La mate de Hades. romance Capítulo 40

Los oídos de Ónix fueron bendecidos por la voz de una persona, ella por su parte se quedó sentada en su lugar sin hacer ningún movimiento. El hombre o mas bien, el brujo se entró a la casa como si esta fuese suya y fue directamente a donde estaba ella poniéndose a su lado.

—Tanto que pediste por ayuda y así me recibes. —Ella sonrió de lado sin saber que decir y solo suspiró.

—Supongo que carezco de cortesía en estos tiempos. —Dijo con desgane, el sonrió para ella. El chico de pelo blanco como la misma nieve, los labios rojos como la sangre y ojos azules como si se tratara del mismo cielo tocó su hombro, ella se percató en ese momento de que Hades veía todo en silencio, cuando la mirada de ambos chocaron él asintió con la cabeza caminando a la cocina continuando haciendo algo para ella.

—Porque tus días fueron grises no puedes borrar la sonrisa que le da color a la vida de los demás. —Ella miró extrañada al chico. —Sé que suena egoísta, pensarás: ay, ¿no puedo sufrir en paz? Pero sé que con el tiempo lo entenderás todo, no tratare de que lo hagas ahora. —Ella no supo que decir en ese momento, es más, no tenia qué decir en aquel momento, pero...

—¿Cuándo ayudaremos a mis amigos? —En ese momento Hades exprimía unos limones y al hacerlo todo el jugo salía de ellos, lo hacia ver fácil y poco complicado.

—Dios, es tan fuerte. Ya sé porqué te encanta. —Evadió la pregunta, y ella simplemente puso los ojos en blanco, pero no estaba molesta, se sentía relajada en aquel momento, era como si la llegada de...

—¿Cómo te llamas? —Hades los miró en ese momento riéndose, ella no entendía, pero la mirada tan imponente que le dio el desconocido tuvo una ligera pista de que lo que causaba risa en Hades era su nombre.

—Cielo azul. —Enix se atragantó con su propia saliva y lo miro fijo, contuvo una risa y en el momento el hombre alzó su mano derecha moviendo sus dedos, de ellos salía un ligero fuego azul que hizo que la omega se embelesara con ellos. —El cielo es el limite, y yo soy el cielo, el azul es uno de los colores que da paz y mi madre era fiel creyente de que tú eres quien hace el nombre, por lo que, yo soy la salvación en muchos momentos.

—Eres un egocéntrico. —Habló Hades.

—Y tengo con qué, ¿acaso no me ves? hago que las chicas mojen como si se tratara de la lluvia. —Una sonrisa ligera se dibujó sobre los labios de Ónix.

—Egocéntrico. —Volvió a repetir Hades.

Luego de unos minutos el alfa puso frente a su omega unos panes de lonjas frente a ella, que tenían huevo, jamón y queso, a su lado un vaso de jugo de limón. El trio fue hasta la sala de estar y se sentaron, Cielo alejado de ellos y ambos sentados junto al otro.

—Hablemos de lo que nos interesa, Zul.—Dijo Hades. —Por lo que me contaba mi cachorra cuando estaba en aquel lugar parecía ser otra dimensión, me conto también que tuvo una ligera ilusión sobre ser mitad hada, tuvo alas, poderes... como si fuese una hibrida en verdad. —El hombre escuchaba todo con atención, asentía dejando claro de que le interesaba.

—Bien, supongo que... disculpen —Suspiró y gruñó al momento el chico, Hades limpiaba los bordes de la boca de Ónix y le daba pequeñas caricias en su pelo. —Ya basta.

—No seas un aburrido, Zul. —La mano derecha de él se levantó creando una infantil barrera sobre ambos. —Idiota. —Pero aquellas palabras fueron completamente ignoradas.

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