La llegada de Felicidad romance Capítulo 57

Paulita tomó la mano de Estrella, se acercó y agarró la mano grande de Adán. Actuando como una adulta, ella unió las manos de ellos, entrecerró los ojos y dijo felizmente, -¡Los tres estaremos juntos para siempre!-

Las orejas de Estrella su pusieron rojas y calientes. Ella no se atrevió a mirar a Adán, hasta que Paulita miró con curiosidad la fila de marcas de mordeduras en la mano de Adán, frunciendo el ceño y preguntó muy preocupada, -Papá, ¿qué pasó con tu mano? ¿Te volvió a morder la gatita salvaje?-

Estrella bajó la cabeza. Fue ella quien mordió la mano del hombre.

Adán miró a Estrella, pero le dijo a Paulita, -Esta gatita salvaje es feroz. Solo la toqué. Se enfadó y me mordió.-

Estrella sonrió. No era verdad.

¡Era porque él había tenido “malas intenciones” de ella!

Paulita parpadeó y tocó su pequeña barbilla, -La última vez la gatita salvaje había mordido el cuello de papá, y esta vez mordió la mano de papá. Papá, ya no quiero tener gatita, ¿puedo tener un perrito?-

Adán se puso en cuclillas, levantó la mano para tocar la cabeza de Paulita y dijo con doble sentido, -Es bueno tener a un perro. Porque los perros son muy fieles a su dueño. La gata no tiene conciencia. No importa lo bien que la trates, ella siempre quiere escaparse de la casa y a veces te muerde.-

Al escuchar esas palabras, Estrella sintió algo extraño. Cuando entendió el significado, el hombre ya había llevado a Paulita para bajar a comer. Estrella los siguió y se acercó hacia Adán, replicó en voz tan baja que solo ellos podían oír, -No soy como los gatos y perros. Trataré bien al que me trate bien.-

Por ejemplo, Paulita. Ella podía sentir que a Paulita le gustaba mucho ella y de verdad se preocupaba de ella. A veces, ella pensaba que si un día ella y Adán dejaron de fingir ser novios, sería posible que ella no quisiera despedirse de Paulita.

Después de la cena, el abuelo llevó a Paulita y a Dante a jugar. Adán tenía unas tareas de trabajo que hacer. Aparte de las sirvientas, solo Estrella y Olivia estaban en la sala de estar.

Olivia estaba sentada en el sofá, mientras bebía té de rosas, hojeaba las fotos que se habían relevadas hoy.

Estrella no quería estar frente a ella y estaba a punto de subir arriba. Olivia la detuvo con una suave sonrisa.

-Estrella, hoy Adán me acompañó a asistir a la actividad de Dante y tomamos muchas fotos. ¿Quieres venir a echar un vistazo?-

Los ojos de Estrella temblaron, -No hace falta. Olivia, velas tú misma. No vivo mirándolo a él en las fotos.-

La sonrisa en el rostro de Olivia se paró repentinamente, -¿Qué quieres decir? ¿Crees que ahora estás segura de que Adán siempre estará contigo?-

Ella se dio la vuelta con una leve sonrisa, -No puedo estar segura. Pero pase lo que pase, ahora él y yo somos marido y mujer.-

-¡No creas que no sé que tú y Adán estáis fingiendo ser marido y mujer! ¡Papá sabrá tarde o temprano que no tenéis el acta de matrimonio! ¡Y seguramente serás expulsada de la familia Rouco!-

Justo cuando Estrella quería contradecirle, sonó el móvil en su bolsillo.

Sacó el móvil y vio que era Irene.

Ella frunció el ceño, sostuvo el móvil y se dio la vuelta hacia el balcón para contestar la llamada.

-¿Para qué me llamas?

-Oye, hermana. ¿Por qué estás tan enfadada? Te llamo para invitarte a asistir a mi boda con Iván mañana. Vas a ir, ¿verdad?-

Estrella no quería ir, pero tenía muchas ganas de arruinar la boda de Iván y Irene para vengarse de ellos severamente.

-Vale. Mañana asistiré a vuestra boda a tiempo.-

Irene sonrió triunfalmente, -Entonces, te esperaré.-

Seguramente también Doria asistiría a la boda del día siguiente. Como a Doria y a Irene les gustaba mostrar la imagen y el lujo, seguramente invitarían a muchos invitados y familiares. ¡Justamente ella iría a arruinar la boda para destruir la imagen de ellas!

Después de regresar a la habitación del segundo piso, Olivia llamó a un detective privado.

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