La Nueva Esposa de mi Marido (COMPLETA) romance Capítulo 26

Cuando los dos llegaron a la sala, la mayoría ya se habían ido a trabajar, así que se despidieron de los que aún estaban en la casa.

—Tío Jacob, como ya te lavaste los dientes, dale un beso a Sasha —le dijo Alicia la niña que ya les había dicho antes sobre el beso. Jacob la miró.

—Ya le di uno pilinguija.

Alicia hizo puchero, viendo que Jacob parecía no tan serio como siempre:

—Pero yo no vi, ni los demás.

—Vamos, hijo, dale gusto a la niña —dijo la abuela.

Jacob miró a Sasha y se acercó a ella, le dio un beso rápido de pico, ya que no quería un sermón, Sasha dio un paso atrás después de recibir el beso.

—Tío Jacob, así besa papá a mamá cuando se despide, y tú no te estás despidiendo de Sasha, se hicieron novios, y en la televisión se dan besos más románticos.

—Ya tenemos que irnos, Alicia, se nos hace tarde —dijo Sasha queriendo sacarse de otro beso, no es que no le gustara recibirlos, pero ella podía sentir que eran obligados.

—Sasha, por favor por favor, sólo uno más, o es que tío Jacob ¿no besa bien?

Alicia con su inocencia había picado el orgullo de Jacob, no dejaría que nadie dijera que era un mal besador y menos su novia actual, así que sin que nadie se lo esperara, en un solo movimiento dio un paso, tomó a Sasha por la nuca y estampó sus labios con los de ella, fue demandante al mover sus labios pero sin llegar a ser brusco, ya que no era un beso lleno de lujuria, podía verse apasionado pero sin llegar a ser obsceno para quienes los miraban.

Sasha intentó seguir el demandante beso, pero como la había tomado por sorpresa y le era difícil poder tomar aire, llevó sus manos al pecho de Jacob y este la abrazó cuando trató de apartarlo, ambos sintieron una corriente de placer a través de su cuerpo con sólo un beso, sin embargo Sasha siguió tratando de apartarlo, al darse cuenta Jacob acortó el beso, Sasha tomó una bocanada de aire como si fuera un suspiro y siguió tomando aire por la nariz apresurada.

Alicia estaba con la boca abierta y entusiasmada:

—Wow ha sido el mejor beso que he visto.

—No tenemos que ir —dijo frío Jacob y tomó la mano de Sasha que aún estaba aturdida por el beso, aún así lo siguió.

—¡Ese hijo mío! siempre hace su voluntad.

—No siempre, suegra —dijo mamá mirando hacia la puerta, tenía la esperanza que Sasha pudiera romper el esquema de Jacob.

Sasha miraba a Jacob al ir un paso atrás, ya que Jacob caminaba rápido:

—¿Por qué lo hiciste?

—¿Qué cosa? —le respondió Jacob con otra pregunta.

—Las dos cosas, ¿por qué pediste ser mi novio? y ¿por qué me besaste? —dijo Sasha agitada por intentar seguirle el paso, ya que Jacob aún la llevaba de la mano.

—La primera fue para que no te sintieras avergonzada si nos veían dormir juntos o salir de mi habitación, ya que no me gusta la tuya, y lo otro, bueno, ¿qué novio no besa a su novia?

—Buen día, señorita, señor.

—Buenos días Sánchez.

—Buen día Sánchez.

Dijeron al mismo tiempo. Sánchez ya les tenía la puerta abierta, Sasha entró y enseguida Jacob:

—Pero esos novios se quieren, y tú no me quieres a mí.

—Me preocupo por ti, debe de contar, y tú me quieres, así que no veo el problema.

—Te quiero, pero no quiere decir que me gustas —apenas terminó la frase cuando Sasha se tapó la boca, estaba tan enojada por sus respuestas que no pudo evitar decirlo.

—Como digas.

—Esta noche duermes sólo, Jacob.

—Y como se supone qué suceda, en cuanto te duermas, te llevaré a mi cama.

—Pediré asilo en casa de mamá.

Jacob se rió entre dientes. A Sánchez le parecía graciosa Sasha y extraña la conversación entre los dos, ya que él tenía entendido que no eran pareja.

—¿Y qué excusa pondrás?.... Sánchez, a casa, tenemos que ir por unos papeles.

—Menudo militar —refunfuñó Sasha.

—Deberíamos de casarnos.

Sasha se pegó a la puerta en cuanto escuchó lo que dijo Jacob:

—¿Estas borracho o drogado?

—Ninguna, sólo piénsalo.

—No quiero —dijo tajante.

—¿Por qué? dame una razón lógica dejando de lado lo emocional, ya que la convivencia entre dos personas puede conllevar a esa parte.

Sasha se quedó sin argumentos, cosa que buscaba Jacob, lo que no esperaba era que Sasha pudiera encontrar algo.

—No sé mucho de ti, quizá tú de mí sí, porque me investigaste, pero yo no sé nada de ti, soldado.

—¿Sabías que me agradan las mujeres inteligentes? y sobre todo las que no usan su cuerpo como un anzuelo, sé que Sam te dijo muchas cosas sobre mí, sobre todo lo que me gusta y no, así que te instruyó para ser la novia perfecta para mí, pero a veces la instrucción no es suficiente, tienes carácter cuando quieres usarlo y ahora lo usas, así que te daré un premio. Soy hijo de la familia Martínez, esto quizá lo sospechaste, pero no llevo el apellido, ese lo adopté cuando me casé con Sam.

Sasha permaneció en silencio procesando lo que le decía, estaba segura de que quizá él era adoptado o era alguien fuera de del matrimonio, pero al pensar en que adoptó el apellido al casarse, no sabía cómo hasta que pensó que quizá cambió a su favor la ley y él ahora podía tomar el apellido de su esposa como suyo.

— Si realmente eres lista, sabrás más de mí, y es Meier...

—Señor, llegamos —interrumpió Sánchez.

—Bien, vamos, trae contigo tus papeles y sobre todo lo que te haya dado tu padre.

Sasha no entendía porqué debía llevarse cosas que le diera su padre, así que cuando bajaron, no evitó preguntar:

—¿Por qué debo traer las cosas que me dio papá?

—Así como tu sangre tiene un seguro que nadie puede tocarla o saber sobre la dueña de la sangre, estoy seguro que se aseguró de que realmente fueras tú quien tuviera acceso a tu propia cuenta.

—¡Wo, eres muy listo!

—Más que tu sí, te espero en la sala.

Jacob dejó a Sasha y fue al estudio. Sasha subió las escaleras para ir a su habitación, sacó la carpeta con todos sus documentos, también puso en la bolsa que le regaló mamá el celular, la tarjeta y su cartera, salió corriendo, bajó de igual manera las escaleras y en cuanto llegó frente a Jacob, este le extendió la mano y Sasha le entregó sus documentos, Jacob los revisó.

—Dime una cosa, ¿cómo saliste con tus documentos de esa casa?

—Nunca estaban allí, siempre los tenía en casa de José.

—¿Órdenes de tu padre?

Sasha miró a Jacob:

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