¡Jefe, pronto seremos tres! romance Capítulo 22

Respiro para aclarar mi mente, mi vida es complicada o simplemente me la quiero complicar, de igual manera ya sabía cómo lidiar con esta propuesta, en cuanto esté lista se lo diré, tampoco voy a esperar un mes para decidir, si lo pienso bien, en dos días le podré dar una respuesta, no pienso decirle nada a Jillie, ella trataría por todos los medio de que le diga que sí a su hermano, lo llenaría de elogios, claro era su hermana e iba a abogar por él, pero la idea es que yo me tome mi tiempo, de digerir las cosas, de arriesgar para bien, quizás sea una nueva oportunidad para encontrar al amor de mi vida, con Owen me siento segura, nunca hemos tenido ninguna confrontación, tal vez sea el hombre indicado.

En mi habitación comienzo a quitar mi vestido, creo que cumplió su cometido, no pasó desapercibido, muchas fueron las personas que se fijaron en mí, ni siquiera lo hice para provocar, fue solo porque mi querida amiga llegó con él y sus accesorios, Jillie es muy buena con la elección de prendas de vestir y todo lo referente a la moda, en ninguna de las ocasiones que me ha ayudado ha fallado, cosa que le agradezco.

Quito también el maquillaje, el espejo me muestra un entrecejo fruncido, inconscientemente estoy dándole muchas vueltas al asunto, si por una vez me sentía osada, era el momento de intentar dar un cambio a mí vida, no perdía nada con probar a mi suerte, me preparo para descansar, pero indudablemente, tengo que esperar esa llamada de Jillie, sería una ofensa para ella pretender creer que no llamará.

Como si la hubiera invocado, suena el móvil, miro la pantalla comprobando que se trata de ella, lo pienso, pero sabía que no iba a servir de nada, tomé la llamada.

‒ No me digas que estás en tu casa, por favor.

Como es su costumbre, habla sin saludar, uuuy, pero no se lo hagas a ella.

‒ Estoy en mi casa.

‒ Por favor mujer ten compasión de mí, te dije que no me dijeras.

Rio internamente.

‒ Es muy raro que te diga otra cosa, si efectivamente estoy en mi casa.

‒ Te pareces tanto a Owen, que me asustas, siempre con sus razonamientos sosos, ya veo que lo malo siempre se pega.

‒ ¿Y me llamabas para...?

‒ Me preguntaba, ¿por qué estás en tu casa y no en la de mi hermano?

‒ Pues te respondo, que mañana es un día laboral, tengo un horario que cumplir, soy responsable de una larga lista de juntas que organizar, preparar documentos y contratos, preparar la cafetera, para que en cuanto lleguen los clientes ofrecerles.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Jefe, pronto seremos tres!