¡Jefe, pronto seremos tres! romance Capítulo 20

Al mirarla así de frente, con tantas ganas de decirle todo lo que pasa por mi cabeza y me sorprendía de que no estuviera hablando hasta por los codos como Jillie, si de algo estoy seguro es que lo tengo que ir diciendo de a poco, una cosa a la vez, madurar las cosas, no precipitarme, si por mi fuera, ya estuviéramos casados y con una docena de niños, lo digo sin exagerar, una gran familia estaría dispuesto a formar con ella, aunque nos pasáramos el resto de nuestras vidas hibernando cual marmotas en su madriguera.

Bueno. Es un hecho. Livy es la persona indicada. Todo se ve de una manera distinta cuando estas con la persona indicada, cuando sabes que ella te hará ver el mundo de una forma distinta, cuando sientes que ya estás preparado, no tienes que ponerle más nombre, eso es el verdadero amor, las ganas que tienes de compartir todo lo que la vida te ha dado, de comerte el mundo entero de ser posible, darlo todo por esa persona, el amor es simple y está a la vista de todos, nada más tienes que saber el momento indicado.

Terminamos de consumir los alimentos, y lo más indicado es hacer sobremesa, la conversación es agradable, hasta que mi mente empieza a idear de qué manera, lo más sutil que se pueda entrar a tema que interesa en estos momentos, mis doce hijos, una inmensa casa y un par de perros, claro que no me debería salir tanto por la tangente, más me decido que un café, postre, cero copas de vino, mi mente evoca en automático al fin de semana, claro que quiero que se repita, pero no de la manera en que se dieron las cosa, los dos debemos estar sobrios, para que no hayan arrepentimientos ni dudas, que en ningún momento me he arrepentido, la parte consiente de mí, sabía lo que hacía, de eso estoy plenamente seguro.

‒ ¿Tú crees que debamos intentarlo? ¿Qué seas mi novia? ¿Qué seamos novios? ¿O eso ya no se usa? Es que siento que no debemos esperar más, ¿eso está mal?

¡Ok sí, claro, nada de ser directo!

Con toda la adrenalina corriendo por mis venas, no escuche la palabra prudencia, como coloquialmente hablamos los abogados, abrió la boca el pajarito y cantó toda la verdad, sin presiones, me desbordé en un mar turbulento de emociones dejando salir el caudal. Al no recibir respuesta me hace sentir inquieto, cosa nada normal, al tomarla por sorpresa es lo que tenía que esperar, sin ninguna introducción a la plática.

‒ ¿Conocernos tal vez?

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