¡Jefe, pronto seremos tres! romance Capítulo 25

Me siento en la esquina de la cama y disfruto de una copa de vino, empiezo a mirar alrededor, las paredes están decoradas en colores beige y blanco, tenía pensado remodelar por completo la casa, tal vez sustituir por un material resistente que fuera fácil de limpiar, automáticamente a mi mente vuelven los niños ruidosos, alegres, muy parecidos a su madre, con ojos castaños y risueños, era la segunda vez en la vida que pensaba en tener hijos, la primera hacen cinco años, cuando Alina y yo nos comprometimos y a los dos meses me contó del embarazo, en ese tiempo creí tenerlo todo, el mejor de los empleos en el bufete, la mujer perfecta, amable, cariñosa que decía amarme y la pronta llegada de mi hijo, pensaba que mi vida era maravillosa, todo lo que había soñado se me estaba cumpliendo, era feliz, devoraba los libros que caían en mis manos sobre todo lo referente al embarazo y bebés, de cómo llevar los cambios de humor, los antojos, los malestares y los cuidados que se debían tener una vez nacido el bebé, lo sabía todo, me podían hacer cualquier pregunta y la respondía.

Pero descubrí que antes de cumplir los tres meses interrumpió voluntariamente el embarazo, porque supuestamente la maternidad no era para ella y no quería estropear su figura. Ni siquiera me dio la oportunidad de saber si era niño o niña, me había metido tanto en el trabajo que no me di cuenta de lo que estaba tramando, yo me culpaba por lo que pasó, si le hubiera puesto más atención a sus actitudes en cuanto se enteró del embarazo, tal vez si hubiera estado más atento la habría convencido de que tuviera al bebé y me diera a mí la custodia, pero no era el caso, ella no quería perder su figura por nada del mundo y me llené de rabia porque me había equivocado con Alina, que cometí un error al creerle, tampoco quería aceptar que me engañó todas las veces cuando decía que me amaba, pero también me negaba a aceptar que en el fondo tampoco estaba enamorado completamente de ella, admito que la quería y mucho, no había despertado esa clase de sentimiento tan profundo, aun así nos comprometimos, nuestra relación era estable, nos llevábamos bien en todo, pensaba que más adelante podía llegar a amarla, antes me engañaba a mí mismo; sino amas a alguien no puedes decir que la amas y punto, el sentimiento no va a surgir en cuanto pronuncies las palabras, así no funciona.

Pero este es mi caso, los días siguientes fueron un infierno, no solo para mí; sino también para toda mi familia, amigos y colegas, no me hallaba en mis cabal, tantas cosas pasaron, los teléfonos no paraban de sonar, temían que cometiera una locura, pero todo el tiempo estaba lucido, nunca podría atentar contra de mí mismo.

La vida se volvió una rutina, de entrada, al trabajo a primera hora y salía a altas horas de noche, nada me consolaba, llegué a pensar que todo estaba en mi contra, todos los argumentos eran innecesarios cuando del recuerdo se trataba, me dolió, me duele y seguirá doliendo.

Inicio de flashback

Jeremy estaba conmovido por todo lo que estaba pasando, no me dejaba estar a tan altas horas en la oficina, llegaba y prácticamente me arrastraba a la casa, dejaba su auto en el estacionamiento, tomaba el mío y conducía en silencio, sabía que empezaría a hablar en cuanto estuviera preparado.

‒ Todo lo que ha pasado es demasiado, ¿cómo estarías tú si te pasara algo así?

Emitió un largo suspiro.

‒ No lo sé, pero tampoco me lo quiero imaginar, lo único que sé es que me preocupas, mamá llora todos los días, te has encerrado a cal y canto, no contestas las llamadas, no sabemos nada de ti, ¿cómo quieres que estemos?

‒ El dolor es tan fuerte que no puedo respirar, no quiero abrumarlos con ello.

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