La mate de Hades. romance Capítulo 34

Los ojos de Ónix estaban sobre Sky, su expresión cambió de forma tan drástica que asustó a la omega, que ahora era una híbrida, no sabía cómo era posible que esas razas podían mezclarse, pero al parecer todo era posible.

—Oye, Ky. ¿pasó algo? —Ella no fingía también como él.

—No, solo me sorprendí. Cuando el líder vea esto se pondrá furioso; alguien está fuera de control con sus poderes. —Aquella excusa era tan pobre, que, por un segundo, muy corto, ella se iba a creer aquello tan miserable.

—Pero, ¿hay una razón del porqué te alteraste así? —La mirada que él le lanzó a ella hizo que se sintiera reprendida y a la vez asustadas, sus alas que yacían expandidas bajaron lentamente, sus ojos se hicieron agua ligeramente y su corazón latió de forma frenética.

Ella estaba asustada.

La mano de ella que sujetaba el brazo de Sky se alejó, al igual que su cuerpo, no sin antes ver el cuerpo tendido en el suelo el cuál se encontraba bajo la supervisión de personas que lo estaban levantando; hizo una pequeña reverencia y salió hasta el bosque del lugar, pasó por la arena por la que ahora mismo tenía alas y suspiró.

Se sentía maldita en ese momento, deseaba con todas sus fuerzas irse de ese lugar, ella... ¿Qué era lo que deseaba en verdad? Tenía tantas cosas en las cuales pensar que había olvidado las cosas que Percy le había dicho, después de todo lo que había pasado él no era el malo; bueno... podía que si un poco, pero Sky cargaba la pistola y obligaba a Percy a disparar.

Ella era la mate de Hades... a causa de ese pensamiento sonrió ligeramente. Habían pasado casi dos meses o más de los que ella pensaba en los que ellos no se veían, no se tocaban, no se sentían, poco a poco olvidaba las cosas que fueron motivos de su separación, poco a poco se sentía más dispuesta a salir e intentarlo con Hades, eso claro si él no tenía alguien más; pero lo dudaba, si ella era su mate, era solo ella.

Liz y Zeus, ¿Qué estará pasando con ellos actualmente?

Sus padres venían a su cabeza pocas veces, les había perdido el amor que les tenía. Ellos la habían obligado a ser algo que ella no quería, ser la mujer de un alfa. Sí, se había enamorado, pero aun así siempre dijo que no lo deseaba y su padre la orilló a eso.

Tampoco no tenían la culpa, ellos... ellos solamente se aferraban a las reglas que tenía el mundo sobrenatural. Hacía mucho tiempo todo fue distinto, había libertad, había reinos y manadas. Todo era más fácil, sentía que en vez de avanzar habían retrocedido cien pasos. 

Sus ojos se hicieron agua ligeramente, había olvidado lo que era sacar el dolor por medio de lágrimas, aquello ya no era común en ella, su tiempo se había depositado en otra cosa, pero ¿Qué cosa? Ella no había hecho casi nada allí, pero debía aprovechar el tiempo y hacer algo, tal vez podía hacerse fuerte y huir de allí.

Sus lágrimas salían de sus ojos, salada como lo estaba su corazón actualmente. Sentía dolor, confusión e impotencia, ya no deseaba estar ahí, quería... Ella quería estar en los brazos de Hades y poder ser con él, no habían durado nada juntos, sus encuentros sexuales habían sido pocos, pero sus dedos se habían tallado en su piel, sus besos, esos que eran tan escasos y que ahora podría ponerse de rodillas por uno de ellos.

Jadeó. Sus lágrimas habían dejado escapar un llanto y su corazón se oprimió en su pecho. ¿¡Por qué era tan indecisa!?

—¿Ónix? —El llamado a su nombre de aquella voz la hizo estremecer, sus manos fueron a su rostro limpiando sus lágrimas.

—¿Sí? —Dijo aún dándole la espalda, su cuerpo se contrajo al sentir como él la abrazaba por detrás y dejaba su cabeza en su hombro.

—Puedes decirme lo que te pasa, ¿Lo sabes, verdad? —El suspiro cerca de la oreja de ella hizo que se sintiera incómoda. Un beso ligero fue depositado en su cuello haciendo que cerrara sus ojos conteniendo en ellos el desagrado que sentía.

—No, Sky... No, por favor —Pidió alejándose de él, pero este se negaba ante la idea de que ella lo rechazara, por lo que se acercó una vez más tomando el rostro de ella en sus manos. —¡Te dije que no!

Gritó. Sus grandes alas se desplegaron, pero no emprendieron el vuelo, sus ojos yacian blancos como las nubes del cielo y sus manos sentían la necesidad de pegarse a él.

—¡A mí no me hables así, Ónix! Yo fui quién te hizo fuerte. —Su cuerpo se relajó por un instante recordando lo que él anciano le había dicho, debía entregarle su alma Sky para mantener vivo el amor que sentía, debía llegar a Hades a como fuera lugar.

Los pies de ella se movieron hacia él, sus manos fueron hasta su cuello y el rostro de ella se dirigió al de él dejando un beso leve en sus labios. Se alejó de su rostro y lo miró, el rostro que era de Sky ahora mismo parecía ser el de Hades; ella sonrió ante ese hecho.

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