¡Jefe, pronto seremos tres! romance Capítulo 29

No tenía ni la menor idea de la hora que era, cuando miré el reloj y me mostraba las nueve con quince minutos, había pasado la mayoría del tiempo pensando en mi hermosa asistente, era mucho más que mi asistente, podría llevar cualquier caso que le propusiera y que se propusiera, solo que se consideraba con poca experiencia, en varias ocasiones le he propuesto su participación más activa en los últimos casos y no ha querido, tiene todo para sobre salir en el bufete y poder codearse con los mejores abogados de la ciudad, cada vez que se lo propongo, me responde con un, lo voy a pensar.

Traté de terminar los asuntos pendientes, cinco minutos más tarde me dirigí a mi casa, al bajar al estacionamiento me encontré con un panorama que se venía ver desde la tarde, el ambiente frío invade mi piel, todo sería perfecto si me estuviera acompañando cierta castaña de ojos iluminados, en el trayecto me planteé la posibilidad de ir a visitarla a su casa, pero eso sería otra forma de presionarla y era lo que menos quería, podría ser contraproducente. No quería alejarla, quería acercarla.

Por más que quisiera no podía cambiar mi mirada de esperanza, era tan fácil perder la cordura por ella, de actuar de forma irracional, de querer una respuesta positiva. Y lo peor de todo era cuando depositaba su mirada en mí, trasmitía un agradable calor por todo el cuerpo, no podía evitar pensar que había una posibilidad para los dos, no importaba si hoy huyó antes de que la abordara para llevarla a su casa, era algo que podía dejar pasar, tenía que hacer un gran esfuerzo y no salir corriendo a buscarla. La necesitaba en mi vida. La necesitaba desnuda, debajo de mí, en mi cama.

Había tenido otras secretarias y asistentes antes que a Olivia, mujeres atractivas, jamás pasaron por mi cabeza como posibles candidatas a una relación o siquiera una aventura, siempre más interesadas en qué tipo de manicure, peinado o vestido estaban de moda esa semana, podían llevar dos o tres casos al día, cumplían su horario establecido y nunca se quedaban hasta tarde, argumentaban citas, reuniones, amistades que las esperaban a la salida o que habían quedado en lugares de encuentro, Livy sabía hacer su trabajo, hacía más de lo que se le pedía, desde un comienzo la traté como a las otras secretarias, si había que trabajar tiempo extra se lo hacía saber y la decisión era de ella. Nunca se había negado. Siempre había sido una chica con ideas claras, inteligente, eficiente, que sabía cuánto podía demorar la resolución de un caso, es de las que se siente satisfecha y disfruta haciendo su trabajo.

Aprovechaba los ratos libres, que de verdad eran pocos en acomodar los archivos, los documentos que se habían ocupado durante la semana, todo lo hacía tan metódico, sincronizado y ordenado, todo de una manera maravillosa, era muy buena en lo que hacía y yo como jefe siempre le hacía ver lo valiosa que era para el bufete, era una coordinadora excelente, no solo yo lo notaba, a papá le encantaba su forma de trabajar.

Recuerdo que antes de conocerla, Jillie hablaba maravillas de su amiga, lo estudiosa, aplicada, las mejores notas de su escuela, galardones de honor, debates y muchas otras actividades, por un momento llegué a pensar que se trataría de otra chica parlanchina igual que ella, pero resultó todo lo contrario, reservada, elocuente, papá se interesó en Livy, pasaba bastante tiempo en el buffet, le gustaba enseñarle, le decía que era una esponja que llegaría a ser la mejor litigante de New York, nunca lo dudé.

Me gustó no puedo negarlo, ambos estábamos en distintas relaciones, nunca fui infiel, pero siempre fue un imán para mí, la deseaba en silencio, Jeremy era el único que podía notarlo, en una ocasión me dijo que terminara con Alina si tanto me gustaba Livy, nunca lo hice, en ese tiempo éramos una pareja estable, la relación apuntaba con viento a favor, las dos se llevaban de lo mejor, éramos un grupo de amigos respetuosos los unos con los otros.

Comenzó sus prácticas, la tenía muy cerca de mí, en ninguna de las ocasiones, que tuve la oportunidad de flaquear lo hice, la veía como algo intocable, prohibida. Luego se hizo asistente de papá, ya era diferente, pero sabía de los problemas de celos de Justin, trataba de estar lo menos posible cerca de ella, no quería ocasionar ningún altercado entre Justin y Olivia, en ese entonces la distancia fue lo mejor.

Suena el móvil, tomo la llamada, la mujer más linda sobre la faz de la tierra, mi madre.

‒ Hola hijo ¿cómo estás?

‒ Muy bien mamá ¿tu cómo estás, cómo te ha ido?

‒ Muy bien cariño, que no se te olvide que para mañana tenemos una cena en casa.

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