La Nueva Esposa de mi Marido (COMPLETA) romance Capítulo 30

—¡Maldición! maldición, como se atrevieron a dejarnos en ridículo —Nancy tiró la copa que llevaba sobre la pared.

—Ya nos vengaremos mamá, y de una u otra forma haremos que Sasha nos dé sus acciones.

—No sé, no sólo quiero las acciones, hija, quiero hacer sufrir a Sara a través de Sasha.

Nancy está enojada no sólo por la empresa, sino porque ahora vivía en un hotel y tenía que esperar para comprar su propia casa, no sólo eso, la persona que siguió a Jacob no pudo seguirlo al salir de la empresa, dado que en una avenida se le perdió el auto al aparecer más autos iguales.

—Hay que vigilar a José, de seguro se tendrán que ver, ella lo quiere mucho.

Las dos mujeres empezaron a trazar un plan para obtener el paradero de Sasha y no sólo eso.

Habían pasado nueve días y el calor era cada vez más, y las noches eran más cálidas, por lo que Sasha empezaba a sudar con la pijama y sobre todo el calor de Jacob sin que ya se había hecho a la idea de que Jacob no la dejaría ir de la habitación por sí mismo, esa había sido una noche calurosa y Sasha ya no aguantaba más el calor, tenía que hablar con Jacob sobre eso, así que cuando despertó, tenía la intención de hablar con él.

—Sasha múdate por completo a esta habitación —dijo Jacob mientras se aferraba más a Sasha, quien se había movido para levantarse e irse a su habitación y darse una ducha. Sasha se quedó quieta, ya que ella le iba a pedir privacidad, dio un suspiro.

—Jacob, ya hace calor.

—¿Y?

—Yo no uso este tipo de pijamas en verano —al aflojar Jacob el agarre de Sasha, esta aprovechó la oportunidad, se puso boca arriba y se medio sentó en la cama, miró a Jacob seria—, me da pena que me miren con ellas puestas y podría a hacerte ideas erróneas de mí.

Jacob se rió un poco:

—¿Qué ideas podría hacerme sobre una mujer que duerme conmigo y sobre todo es mi novia?

—Se podría decir que soy una novia nominal.

—No para los demás, además no dejaré de mirarte igual, así te pongas un babydol transparente —aunque lo dijo Jacob, no quería imaginarse a Sasha así, ya que en estos nueve días ha experimentado la ansiedad de ver marcharse a Sasha a su habitación cada mañana, incluso el día anterior se fía a asomar, ya que pensaba que se iría sin decir nada.

—Jacob, desde el accidente actúas raro, o me dices o no me mudo de aquí y me voy a mi habitación.

—Sabes que sólo durará hasta que te quedes dormida, quiero ver tus cosas en la noche aquí —dijo Jacob y se levantó. Sasha se cruzó de manos.

—¿Y si no?

—Jajaja, te ves tierna haciéndote la todo poderosa —dijo Jacob antes de meterse al baño.

Sasha le sacó la lengua cuando cerró la puerta, se levantó de la cama, fue hacia su habitación, al llegar al closet sacó un vestido corte princesa mangas caídas en color rosa pastel y todo lo necesario a juego, al salir se secó el cabello, después se hizo dos torcidos simulando una media cola, el cabello lo dejó natural con esas ondas rebeldes en las puntas, bajó a la cocina como siempre, pero hoy Jacob no estaba.

—Naomi, Jacob ya se marchó.

—No ha venido a la cocina aún, y tampoco he escuchado la puerta.

—Mm ya veo, bueno esperemos y aún siga aquí... hoy se ve realmente delicioso el desayuno.

Naomi miró a Sasha y bajó su vista hacia el vientre de Sasha, ya que sabía que Sasha no dormía en su habitación, han sido contadas las veces que encontró la cama deshecho, y no entendía porqué tenía las cosas en otra habitación.

—Pero es el mismo que hago cada tercer día.

—Al parecer hoy la señorita amaneció con apetito —dijo Jacob en la puerta de la cocina.

—Solo un poco, no es gran cosa —dijo Sasha un en un tono enojada.

Naomi pensó que Sasha estaba embarazada, para su criterio era demasiado pronto y pensó que quizá por eso Sasha estaba hoy enojada con Jacob, bien alejada de la realidad.

—Coma señorita, no debe dejar pasar el desayuno.

—Eso jamás, a menos de que este enferma del estómago nunca lo dejaré pasar —si las palabras de Sasha hicieron que estuviera más segura.

Ambos se sentaron a desayunar y Naomi pensó que debía decir lo que pensaba sobre tener sus cosas en dos habitaciones:

—Señorita, ¿por qué no cambias tus cosas a la habitación del señor?, después de todo un bebé debe nacer en un hogar medio normal.

Sasha escupió la leche que estaba bebiendo, Jacob hizo casi lo mismo sólo que dentro de la raza de café, Sasha se limpió con la servilleta y la mesa también.

—Naomi, la señorita no está embarazada y no podría estarlo —dijo Jacob al ver que Sasha no decía nada y estaba roja de vergüenza.

—No, yo pensé... aún así no es normal que una pareja tenga sus cosas en dos dormitorios.

—Me gusta tener mi propio baño privado —dijo Sasha mirando a un lado.

Jacob por su parte no dijo nada, ya que esto quizá pondría a Sasha en aprietos y al final decidiera cambiar su closet al suyo.

El desayuno terminó un tanto incómodo para Sasha, aún así siguió a Jacob al trabajo como cada mañana que podía. Jacob no dijo nada y le recordó algo a Sasha:

—Hoy ya son diez días, espero mi obsequio a más tardar esta noche.

Sasha no dijo nada, ya que aún no encontraba qué regalarle a Jacob, no dijo nada, sólo asintió. Jacob sonrió, porque Sasha era tan transparente una vez que te aprendas sus gestos, y sobre todo sus silencios, un silencio de culpabilidad como el de ahora, bueno los ojos se le dilatan un poco, se pone nerviosa y suspira, cuando es un silencio de enojo o disgusto, Sasha no dice nada ni hace nada, es como si te declarara la ley del hielo, pero si le hablas, responde bastante normal.

—No lo olvidaste o ¿sí? —preguntó Jacob.

—No, no lo olvidé... yo... se nos hace tarde —Sasha se puso de pie nerviosa y se fue de la cocina.

—Qué niña... Naomi, hoy no envíe la comida, ya que saldremos a comer fuera —le dijo Jacob a Naomi quien se asomó para ver si necesitaban algo, ella asintió y Jacob se puso de pie.

Sasha ya lo esperaba en la puerta, ambos salieron de la casa juntos. Sánchez y Benítez ya se habían acostumbrado en nueve días a esta extraña relación que tenían, a veces llegaba discutiendo Sasha y luego cambiaba la táctica a súplicas para salir, y la mayoría eran una pareja, sería.

—¿Jacob?

—¿Sí?

Sasha demoró un instante en formular la pregunta:

—El obsequio no tiene que ser precisamente con valor monetario ¿verdad?

—No necesariamente.... ¿Por qué me preguntas eso ahora?

—Solo... sólo curiosidad —dijo nerviosa.

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