La Nueva Esposa de mi Marido (COMPLETA) romance Capítulo 31

—¿Una cita?

Sasha había visto el cambio en Jacob, aún así no dejaría su idea así de fácil, así que explicaría sus razones:

—Sí, una cita.. escucha, quizá sepa tus gustos en ropa y otras cosas, pero una cita es darte o más bien obsequiarte mi tiempo, haremos cosas divertidas para ti, ¿ok?

Jacob se quedó pensando por un momento, realmente quería decirle que no a Sasha, pero verla animada con su idea y cómo la desglosó para él:

—Bien, pero debo divertirme.

Sasha sonrió alegre:

—Ok ok, pero primero déjame ponerte más casual —dijo Sasha y se acercó a Jacob, le quitó la corbata, después desabrochó dos botones de la camina y miró una cadena.

—¿Qué es esto? —preguntó Sasha y agarró la cadena, pero apenas la tomó, Jacob le agarró la mano.

—Déjalo donde está —dijo Jacob. Sasha soltó la cadena para que Jacob le soltara la mano.

—Ok, no volveré a tocarla, ya estás listo, nos vamos.

Ambos salieron del restaurante. Sánchez no podía creer que su jefe no llevará corbata y más aún dos botones desabrochados, ambos entraron al auto y esperaron a Sánchez y Benítez.

—¿Señor, a dónde los llevamos?

—Hoy decide la señorita —dijo Jacob y Sasha miró a Sánchez y Benítez:

—Vamos al centro comercial, ahí miré que hay billar, no soy una jugadora profesional, pero te daré un buen juego.

O eso esperó.

Se llenó de ánimo a sí misma.

Jacob sólo asintió, aunque había dicho que Sasha decidía, él tenía la última palabra, así que Sánchez condujo hasta el centro comercial.

—Quítate el saco, te verás mejor sin él.

Jacob obedeció y Sasha miró como se le marcaba la camisa.

—Mírate, general, tienes buen cuerpo —dijo admirando el cuerpo de Jacob y le pellizcó un brazo—, duros, no te he visto hacer ejercicio y aún así.

—Solo es poco tiempo el que no he hecho ejercicio, dormimos juntos y no habías notado nada.

—No me paso checándote —dijo desviando la mirada.

—Creo que no tienes mucho tiempo, ya que sales corriendo en cuanto te suelto.

—Déjame... —se quejó Sasha, ya que era lo único que le quedaba, lo que divirtió a Jacob.

Minutos después entraban al centro comercial. Sasha indicó la entrada cercana a la zona de juegos donde estaban las mesas de billar. Sasha fue a pagar y por las bolas del billar para que se las dieran. Jacob la observó, el vestido no iba acorde con el lugar, ya que ella parecía una chica sacada de su entorno, no había mucha gente, pero notó que algunos la miraron cuando estaba acomodando las bolas dejando bien centrado el triángulo.

—Ok está listo, ¿vas primero?

—Por favor, primero las damas.

Sasha asintió y tomó su taco para darle a las bolas, se inclinó un poco y Jacob se relajó las mangas de la camisa, se escuchó el golpe de las bolas. Sasha esperó a que terminaran de caer y fueron dos lisas:

—Te tocan las rayadas.

—Muy bien, continúa —Jacob estaba aparentemente relajado, pero le entrecerraba los ojos a todos al mirar que le miraban el trasero a Sasha cada que se inclinaba ella, que en total fueron tres más llevaba cinco Sasha.

—Genial, veamos qué tiene general —dijo Sasha, y Jacob como su taco, en el primer tiro metió tres, Sasha aplaudió—, impresionante.

Jacob sonrió. Sasha sacó su celular y le tomó fotos mientras tiraba, hasta que se dio cuenta que Jacob metió todas las bolas que le tocaban y sólo quedaba la bola negra y Jacob la señaló:

—Una L ¿verdad?

Sasha asintió y Jacob dio el último tiro formando una L antes de entrar en el hoyo.

—Presumido.. tenía que... agh ¿otro?

—No, nos vamos de este lugar —dijo Jacob y se iba a bajar las mangas.

—No, no te las bajes, te miras bien... vámonos entonces.

«Rayos y yo que creí que estaríamos un rato más... me hubiera tomado una foto antes»

Sasha lloraba en su interior mientras caminaban fuera del área de juegos. Sasha estaba un poco ansiosa:

—¿Te divertiste aunque sea un poco?

—Se podría decir.

Sasha caminó un paso atrás de Jacob, miró a una tienda departamental y dio un suspiro, ya que Jacob no le había dicho ni sí ni no:

—Jacob ¿qué somos?

Jacob se paró y volteó a verla:

—No es ocio, una pareja de novios.

Sasha no avanzó:

—¿Novios novios? o ¿novios de palabra?

—¿No deberías de tener ya una idea?

Jacob le tomó la mano para que avanzara.

—Sí, pero mi idea no podría ser la misma a la que tú tienes.... es que los novios reales se besan y... —se quedó con la palabra en la boca cuando Jacob se volteó y le tomó la barbilla—. ¿Quieres que te bese?

Una sola pregunta hizo que el corazón de Sasha se volviera loco y llenara de hormonas su cuerpo:

—No es eso, sólo quiero saber... además los novios de verdad no se piden permiso para besarse.

—¿Me estás dando permiso de besarte cuando quiera?

—¿Somos novios de verdad?

Jacob terminó acorralado dudo en responder pero al final:

—Sí.

Felicidad era lo que ahora sentía Sasha al saber que no era sólo de nombre el noviazgo.

—Puedes cuando quieras —dijo Sasha y Jacob sonrió, no es que fuera anticuado, pero no quería obtener una bofetada de Sasha.

—No lo olvides cuando lo hagas —dijo y se separó de Sasha quien se quedó con la felicidad de un beso aunque fuera pequeño—, ¿ahora a dónde?

—Vamos por un capuccino, creo.

Jacob se rió:

—No sabes a donde ir.

—Es tu culpa por ganar tan rápido, vamos por el café y luego vamos a otro lugar.

Sasha empezó a caminar. Jacob le tomó la mano, fueron al área de helados, Sasha pidió su capuccino y Jacob pagó antes que ella, y salieron a caminar por el pasillo. Jacob le daba tiempo para que pensara Sasha, también disfrutaba de una caminata tan casual. Sasha por otro lado no sabía más que hacer y luego los cielos la ayudaron con una idea, ya que miró una pistola de pintura.

—¿Qué tal ir a un lugar donde se usan esas? —le dijo Sasha a Jacob señalando la pistola.

—Imposible, demasiada gente sin identificar.

Si era un “no” rotundo de Jacob, Sasha hizo puchero, mordió el popote (pajilla) y luego se le ocurrió una idea:

—Y el campo de entrenamiento, ¿no está libre hoy?

—Sí, lo está, ¿acaso quieres que te llene de pintura?

—No abuses, además podemos invitar a alguien más.

Jacob tomó aire:

—Bien, es más, tengo una idea.

Jacob empezó a caminar hacia la salida aunque alguien los miró desde el segundo piso. Jaime que iba con Berenice miró a Sasha con Jacob salir del centro comercial.

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