¡Jefe, pronto seremos tres! romance Capítulo 134

Owen Kewlyn

La reunión acabó con bombos y platillos, esas noticias eran las más esperadas, me encantaba volver a ser padre, que la vida me concediera ese privilegio, era lo que siempre había soñado y ahora por segunda vez estaba listo para recibir a mi pequeño o pequeña, eso lo sabíamos Olivia y yo, el sexo era lo de menos, estábamos encantados con ese trio lleno de travesuras.

‒ ¿Nos vamos a casa?

‒Claro que sí.

Ya todos estaban recogiendo sus pertenecías, porque ya era hora de irse, nos acercamos para despedirnos, los Morgan estaban felices también, veía que lo más probable era que la seguirían en la casa de Matt.

‒Bueno, amigos, estaremos visitándolos en estos días, esperamos con ansia la fiesta de cumpleaños del trio maravilla.

‒Claro que sí, allá los esperamos ‒dijo Olivia.

‒Todos están invitados, por supuesto.

Los adultos no se perdían tampoco las fiestas infantiles, ellos también se divertían, ayudaban con los niños y los cuidaban, pues eran tíos, abuelos y cada quien mostraba aprecio por los pequeños, pues ya eran casi un batallón y con los que se iban a sumar, se multiplicaba la guardería.

‒Nos vemos pronto.

‒Que les vaya bien.

Caminamos hacia el auto, tomados de las manos, llegamos y le abrí la puerta del copiloto, no sin antes darle un beso en los labios, el cual me correspondió, llevaba más de una hora conteniéndome, así que el beso se tornó un poco más íntimo, me gustaría llegar a casa y que no estuviera nadie, para hacerle el amor, lento, como sabía que le gustaba.

‒Owen.

Me regaña Olivia cuando le di oportunidad para respirar, me había perdido en sus dulces labios, quería más pero sabía que debía parar y calmarme, pues al llegar a casa no podríamos hacer nada, salvo darnos unos apasionados besos, como los que estábamos dándonos ahora.

‒Vámonos, no quiero desnudarte aquí en pleno estacionamiento.

Su risa me contagia, somos dos calenturientos y más cuando está embarazada, ya que las hormonas la ponen todo el tiempo con la libido a tope, pero yo no le puedo decir que no, pues a mí también me suben las ganas de tenerla cada que se puede. La ayudo a subir, cierro la puerta y me dirijo al asiento del conductor.

‒ ¿Tú crees que esta vez sí sea una niña? ‒me pregunta en cuanto me siento.

‒Estoy casi seguro, la genética debe darnos a la niña esta vez, mira a mis hermanos y a mí, estamos siguiendo el mismo patrón que nuestra madre, pues de tres, tres embarazos de niños, ahora nos toca la niña.

‒Tiene sentido ¿y si no?

‒Si no, ya tendremos nuestro cuarteto maravilla.

‒Ya serán seis niños a ver a quien le toca ser el encargado de tener primero a la princesita.

‒Si no somos nosotros, ya no habrá más embarazos.

‒ ¿Y la media docena, donde quedó?

Me encanta mi mujer, está dispuesta a complacerme con mi mini ejército, por lo menos que tengamos a nuestra beba y ya le parábamos.

‒No pesé que de verdad estuvieras dispuesta a tener tantos bebés.

‒Lo podemos intentar por última vez si no resultara ser una niña.

Le tomaba la palabra, pero a la vez debía convencerla de contratar a otras dos asistentes, una que se encargara de los trillizos y la otra para que le ayudara a la que ya teníamos, en los deberes de la casa, no podía permitir que Olivia siguiera desempeñando esas labores y menos ahora, no sabíamos que tan mal se podría poner, solo rezaba para que este fuera más tranquilo que el anterior.

‒ ¿También quieres que sea niña?

‒Claro, necesito poner moños, hacer peinados y comprar montones de vestiditos para mi nena.

‒Se van a volver locos en cuanto se enteren, ¿no le has dicho a Jillie?

‒No, solo le había dicho de mis sospechas a Milenka, porque ella me había dicho lo mismo y de veras que coincidimos.

‒Muy bien, entonces será una sorpresa para todos.

‒ ¿Crees que a los chicos les guste la noticia?

‒Desde luego que sí, ellos están encantados con su primo y creo que un hermanito o hermanita no les caería mal.

‒Sí, se portan con unos hermanos mayores.

‒Y lo son.

‒Tienes razón, Didier, vendría siendo para ellos su hermanito menor.

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