¡Jefe, pronto seremos tres! romance Capítulo 33

No me encontraba en la posición de aceptar un encuentro con Matt, estaba más que dicho, no lo conocía y no me apetecía un matrimonio a las carreras con alguien que no me interesaba, en definitiva no era mi tipo.

Además, a Owen le daría un infarto, con lo desesperado que está con la respuesta, creo que si se llega a enterar sería capaz de renunciar al caso de los Morgan, Matt, me ha mirado siempre con mucho interés, sé que desde que nos contrató su abuelo ha tenido la intención de invitarme a salir, lo sé porque en repetidas ocasiones vino con Jarod a diligenciar unos documentos de adquisición de una pequeña empresa que tenía en la mira. Sus miradas eran de interés, mas nunca dio el siguiente paso.

Al concluir el recorrido a casa, pago el importe al taxista y voy directo a la cocina, tomo un vaso con agua, reviso el correo, encontrando una carta de Justin, es lo más inusual que me he encontrado en estos días, luego la leeré, pongo los recibos y la carta a un lado del microondas.

Después de una ducha rápida, me preparo para esperar a Jillie, coloco los individuales en la mesa del comedor, saco vasos, platos y cubiertos acomodando todo, conociéndola es seguro que traiga comida en grandes cantidades, es uno de sus placeres culposos, come y promete hacer dieta, imaginarias diría yo.

Tocan a la puerta y sé que es mí alocada amiga, esta vez toca como la gente normal, sin apuros y en total silencio, wow, la cuestión la tiene más que preocupada, abro la puerta y pasa sin saludar. Trae un atuendo tipo pijama, un pans deportivo y un jersey rojo manga larga, el pelo recogido y unas pantuflas de cocodrilo, no digo nada, casi estoy en las mismas condiciones.

Jillie trae comida china en dos bolsas ecológicas, que había empezado a llevar a todos lados, siempre creando conciencia. Las pone en la mesa de la cocina y regresa a la sala. Me ve directo a los ojos y se tira al sofá, me siento a su lado esperando la retahíla de palabras que de seguro tiene en la boca.

‒ ¡Desembucha!

Se queda callada, este sería un momento para recordar, lástima que no tengo a la mano una cámara para filmar el insólito suceso.

‒ No quiero hablar de eso, es un tema que todavía no estoy dispuesta a digerir.

Suelta llevando ambas manos a la cara y bajando los hombros. Esto tiene que quedar grabado para la posteridad, Jillie sin deseos de hablar, prometo conseguir una buena cámara para que no me agarre desprevenida para la próxima vez.

‒ ¿Qué?

‒ Tal como lo oyes y este dolor de cabeza no me está ayudando para nada.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Jefe, pronto seremos tres!