el espejo retrovisor.

Santiago siguió mirando su teléfono.

Adam volvió a mirar a Vanesa por el retrovisor.

Vanesa se vestía aseada, como una chica joven que no había experimentado el mundo, se hacía cada vez más pequeña en el espejo retrovisor.

Adam habló,

—¿Vanesita tiene miedo de que los demás la malinterpreten si vuelve con nosotros al hotel?

Santiago no dijo nada.

Adam esperó y volvió a decir,

—Es comprensible, tiene un pretendiente que también se aloja en este hotel, la verdad es que no es muy bueno que la vean con nosotros. La entiendo.

Santiago levantó lentamente la cabeza y arqueó las cejas para mirar a Adam.

—¿Qué es lo que pretendes decir?

Adam apresuradamente se rio.

—Solo era un comentario que me ha venido, no hay intenciones ocultas.

Santiago se burló y dejó de hablar.

Vanesa caminó lentamente hacia el hotel.

De hecho, no quedaba lejos.

La zona era bastante animada por la noche, había pequeños puestos de comida y otras cosas al costado de la carretera.

Vanesa miraba a todo mientras caminaba, pero antes de que llegara a la entrada del hotel, vio a una persona conocida.

Edgar estaba comprando algo a un vendedor de algún puesto, parecía que era un suvenir del lugar.

Vanesa pensó por un momento, luego se acercó, y palmeó a Edgar por detrás.

—Hola.

Edgar se sorprendió y miró hacia atrás, miró a Vanesa durante unos segundos antes de reconocerla.

—Oh, casi no te reconozco.

Vanesa se rio.

—¿Estás comprando algo?

Edgar pagó rápidamente y luego se dirigió a Vanesa.

—El otro día fui a por medicina para el estómago, pero cuando volví a la playa no te encontré, ¿por qué desapareciste?

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