¡Jefe, pronto seremos tres! romance Capítulo 136

Owen Kewlyn

‒Familia, les tenemos una gran noticia.

Todos estaban atentos a lo que yo les fuera decir.

‒Olivia, está embarazada.

‒Doble.

Vaticinó Jillie, al parecer Olivia y yo éramos los únicos que íbamos a tener embarazos gemelares, pues mi hermano, solo tenía a Didier y mi hermana, solo estaba embarazada de un niño, y decía niño, porque ya sabíamos el sexo de su bebé, buena era un decir, porque no estábamos seguro de que fueran dos o tres.

‒O triple ‒dijo Jeremy.

Todos reímos excepto mi esposa, claro como ninguno de nosotros iba a pasar de nuevo por lo mismo, por eso nos pareció divertido.

‒No lo creo ‒ dijo mi suegra, aunque ella también se había reído.

‒Espero que sí ‒ dijo Olivia ‒ así ya no tendré que estar batallando cada embarazo y que sean niñas.

Lo había dicho en plural, entonces ella también tenía la esperanza de que si fueran dos y además niñas.

‒Cuñada, es broma, pero que sí sea niña, ya tenemos casi media docena de chicos ruidosos.

‒Mis hijos no son ruidosos.

A Olivia no se le podía tocar ese tema de los niños y en estos momentos no era conveniente llevarle la contraria, pero mis chicos si eran bastante ruidosos y a un nivel elevado.

‒Mis sobrinos son los niños, más tranquilos del mundo, como osar decir tal cosa Jeremy.

Jillie es una de las primeras que sale en defensa de los trillizos cuando estos se meten en problemas, no son unas santas palomas.

‒ ¿Y de cuánto tiempo estas, hija?

Mi suegra trata de desviar el tema, ya que Olivia ha manifestado sensibilidad, desde que me he enterado lo noto.

‒Debo tener unas tres semanas, mamá, no estaba muy segura hasta ayer que me hice una prueba casera.

‒Oh, apenas se enteraron ‒ dice mi madre.

‒Sí mamá, yo me estoy enterando también.

‒ ¿Ya pediste una cita con la ginecóloga?

‒Aun no, en la semana creo que pediré una, y a ver para cuando me la dan.

‒ ¿Cómo te sientes?

‒Muy bien, no he sentido ningún síntoma, ni nauseas, ni mareos.

‒Niña, de seguro es una niña.

Papá desea tener una nieta en sus brazos, cuando Jillie nació, fue la luz de sus ojos desde que la tuvo por primera vez en sus brazos, creo que por su culpa mi hermana es tan irreverente, ya que todo le celebraba.

‒Dejemos que los estudios más adelanten nos lo confirmen, no podemos estar apostando desde ahora.

‒Pero es que esta vez no me sentido mareado como en cada uno de los embarazos de mis nueras y el de Jillie.

‒Papá, lo del detector de embarazo ya te ha estado fallando, con el mío no sentiste nada.

‒Claro que sí, te lo dije desde antes y te aseguré que era niño.

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