La Nueva Esposa de mi Marido (COMPLETA) romance Capítulo 64

Cuando José levantó la bata para poner el gel en el vientre de Elisa, miró hematomas por el vientre, al mirar a Elisa esta volteó a otro lado, ella misma se los había causado por la frustración y quería perder al bebé, José sintió una puñalada en el corazón, porque estos son estragos de lo que él mismo causó, se acercó y besó cada hematoma.

—Soy horrible por dañarte tanto emocionalmente, pero recompensaré ese dolor, te lo prometo, Elisa.

Unas lágrimas salieron de los ojos de Elisa y se las limpió, cuando José puso el gel frío, sintió una punzada de dolor en la piel, y después cuando José empezó a buscar al bebé, Elisa no dijo nada, pero miró el monitor, ella no miraba nada pero José...

—Aquí está todo, parece estar bien...

Luego se quedó callado muy pensativo y Elisa se angustió:

—¿Algo está mal?

—No, pero parece que no es uno sino dos, pero esperaremos al siguiente mes para estar más seguro, todo está bien con el o los bebés, ahora hay que ver cómo está la mamá la cual me gustaría que se mudara conmigo desde hoy, así supervisar que coma bien y procurarle sus antojos nocturnos o de día, ¿has tenido antojos? —Elisa negó con la cabeza, la verdad era que sí tenía pero ella no les hacía caso—, ¿segura?

Ella asiente no muy convencida.

—¿Segura segura? —la insistencia de José la hizo negar con la cabeza y José da un suspiro—, ahora tienes alguno.

Elisa negó y luego asintió.

—¿Qué es lo que se te antoja?

—Fresas con crema y encima helado de nuez —dijo Elisa con una tímida voz, José sonrió y también se sentía mal, porque aunque Elisa aceptó su propuesta, ella parecía que habían perdido su chispa y él era el único culpable, incluso parecían dos extraños.

—Le pediré a un amigo que los mande directo a mi oficina, llegará en cuanto terminemos tus estudios.

Elisa asintió, José dio un suspiro, esto parecía la ley del hielo y Elisa no le hablaría a menos que fuera necesario, le mandó un mensaje a su amigo dueño de la heladería, y después continuó con los exámenes de sangre de Elisa y otros más, cuando terminó, ambos fueron a su oficina donde una asistente dejó una caja, de ahí sacó un vaso con fresas naturales y crema y unas fresas con crema congeladas, después un vaso con tres bolas de nieve sabor nuez.

—No me dijiste de cuáles querías, así que pedí de las dos, ¿en cuál pongo la nieve?

Elisa miró las dos fresas con crema y no supo cuál escoger:

—¿Puedo comer de las dos?

—Son todas tuyas, preciosa —José colocó a cada uno una bola de nieve y él se quedó con la tercera, al comerla miró cómo Elisa disfrutaba al comer, cada gesto de ella le parecía tan hermoso y se arrepentía de hacerle daño—. Hablaré con tu familia para que te quedes en mi casa, sé que preferirían algo más tradicional, pero quiero cuidarte desde ya, yo me encargaré de ti, así que aún podrás seguir ayudando a tu familia como lo has estado haciendo.

Elisa dejó de comer, miró a José:

—¿Podríamos esperar unos días?

—¿Y si tienes un antojo en la madrugada en esos días? no podrás aguantarte —Elisa bajó la mirada—, Elisa, te juro que no te tocaré, sabes que hay una habitación extra en mi departamento, así que no compartiremos habitación, y para cuando nazca el bebé ya tendré una casa lista.

Elisa lo miró y vio sinceridad en sus ojos, pero también le recordaron el último día que fue cariñoso con ella, se preguntaba si fingía sólo para darle un hijo a Carlos, y sus ojos se llenaron de lágrimas al imaginar que lo que hablaba era para otra persona y ella sólo era recipiente que llevaba un bebé para alguien más, José miró cómo se le llenaban de lágrimas los ojos a Elisa y cuando rodaron por sus mejillas, acercó su mano para limpiarlas, pero Elisa se volteó evitando el toque de José.

—Lo siento, ¿no te gusta la idea de la casa? —le entregó un pañuelo y Elisa lo tomó y limpió sus lágrimas.

—Quiero ir a casa —dijo Elisa dejando las fresas con crema a un lado, esta acción dejó a José triste, porque al parecer hablar a futuro le quitó el apetito a Elisa.

—Claro, te llevo, pero llévate tus fresas con crema, o podría comerte la panza si no las comes.

—Es mentira y ya se me quitaron las ganas de comerlas, quiero ir a casa.

José dio un suspiro y al final terminó tirando las fresas con crema, llevó a Elisa a su casa, le abrió la puerta cuando Elisa salió, José sacó una cajita de la guantera. Elisa ya había caminado cuando José la alcanzó, la puerta se abrió, cuando Elisa miró a su madre, sonrió, la mujer se preocupó porque Elisa llegaba temprano ese día, José habló con la mujer sobre que quería casarse con Elisa, ella sonrió y José le explicó que Elisa tenía anemia, y aunque quería esperar para casarse, ahora quería cuidar de ella en su casa y que ya habían ido al registro Civil para hacer una cita, entregó el anillo de compromiso a Elisa, era un corazón con un diamante rosa justo como el que Darien le entrega a Serena en sailor moon. Elisa le había contado y cuando lo miró, pensó que José sí que le ponía atención, pero ahora ese anillo en su dedo no significaba nada para ella.

Sasha había entrado a la oficina de Jacob y lo miró muy entretenido en el trabajo, así que lo miró, pero él ya sabía que su esposa estaba allí.

—Pensé que tendría que recogerte.

—Sucedió algo y José llegó, al final Elisa se fue con él... amor, tú no le dijiste ¿verdad?

Jacob dejó de escribir y miró a Sasha:

—No le dije dónde la encontraría, sólo que tendría una cita con el médico por rutina, te mirabas tan triste que no pude quedarme sin hacer nada.

—No debiste, pero gracias, lo que no sé es ¿cómo dio con nosotras?

—Quizá Orlando, o por localización de GPS.

—Seré tía —dijo Sasha en un tono de alegría fingida y Jacob se acercó a ella y la abrazó.

—¿Por qué estás más deprimida?

—Porque me da pena verlos, sé que ellos se aman, pero gracias a las estupideces de José no creo que Elisa termine bien, quizá hasta llegue a deprimirse.

—Lo siento, sólo quería ayudarte.... ¿qué tal si vemos los preparativos de nuestra boda?

—Ok, pero primero tengo que volver a empezar a bordar...

—¿Crees que nos podamos casar para San Valentín?

Sasha se empezó a reír:

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