¡Jefe, pronto seremos tres! romance Capítulo 8

Nuestra empresa se especializaba en asesorías legales en lo referente a las cuestiones familiares, Alonso Lagos, pretendía adueñarse de la custodia de los hijos para así no tener que dar ni un peso a su aún esposa, siendo ella la que había aportado el dinero para ampliar el negocio restaurantero y la que se había hecho cargo de la educación y atención de sus hijos durante los diez años que había durado el matrimonio, mientras él se aprovechaba de cada viaje para atender los demás restaurantes, pero no contaba con que el detective privado que el padre de su esposa tenía a su disposición sabia de cada uno de sus viajes y con quien los hacía.

‒ Gracias.

‒ Y a las once, vienen los Morgan por lo del testamento del abuelo, solo los nietos, como él lo pidió.

‒ En tremendo lio nos metió el abuelo Morgan, los nietos se van a ir para atrás cuando sepan las cláusulas que había ordenado el anciano antes de morir.

‒ Los abuelos siempre tienen la razón, por nada iba a dejar que los nietos despilfarraran el dinero que tantos años le costó reunir.

‒ Mira que tener que casarse para poder heredar no se ve todos los días, las nietas por lo menos tienen novios y les será más fácil, pero los chicos, creo que los metió en un buen apuro.

‒ Matt Morgan llamó ayer a primera hora, para avisar que él no se presentaría en la lectura del testamento ‒ me dice con una mueca de fastidio en su rostro.

‒ Le avisamos que tenían que estar todos presentes para la lectura, precisamente esa es una de las cláusulas.

‒ Tendremos que leer el testamento adjunto.

‒ Quería que esto acabara lo más rápido posible, hay que avisarle al notario del cambio.

‒ Ya le hablé a primera hora y estaba más que listo, sabía que el nieto mayor podía causar este imprevisto, por algo el abuelo hiso el testamento adjunto.

‒ Es algo que no tenía sentido si bien sabía que Matt iba a demitir en la lectura, además igualmente le iba a tocar su parte de la herencia, aunque no estuviera.

Volvió a sonar su teléfono móvil, vi claramente cuando lo apagaba por completo, rara vez revisaba o estaba pendiente del móvil, ni siquiera tomaba llamadas para no interrumpir las conversaciones o las juntas que tuviéramos en esos momentos, pero esta vez su semblante era un poco más de fastidio, lo guardó en el bolsillo de su falda, pero ella sabía que se lo iba a encontrar a la salida, no era la primera vez que esto sucedía.

Todo lo que se tenía que arreglar y los acuerdos con los clientes habían finalizado de manera favorable. Cerca de las doce y media, tiempo para ir a comer, llama Jillian para solicitarme que dejara salir media hora antes a Olivia para invitarla a comer y que le dijera que llevaba llamándole desde hacía no sé cuánto tiempo y no le contestaba. Mi intención a esta hora era invitarla a comer, pero mi hermanita había echado a perder mi plan. Pero ya me encargaría yo de que me ayudara a conquistar a su escurridiza amiga.

‒ En un momento le llamo, gracias Owen ‒ saca su móvil y lo enciende, empiezan a sonar las notificaciones de llamadas perdidas y mensajes.

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