La mate de Hades. romance Capítulo 30

Estúpida.

Eso era lo que pensaba Sky de Ónix en ese momento, Rea también lo hacía. Ónix era una completa y jodida hija de puta estúpida.

La pregunta número una era: ¿Por qué?

La segunda era: ¿Para qué?

Las respuestas la iban a conseguir al ella abrir sus ojos, que por cierto estaban cerrados hacía dos días y su cambio consigo había hecho que todos se pudieran nerviosos. Sky por su parte sabía lo que había pasado.

Poder. Hacía muchos años había pasado algo similar, las personas no lo creían hasta que lo vieron. En ese tiempo había sido lo contrario, una hada de fuego se había enojado tanto que una flama llena de odio y rabia fuese al cuerpo de una persona, y en vez de hacerle daño, lo volvió poderoso.

Aquello logró que quien era el débil matara a quien le había otorgado su poder.

—Debemos hacer algo. —Dijo Sky se forma nerviosa.

—¡Todo esto es tu culpa! Nunca te sabes controlar —Gritó y refutó Percy.

Rea en su lugar vió la escena conmocionada. —¿Qué? ¿Por qué él la tiene? ¡Estaban en la arena! La única estúpida es Ónix y su paga es estar postrada en esa cama.

Y ella no se equivocaba, en lo absoluto. Rea tenía toda la razón.

—Silencio. —Habló Percy enojado.

—No, basta de “silencio” ¿Por qué debo callar mis labios? ¿¡Por qué!?

—Gritó enojada. Rea estaba enojada y tenía porqué.

—Vete, ¡Sal ahora mismo! —Los cuerpos de ambos se pusieron frente a frente. Habían armado una dispuesta frente al cuerpo de Ónix.

—Dejense de estupideces, por favor.

El cuerpo del hada seguía viendo el cuerpo de Ónix, ahora había algo más de por medio, estaban conectados.

—¡Eres un hijo de puta! —Gritó Rea en dirección a Sky, quién cerró sus ojos con evidente aburrimiento.—Ustedes los hombres, no importa qué raza, olvidan todo lo que se han propuesto por un culo bonito y una vagina que ya tiene dueño.

—Culo que no tienes tú. —El cuerpo de Rea decayó, su corazón latió fuerte y su cuerpo sufrió un mareo, sus manos se enfriaron, había sentido ese sentimiento antes: decepción.

Pero ella agradecía, tenía una convicción. Sabía que tenía la razón.

Ella salió disparada de la habitación, chocó con el cuerpo de Atenea y esta la miró extrañada, se preguntó mentalmente porqué quien siempre estaba con mala cara y pasiva ahora se encontraba; con mala cara y explosiva.

—¿Todo bien, Rea? —Pero fue ignorada.

Rea siguió su camino enojada, no quería si quiera ver la cara de nadie en absoluto en ese momento, por lo que fue hacia su habitación y se encerró en ella.

—¡Que la jodan! Hija de puta.

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