La Nueva Esposa de mi Marido (COMPLETA) romance Capítulo 22

—Y él es Daniel, mi bisnieto y tu sobrino... esta semana dijo que quería ser agente de fantasy, por eso está disfrazado así —le dijo la abuela en el oído.

—¡Abuela, que no es un disfraz!

—Oh no, me olvidaba, es tu uniforme.

Sasha sonrió alegre al escucharlos, nunca había tenido una convivencia así, ya que incluso la familia Herrera la excluía desde pequeña, así que siempre trataba de evitar ir a las reuniones familiares.

—¿Entonces vas a entrar en la milicia? —le preguntó Sasha recordando lo que le había dicho Jacob.

—Claro que no, tía —le respondió Daniel.

—Entonces ¿cómo vas a ser agente? —le preguntó la abuela.

El niño se quedó sin palabras y miró a Sasha.

—¿Por qué no le preguntas a Jacob?

—Buena idea, iré a con el tío Jacob —salió corriendo el niño.

—Jajaja qué traviesa, Jacob de seguro le dirá la cruel verdad... pero se le pasará de seguro la próxima semana, dice que quiere ser astronauta.

—Qué grande es su familia —dijo Sasha.

—También es tuya, criatura, quizá eres la segunda de la familia que no sea Martínez.

—Pero es Ferrero, doña Cecilia —dijo mi abuelo materna Luis.

—Él es mi Consuegro Luis y tu abuelo materna... llegas tarde Luis.

—Tráfico aéreo... —dijo y fue directo a Sasha—, mírate, eres puro Ferrero igualita a tu madre.

La tomó por los hombros y buscó en sus manos y sonrió.

—¡Abuelo! —llegó corriendo una adolescente y se llevó arrastrando a los dos ancianos—, ya vamos a empezar.

Sasha al mirar que todos se juntaban hizo lo mismo. Jacob fue el último en unirse, ya que su intención era ir directo a Sasha.

—¿Qué tal la familia?

—Es interesante —dijo con una sonrisa.

—Sí, no vuelvas a mandar a Daniel conmigo.

—¿Te hizo muchas preguntas?

—No alcanzó, pero lo conozco además de que para la próxima semana querrá ser sheriff.

—Es un niño, yo de niña quería ser muchas cosas también.

—¿Aparte de chef y enfermera?

—No eres gracioso, además nunca quise ser enfermera... ¿por qué cambiaste de soldado a empresario?

—No es muy diferente mi empleo actual, doy órdenes y las obedecen —dijo encogiéndose de hombros.

—O sea que eres mandón por naturaleza.

—Se podría decir que sí.

Llegaron a una mesa donde había comida de todo tipo desde lo más extravagante hasta lo más humilde, cada quien tomó un plato, se sirvió lo que quería y se fueron a sentar a una mesa, todos comieron y rieron juntos, también me recordaban, era una atmósfera tan cálida que Sasha creía que estaba en un sueño, la comida duró como dos horas ya que se la estaban pasando muy bien, o eso parecía, porque Lola no estaba feliz de que Sasha estuviera allí y mucho menos al lado de Jacob.

—Ok familia, ya es hora de la tradición de buscar huevos —dijo el abuelo y la abuela hizo señas a los empleados, los cuales entregaron las canastas—, ya saben las reglas, buscar y recolectar hasta el final, y no rompan sus huevos y tampoco hacer trampa, Jacob... casi lo olvido, Sasha, como es tu primera vez, debes saber que no sólo hay confeti o harina cada huevo, lleva un premio o un castigo.

—Dependiendo de la persona que te toque —dijo la tía Guadalupe dándole un beso a su esposo.

Sasha asintió:

—Ya dicho hay que buscar los huevos.

Todos se levantaron y empezaron a buscar los huevos por todo el jardín. Jacob miró que uno de los mayordomos miraba de reojo un arbusto, miró apenas el color de huevo y se acercó a Sasha:

—En los arbustos hay uno bueno, corre antes de que te lo ganen.

—¿Estás haciendo trampa?

—No, sólo lo miré y veo que llevas poquitos, pero si no lo quieres... —Sasha lo interrumpió antes de que terminara.

—No, sí lo quiero —y salió corriendo a los arbustos. Jacob sonrió al verla, era como una Caperucita blanca que corría con la canasta a un lado para evitar que no topara con su cuerpo, volteó para buscar más huevos o más bien poner atención a los mayordomos a donde miraban, y si se emocionaban al ver que estaban cerca de algún huevo y no lo encontraban, esa era la trampa de Jacob.

Sasha llegó al arbusto, se quitó el saco al darle calor, el sol estaba fuerte y el ejercicio hacía que todos se quitaran el abrigo. Sasha dejó el saco sobre el arbusto y la canasta abajo, ya que ella se agachó y buscó el huevo llevándose la sorpresa que eran tres y uno color oro.

—¡Que buena suerte, son tres!

Colocó los huevos en la canasta sin mirar, buscó más pero sólo eran esos, al salir del arbusto se alisó el vestido y miró si no se había roto, al voltear alrededor miró que Joel y Orlando subían a los árboles, siguió buscando cuando miró a Ramón que estaba de pie y le había señas con los ojos apuntando un Rosal.

—¿Aquí? —Sasha buscó y encontró un enorme huevo, era como tres veces de los otros, ya que le abarcaba por completo la palma.

Al voltear Ramón ya no estaba, pero miró que se acercaba hacia ella Lola. En cuanto estuvieron frente a frente, Lola le dio una bofetada a Sasha, aunque no fue tan fuerte, Sasha se cubrió con su mano la mejilla.

—Nadie te quiere aquí, si hubieras aparecido antes, Samantha estaría viva, eres la desgracia de la familia, deberías hacernos el favor de irte.

Las palabras siempre duelen más que un golpe, y para Sasha cada palabra de Lola era una daga que atravesaba su corazón, por lo que de inmediato se le llenaron de lágrimas los ojos. Sasha no quería llorar frente a Lola, por lo que salió casi corriendo y entró a la casa, se sentía desolada como si todos fingieran quererla, nunca había sentido tanta tristeza por ser rechazada, quería irse pero no quería terminar su diversión, por lo que buscó un lugar donde llorar.

En el jardín, Jacob había llenado su cansada, pero aún quería seguir encontrando los escondites y romper su propio récord, por lo que empezó a buscar a Sasha, no hacía mucho la había visto cerca de los rosales, se topó a Ramón:

—¿Has visto a Sasha?

—No, desde que la dejé junto a los rosales, señor.

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