¡Jefe, pronto seremos tres! romance Capítulo 135

Owen Kewlyn

Al llegar a casa, todas las luces de abajo estaban encendidas, me imaginaba la hazaña de los trillizos y su primo, a esta hora deberían de estar acostados, solo esperando a que llegáramos, para su beso de las buenas noches, pero como estaban todos, lo más seguro era que estaban jugando en la sala, hacían camping en medio de la sala, no sabíamos de donde sacaban tanta imaginación.

‒Solo quiero entrar y dormir.

‒ ¿Estás cansada?

Le pregunto, porque una vez que cerremos la puerta de la habitación, quiero que me cumpla lo que me prometieron sus besos, no me va a dejar vestido y alborotado, para nuestra suerte los trillizos siempre habían tenido el sueño de corrido, uno despertaba primeo que los otros, pero eran unos minutos de diferencia, así que podríamos hacer lo que quisiéramos.

‒No estoy cansada, solo deseo acostarme un rato en tus brazos.

‒ ¿Solo acostarte?

‒Ya sabes a que me refiero.

Precisamente a eso me estaba refiriendo, mi mujer era insaciable al igual que yo, por eso al menor descuido estaba de nuevo embarazada y eso que llevábamos tiempo cuidando al detalle. Pero como ya lo habíamos hablado, era algo que tarde o temprano iba a suceder, esperaba que los meses pasaran sin malestares que la alteren demasiado.

‒ ¿Podemos estar unos minutos aquí afuera?

‒Claro que sí.

Entramos a casa y los trillizos así mismo como recibían a Jillie nos recibían a nosotros.

‒Hola.

La voz de Olivia saca del entretenimiento a los chicos, los cuatro voltean a ver hacia la puerta, me sorprende que Didier esté despierto, pues son pasadas las once de la noche.

-Sí, mi papi.

Dice Bastian, él está más apegado a mí, pero su gran debilidad es su madre, fue el que más sufrió cuando cambiaron la leche materna por la formula, era el más reacio a dejarla, por lo que tuvieron que pasar dos meses más, para que la dejara definitiva, pues veía a sus hermanos que no necesitaban ya del pecho de su madre y decidió que el también podía.

‒Mi mami.

Dijeron Aaron y Cameron, corrieron todos a nuestro encuentro, Olivia se agachó y besó a sus retoños, yo hice lo mismo y entre los dos los llenamos de besos

‒Papi.

Faltaba mi sobrino, pero a este lo cargó mi hermano y lo llevó hacia donde estábamos nosotros, no quería que se callera en el trayecto, aun no era tan ágil como los trillizos, en algunas ocasiones nos había confundido a mi hermano y a mí, de vez en cuando me decía papi y lo dejábamos, algo que también le había pasado a los trillizos, cuando estaban más pequeños.

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